Retirado de la Revolución, Villa compró la hacienda de Canutillo, donde construyó una escuela y luego su casa, para dedicarse a la vida campirana. Cumplidor de su palabra, no se metió en temas políticos durante el mandato de Obregón y fue fiel emisario y vigilante de su gobierno; sin embargo, Obregón y Calles no se portaron a la altura y, al final, lo traicionaron. Texto: Mario Alberto Trillo Corral
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