Los bosques no tienen quién los proteja en nuestro país. Tanto al Reglamento de Bosques de 1894, hasta la Ley Forestal de 1926 y sus actualizaciones les ha faltado severidad y cumplimiento. Con ello se ha buscado “la conservación perpetua de los recursos forestales”, pero la realidad es que nada detiene la tala clandestina
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