Chiapas es víctima de la violencia entre los cárteles. Y aunque Palenque está vigilado por el Ejército y la Guardia Nacional, las visitas han descendido.

Varios marcan a mi celular, pero no hay respuesta. “¿Recuerda el número de la unidad?”, me pregunta uno de ellos. “¡Sí, es el 80!” Y me apura: “¡Súbase, ese taxi es del sitio Santo Domingo, la llevo...”

Lo que vi: decenas de trabajadores en plena acción a pesar de los sellos de suspensión y clausura. Levantan la obra a unos metros de la playa donde ya escasea la arena y abunda el sargazo. Alguien detecta las cámaras, hace una llamada telefónica y los albañiles se retiran

Los espectadores (vi desde bebés y estudiantes hasta gente muy mayor) pueden sentarse, acostarse o recorrer el espacio y experimentar cómo la obra les envuelve porque está en el techo, el suelo y los muros del cuarto convertidos en pantallas.