El motocarro rojo con una enorme canastilla detrás avanza por Cerro Hermoso, Oaxaca. Judith Dillanes conduce por la avenida principal y recorre pequeñas veredas para recoger los residuos de la gente. Algunas mujeres escuchan el motocarro a lo lejos y ya la esperan en la puerta con el PET que generaron durante la semana, mientras que un hombre desde la azotea le avienta desde botellas de refresco, galones donde antes había detergente, hasta envases de champú. Marlon se baja del vehículo para recoger las botellas que cayeron regadas por la calle.
Hace cuatro años, Judith inició con limpiezas en las playas de Cerro Hermoso, la comunidad en la que vive. Durante el proyecto de aseo en el Parque Nacional Lagunas de Chacahua inició un grupo de reciclaje con Camilo Morga y Rosalba de Jesús Ortíz, recogían las botellas, envolturas y sandalias que se encontraban en la playa. A pesar de la presencia de cocodrilos el equipo acudía a los manglares para retirar la basura que llegaba. Unos años después, han logrado crear su propio proyecto e impactar en sus comunidades vecinas.
De la mano de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), el grupo que formaron los recolectores de oficio limpió 30 hectáreas. “Empezamos desde estas playas hasta la boca del Río Grande, que desemboca en el mar; ese cuerpo de agua lleva mucho PET”, recuerda Judith, de 47 años. De acuerdo con la organización Greenpeace, el 86% de las tortugas marinas tienen plástico en su cuerpo, mientras que el 100% de las especies marinas están en riesgo de intoxicación, asfixia o inanición a causa de los plásticos.
Lee también: Bebidas de Oaxaca, el libro que celebra la diversidad de la región

Para llegar a las lagunas el equipo se transportaba en una canoa, con ayuda de una gran canasta con un palo recogían la basura que flotaba. “En ese lugar hay cocodrilos, puedes ver hasta 30 o 40 reptiles asoleándose y nos daban grandes sustos, una vez íbamos caminando, porque a veces recolectamos en la ribera donde terminan los mangles, mientras una compañera recogía los plásticos, se cayó del susto al ver pasar un cocodrilo a su lado. También hay arañas, alacranes, culebras, árboles que si tocas te salen ronchas en todo el cuerpo”, dice entre carcajadas la recicladora de oficio.
Aunque Judith Dillanes y Rosalba de Jesús Ortíz trataron de invitar a más personas para unirse al grupo de recolectores, no tuvieron una gran respuesta, pues “se dieron cuenta que no dejaba nada económicamente”, resalta Rosalba. Esto no fue suficiente para que desistieran. Dillanes notó que sin el trabajo que realizaban, la basura volvía a aparecer en las calles, playas, riberas y ríos. En México, cada día se generan 15 mil toneladas de plásticos, de los cuales el 80% llega a las playas y costas del país, de acuerdo con la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT).
Caminando, sin el equipo necesario y sólo con dos costalitos, Judith recorrió su localidad y pidió a sus vecinos entregar los plásticos que generaron, gritaba “no tiren la basura”. Al poco tiempo se le unió Rosalba, después Camilo y un par de vecinas más. En su lucha por la conservación del medio ambiente vivieron rechazos y comentarios como “mugrosas” o “pepenadoras”; les aventaban diversos objetos. Pero no se rindieron, con ayuda de la organización ambiental sin fines de lucro, SiKanda, crearon una ruta de recolección y les proporcionó un motocarro para facilitar el traslado de los recursos recolectados.
Lee también: Desde balaceras hasta bloqueos carreteros, la ciudad de Oaxaca vive jornada de caos

A causa de la discriminación de la que fue víctima, Rosalba sentía pena por ser recicladora, pero sus hijos de 14 y nueve años la impulsaron a seguir. Dos años después de iniciar con esa labor en su comunidad, junto con sus compañeros y compañeras ha logrado que sus vecinos y localidades cercanas separen sus residuos y se reduzcan los comentarios despectivos hacia su trabajo.
Llegar a ese punto de cambio en la sociedad no ha sido fácil, además de enfrentarse a la discriminación, los ingresos generados por el trabajo de reciclador o recolectora de oficio no permiten que puedan vivir dignamente, pues los salarios de las ventas del material son muy bajas y en la mayoría de las ocasiones se enfrentan a precios impuestos por los compradores.
Judith y los y las demás integrantes de su grupo destinan el jueves de cada semana para realizar las rutas en las comunidades de Zapolitano, Cerro Hermoso y Campamento Cerro Hermoso, pertenecientes al Municipio de Villa de Tututepec de Melchor Ocampo. En punto de las tres de la tarde se reúne con sus compañeros y compañeras para organizar la recolección y asignar las tareas que le corresponden a cada uno, como manejar el motocarro, recibir, clasificar o contabilizar los residuos, hacer limpieza del terreno donde guardan el material, entre otras cosas.
Lee también: Federación de estudiantes de Oaxaca anuncia protesta en Palacio Nacional por despojo de albergues

El motocarro sale de un pequeño lote al aire libre que se encuentra ocupado por algunos costales y pequeñas pilas de materiales sin clasificar o que no se pueden comercializar. Toca la bocina y el reciclador que conduce, lanza algunos gritos que alertan a los vecinos de su presencia. La persona que lo acompaña baja por el PET que los vecinos le proporcionan, en algunas ocasiones entra a las casas para tomar el material, lo lanza a la enorme canasta trasera del vehículo y continúa con la misión.
Una vez que la canasta está llena regresan al centro de acopio donde los y las demás recicladoras los esperan para iniciar con la clasificación del material. Los recuperadores dejan caer los residuos al suelo, acarrean tres costales enormes y separan lo que se puede vender de lo que no, los diversos plásticos, metales y vidrios, pesan el material y lo anotan en la bitácora. Al finalizar se lavan las manos con el agua que cargaron desde sus casas en botellas.
“Nosotros trabajamos de tres a seis de la tarde, a veces más o menos tiempo. Cada quien conoce sus tareas y cómo las hará. Tenemos bolsas para echar el plástico, pero no contamos con guantes ni zapatos u otro tipo de ropa para hacer las tareas, pues es una labor muy sucia”, describe la más joven de las recicladoras, Isabel de Jesús Ortíz, quien lleva poco más de un mes en el equipo.
Lee también: Implementan operativo de búsqueda de persona desaparecida tras enfrentamiento en Oaxaca

Tienen que esperar a reunir de 600 a mil kilos de material para poder llamar a un camión que se lo lleve, sin embargo, el comprador les paga el kilo de PET en tres pesos, por la falta de espacio y necesidad aceptan, obteniendo una ganancia de aproximadamente 330 pesos por persona. “Hay veces que el camión se lo lleva fiado, no lo paga inmediatamente, sino a la vuelta del viaje, a los ocho o 15 días. Si bien nos va, viene otra vez, se lleva el material que tenemos y nos paga”, lamenta Judith.
Tanto Judith como Camilo Morga coinciden en que si pudieran obtener más dinero de la venta de materiales o si el gobierno les proporcionara recursos para continuar con su labor, podrían dedicarle más tiempo de sus vidas al trabajo de recuperar los materiales reciclables. Pero lamentablemente no obtienen más que apoyo económico con el combustible de parte de la administración municipal.
Datos del gobierno de México señalan que durante el primer trimestre de 2025, las personas recolectoras de basura y material reciclaje ganaron en promedio 3 mil 74 pesos al mes, trabajando alrededor de 37.1 horas a la semana. Mientras que “la fuerza laboral se distribuyó en 78.8% hombres con un salario promedio de 4 mil 8 pesos y 21.2% mujeres con salario promedio de 2 mil 44 pesos.
Lee también: Confirman otro fallecimiento por dengue en Oaxaca; suman 153 casos

Por otro lado, el 26.1% de los trabajadores informales son mujeres y tienen un salario de 2 mil seis pesos mexicanos, frente al 73% de hombres en el sector informal con un salario de 3 mil 14 pesos. En Oaxaca la tasa de informalidad laboral es del 93.8%.
Para poder subsistir, Judith, Rosalba, Isabel, Camilo y los demás recicladores tienen diversos trabajos, los primeros cuatro son dueños de una ramada o restaurante a la orilla del mar, donde venden mariscos. Algunas de las mujeres también venden antojitos como plátanos fritos a los turistas que visitan las playas. Los hijos de Judith, Josue y Cleofas, también son responsables de campamentos tortugueros y mientras venden la experiencia de la liberación de las crías de las tortugas, concientizan sobre la importancia de la especie.
Para continuar con su convicción de proteger a la vida marina que la rodea, Judith ha tenido que buscar la manera de financiar su proyecto sin el apoyo del gobierno de su entidad. El grupo es consciente de que necesita más de un trabajo para sobrevivir, pero sus ganas de provocar un cambio los impulsa a seguir. “Es una labor ardua, cuando es mucho material debemos estar dos horas agachadas, cuando te levantas, te duele mucho la cintura y la espalda. Pero vale la pena cuando me doy cuenta que estamos provocando cambios”, menciona Dillanes.
Lee también: Pobladores de San Mateo del Mar, Oaxaca, llevan tres días bajo el agua; Océano Pacífico devora sus playas y viviendas

Del aislamientos a la creación de un movimiento: La Red Nacional de Recicladores y Recicladoras de México
Al igual que Judith, durante el primer trimestre de 2025, en México 148 mil personas trabajaron como recicladores de basura y material reciclable, de acuerdo con la Secretaría de Economía. Aún cuando no existe un sondeo de cuántos recolectores informales laboran en el país, poco a poco se han encontrado y agrupado en el Movimiento Nacional de Recicladores y Recicladoras en México.
Guillermo Schoning, técnico del Movimiento Nacional de Recicladores y coordinador de Democracia Ambiental en Práctica Laboratorio para la Democracia, calcula que en México alrededor de 135 mil personas se dedican a separar los residuos, “y no tienen ningún reconocimiento de las autoridades”, reflexiona.
Este movimiento motiva a que las y los recicladores tejan redes y se organicen en la búsqueda de reconocimiento de parte de las autoridades, derechos laborales, condiciones dignas de trabajo y cambiar los estigmas en torno a su labor. En él participan diversas agrupaciones y cooperativas de recuperadores de base en distintas zonas de México, pero la apuesta es convertirlo en movimiento nacional que llegue a todas las comunidades y estados del país.
Lee también: VIDEO Edil de Ixtaltepec, Oaxaca, se equivoca en Grito de Independencia y crea un nuevo héroe nacional

Para Judith formar parte de esta red tuvo un impacto importante en su vida, se dio cuenta de que las condiciones en la que laboran los recolectores varían dependiendo el lugar en el que trabajan, el estado en el que viven, el clima, si tienen o no transporte, sin embargo, la falta de equipo, reconocimiento, derechos laborales, bajos salarios y precios cambiantes de los productos son una problemática constante que se repite en la vida de cada uno de ellos.
“Nosotros somos recicladores domiciliados porque pasamos por las casas de la gente para pedir el material reciclable, recolectamos el plástico limpio, no el que está entre la basura, embarrado de grasa u otras cosas. Aprendí a valorar el trabajo que hacen los demás. Los recicladores de base van a los basureros, tienen que buscar los residuos entre olor fétido y grandes cantidades de basura”, comenta Judith.
María Lidia Godínez Valencia es recicladora desde hace 17 años, actualmente trabaja en el relleno sanitario de Dolores Hidalgo, Guanajuato. Cada día a las ocho de la mañana esperan la llegada del camión recolector, cuando éste se retira comienzan a separar los materiales útiles que se encuentran dentro de las bolsas.
Lee también: México ya no puede postergar el reciclaje de materiales en la construcción
Además de su trabajo como recuperadora de oficio, María Lidia también forma parte de la Secretaría del Movimiento Nacional de Recicladores, dentro de sus funciones está visitar rellenos sanitarios en los que laboran otros miembros de la red, entre lo que han observado es que los recuperadores de oficio no cuentan con seguro médico, no tienen los equipos necesarios, pues a los vertederos llegan desechos de clínicas, animales muertos, aguas residuales del municipio, entre otras cosas.
La secretaria recalca que las condiciones laborales de las recicladoras son todavía más vulnerables ya que en muchas ocasiones no cuentan ni siquiera con baños públicos cerca del lugar de trabajo dentro de los vertederos. “Cuando tienen su regla es muy incómoda, una tiene que ir al monte o atrás de los arbustos para poder satisfacer nuestras necesidades”, resalta.
En México 386 recicladores fueron capacitados por Latitud R, plataforma regional enfocada en el reciclaje inclusivo, de ese total el 54.66% eran mujeres, mientras que el de acuerdo con su informe “El poder del Reciclaje Inclusivo para una circularidad justa. 2021-2024”.
Lee también: Festival Internacional Santa Lucía 2025 llenará de arte y cultura a Nuevo León

32.9% fueron hombres.
Rosalba de Jesús Ortíz afirma que en su grupo de Cerro Hermoso la mayoría de las recuperadoras son mujeres jefas del hogar, por lo que en algunas ocasiones sus hijos las acompañan en esta árdua labor. “A veces cuando mis hijos salen temprano de la escuela vienen, me ayudan y se ponen a separar”, dice la mujer de 33 años.
Dentro del Movimiento Nacional de Recicladores y Recicladoras en México se han organizado talleres de equidad de género y derechos de las mujeres para impulsar a las integrantes. Para María Lidia el apoyo de Abel Balderas Ramírez, representante de la red, ha sido fundamental. “El apoyo que nos ha dado el compañero ha sido muy importante porque siempre nos ha tomado en cuenta por igual”, enfatiza.
Para alcanzar su objetivo han trabajado desde diferentes aristas, en materia de políticas públicas el objetivo principal es lograr el reconocimiento del trabajo de los recicladores a nivel nacional y municipal. “En este momento estamos trabajando en una propuesta para modificar la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos, con la que buscamos que se especifique a los recicladores de base como personas que llevan a cabo un trabajo en esta área”, comparte Guillermo Schoning, pero recuerda que es un trabajo que debe realizar el movimiento, sin embargo, por ahora lo más importante es comunicar estas experiencias de reciclaje inclusivo en todo el país y ver cómo estos modelos pueden ser aplicados por diferentes recicladores.
Lee también: Reciclatrón en CDMX: ¿dónde llevar los celulares y electrónicos que ya no sirven?
El pasado 19 de marzo, el movimiento sostuvo un diálogo en la Cámara de Diputados con el objetivo de exponer sus experiencias y que a futuro se puedan crear iniciativas de ley para garantizar sus derechos. “Queremos que nos volteen a ver porque somos invisibles ante el gobierno y la sociedad. Asistimos porque queríamos visibilizar que queremos un sueldo digno, buenos tratos, seguro médico, pues no contamos con ningún tipo de ayuda gubernamental”, recordó María Lidia.
¿Qué necesita México para construir un movimiento tan fuerte como el de Brasil y Colombia?
México aún dista mucho de los avances que países como Colombia y Brasil han tenido en la formalización de su labor, por ejemplo, mientras que en México aún se lucha por el reconocimiento, desde 2002 Brasil reconoció de manera oficial la recolección como una ocupación. Mientras que en Colombia el movimiento es bastante fuerte, recientemente el presidente Gustavo Petro presentó el Decreto 1381 de 2024, una norma que establece una exclusividad de 15 años para que los recicladores de oficio sean parte del aprovechamiento de residuos sólidos.
En nuestro país el movimiento comienza a gestarse y se enfrenta a diversos retos para alcanzar una organización sólida. El primer reto se encuentra en un problema que ha adolecido a México durante muchos años: los cacicazgos. La doctora Alejandra Reyes Jaime, investigadora postdoctoral del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM), de la UNAM en Morelos, explica que “hay un libro del sociólogo Héctor Castillo Berthier que habla sobre los caciques de la basura, gente que se aprovechó de los recolectores de base y ese es uno de los primeros impedimentos para que el movimiento crezca”.
La investigadora recuerda que en la gestión de residuos aún prevalece la concentración del poder político, que se entreteje con temas gubernamentales a través de las concesiones de los rellenos sanitarios o la gestión de los residuos y quién lo hace. Los intereses económicos sobre los residuos impacta directamente en los recicladores, pues la generación de la riqueza de los caciques empieza con la precarización laboral.
Lee también: Tijuana alcanza cobertura histórica de recolección de basura con 129 nuevas unidades
“Cuando no hay derechos o un patrón que esté obligado a brindar una jornada de ocho horas en condiciones de seguridad, con vacaciones y todo lo demás, entonces se diluye lo que puedes exigir y muchas veces quienes se encuentran en medio de esta situación son las personas más vulnerables y quienes necesitan un ingreso. A través de la explotación laboral se genera la riqueza, así como de la explotación de capacidad de la capacidad de carga del ambiente”, menciona la doctora Alejandra Reyes Jaime.
Llega un punto en el que ya no es posible gestionar todos los residuos que se están produciendo, pero aún se continúan produciendo y se rebasa la capacidad de carga, que deriva en consecuencias de lixiviados en acuíferos, contaminación odorífera, incendios, comenta la investigadora. Los espacios donde se depositan los desechos son rentados y se paga por las toneladas que se depositan ahí, es por ello que también contribuye a la generación de riqueza que rodea a base de la generación de residuos.
“Muchas veces no separan los residuos porque es más conveniente llevar un camión cargado y que te paguen toneladas completas, aunque se deposite completo, el relleno sanitario se llena más rápido y acorta su tiempo de vida. Si se valoriza y separa es necesario hacer la vinculación con otras empresas que lo compren, que vayan por él, lo que te queda debes llevarlo al relleno sanitario”, dice Reyes Jaime.
Lee también: ¡Se abre otro socavón en CDMX! Camión recolector de basura cae en oquedad, ahora, en la GAM
El segundo factor que juega en contra de la organización del movimiento de recicladores es la violencia que azota al país. La investigadora documentó que en Morelos han asesinado a recuperadores de residuos por no poder pagar la cuota de derecho de piso que exigen los grupos del crimen organizado en la entidad. En noviembre del año pasado asesinaron a tres recicladores en Chalco, Estado de México, en abril de este año el dueño de un negocio de reciclaje y su ayudante fueron víctimas de homicidio en Tultitlán, lo mismo le ocurrió a cinco hombres en Apaseo el Alto, Guanajuato fuera de una recicladora.
“El problema que tenían los recolectores era con las propias autoridades municipales, ya que si los veían que recogían residuos los multaban porque no tenían permiso. Ahora se les suma el problema del crimen organizado, lo único que ellos quieren es tener un ingreso a partir de la recolección y valorización de residuos”, recuerda Reyes Jaime.
El último problema, de acuerdo con la investigadora Reyes Jaime, es que cada quien lleva su propia agenda, primero debe existir una línea base sobre qué es prioritario para el movimiento como el reconocimiento a la labor, la garantía de derechos para los recolectores de base, pero también es necesario ponerse de acuerdo en cuanto a las diferencias que hay entre los recolectores y recolectoras. También existe una desvinculación entre ellos, no se conocen y esto “hace que parezca que estamos aislados, que todo el mundo está contra nosotros, cuando quizás hay más personas en esta lucha e interesadas en organizarse”, concluye Reyes Jaime.
Lee también: Hallan feto humano en un contenedor de basura en Hermosillo
Organización contra el estigma a los y las recicladoras
Desde que Judith y su grupo de recicladores acuden a las casas por el material, han ayudado con la sensibilización de los habitantes de las comunidades que visitan, brindan capacitaciones en las escuelas. Cuando comenzaron a implementar las rutas de recolección de residuos en la fuente, recibían burlas, críticas y malos tratos.
Dos años después, al continuar con su proyecto e incluso recibir ayuda de organizaciones sin fines de lucro han logrado cambiar la imagen que los habitantes tenían sobre los recicladores. Algo similar está ocurriendo en Dolores Hidalgo Cuna de la Independencia Nacional, Guanajuato, donde María Lidia Godínez Valencia, además de ser recicladora de base, sostiene un proyecto de reciclaje inclusivo en la fuente, es decir, de la mano de la organización Lázaro Cárdenas del Río recolectan el material reciclable casa por casa.
“Estamos concientizando a la sociedad para que ese material ya no llegue al relleno sanitario y nos lo den directamente a nosotros ya limpio, sin necesidad de estar buscando entre la basura. Llevamos seis colonias trabajando con este proyecto y estamos yendo al hospital también”, comenta María Lidia.
Lee también: Detienen a conductor que atropelló y causó la muerte de una mujer de 80 años en la colonia Doctores
Tanto Judith como María Luisa brindan capacitaciones a los habitantes a los que llega la ruta de recolección en la fuente, les explican cómo deben separar el material reciclable de la basura, y al mismo tiempo, con el trato constante reducen los estigmas en torno a la labor que realizan cientos de recicladores y recicladoras en el país.
Sin embargo, los recicladores por sí mismos no pueden modificar las condiciones en las que laboran, es por eso que se necesita de voluntad política para garantizar una vida digna a estos héroes ambientales que entre 2021 y 2024 recuperaron 12 mil 127 toneladas de residuos, de acuerdo con Latitud R. Su labor tiene impactos desde la construcción del tejido social con las rutas de reciclaje, hasta la reducción de nuestra huella ecológica, es por eso que debe dejar de ser invisible ante el Estado y los ciudadanos.
Este artículo se elaboró con el apoyo de la Fundación Gabo y Latitud R, en el marco de la beca de producción periodística “Los caminos del reciclaje inclusivo en América Latina”.