En medio de la noche una escena se despliega en la reserva de La Papalota, en la costa del Pacífico mexicano, en Nayarit. Una jaguara y su cachorro se entregan al juego sin que nadie atestigüe la espectacularidad del momento. Solo el clic, casi imperceptible, de una cámara activada automáticamente irrumpe en la acción. Si como reza el aforismo, la belleza está en el ojo del observador, aquí, la estética lograda por la lente oculta parece obra de la más grande casualidad. Pero no es así.
La imagen, reconocida en el concurso Photography Mangrove Action Project, es resultado de la obsesión y cuidado de Victor Hugo Luja, profesor e investigador de la Universidad Autónoma de Nayarit quien ha documentado durante casi tres lustros la vida de los jaguares en esta área protegida de tan solo 368 hectáreas.
“La imagen es producto de al menos tres años de andarle intentando [… ] Busqué la imagen, la visualicé en mi mente antes de tomarla y me salió mucho mejor.”
Además de su valor artístico, la instantánea es atípica por documentar la presencia de jaguares dentro de los manglares, ecosistemas que sirven de interfase entre el mar y la tierra y donde, sorprendentemente para los científicos, los felinos de esta región han encontrado un espacio para su movilidad, alimentación y reproducción. No obstante, una amenaza avanza silenciosamente depredando el hábitat: los camarones.
Tras las huellas del jaguar
La región, situada en la desembocadura del río Santiago en el Pacífico, ha sido históricamente afectada por el cultivo de tabaco y afectada por la ganadería y la agricultura actuales, pero ha logrado preservar una variedad de ecosistemas. Esta pequeña reserva todavía alberga manglares, selvas y pastizales que son hogar de una rica biodiversidad.
Víctor Hugo Luja llegó en 2010 atraído por sus investigaciones en anfibios y reptiles. Tras descubrir numerosas huellas de jaguares, su interés y curiosidad no tardaron en desplazarse hacia el comportamiento de los felinos. "La sorpresa fue grande al detectar no solo un jaguar, sino varios individuos en una reserva tan pequeña", recuerda Luja.
En los años subsecuentes, el biólogo y su equipo implementaron un monitoreo sistemático utilizando cámaras trampa y collares GPS, entre otros instrumentos. El monitoreo dejó ver el papel crucial de las pequeñas reservas en la conservación de la biodiversidad mostrando una notable densidad de jaguares: entre seis y diez individuos por cada 100 kilómetros cuadrados, una pobación comparable a la de Calakmul, la mayor reserva de estos felinos en México, ubicada en la península de Yucatán.
Simultáneamente se descubrió que el sitio era un refugio natural para las hembras preñadas, según cuenta, Mauricio Cortés Hernández, coordinador regional de Pronatura Noroeste en Nayarit y Jalisco.
La Papalota es un “puente” de biodiversidad que conecta con la Reserva de la Biosfera de Marinas Nacionales, un importante corredor biológico de casi 134 mil hectáreas que se extiende a lo largo de la costa del Pacífico. Allí se encuentran entre el 15 y 20 por ciento de los manglares del país, según datos de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas.
Pero el humedal enfrenta amenazas que Víctor Hugo Luja ha observado de primera mano: "Hemos sido testigos de cómo se urbanizan áreas donde antes habíamos registrado jaguares, y de cómo se han expandido las carreteras en zonas que eran hábitats de los felinos”.
No obstante, su preocupación mayor tiene que ver con un fenómeno que inició en los noventa del siglo pasado y que se ha agudizado en los últimos años. Se trata de las granjas de camarón, una actividad para la que el ecosistema resulta muy muy propicio: "Es realmente preocupante ver cómo, cada vez que visitamos la región, aparece una granja nueva y desaparece un manglar”, dice Luja.
El auge del camarón
La producción de camarón en México en 2023 ha consolidado su estatus como el segundo mayor productor de camarón capturado y cultivado en Latinoamérica y el séptimo a nivel mundial, según datos preliminares del sector pesq
uero y acuícola. La prominencia del país en la producción de camarón es evidente, con cifras que superan las 200,000 toneladas métricas en 2021, con aproximadamente el 80% proveniente de la acuicultura, específicamente de la cría de camarones, de acuerdo con la Comisión Nacional de Acuicultura y Pesca (CONAPESCA).
Nayarit, un estado no dominante en volumen, pero sí crucial en la producción de camarón, especialmente en municipios como San Blas, Santiago, Rosamorada y Tecuala, se enfoca en el camarón blanco (Litopenaeus vannamei). Damián Pablo Rosas, biólogo y coordinador de proyectos de Sanidad en el Comité de Sanidad Acuícola de Nayarit, señala que la producción estatal se ha estabilizado en 15,000 toneladas anuales.
Pero esta abundancia tiene un alto impacto en el ambiente que se traduce en la deforestación de manglares y el cambio de uso de suelo para sustituirlos por los estanques de cultivo; la contaminación del agua por el uso de productos químicos como antibióticos, pesticidas y fertilizantes y la salinización del suelo por el cambio en los patrones de flujo de agua en los manglares.
La degradación ambiental aumenta como consecuencia del crecimiento desmedido y desordenado de esta industria en Nayarit. Según la investigación Jaguares en la matriz de Victor Hugo Luja y su equipo en los pueblos de Toro Mocho (Municipio de Santiago Ixcuintla) y Boca del Asadero (Municipio de San Blas) en tan solo una década, las áreas agrícolas aumentaron del 39% al 50%, en tanto que los manglares disminuyeron del 35% al 25%. “La capacidad de carga de los cultivos acuícolas en Nayarit está al límite”, dice Rosas.
Algo nada nuevo para el ambientalista, Iván Restrepo, director del Centro de Ecología y Desarrollo quien en un artículo publicado hace una década advertía del daño ambiental de las granjas de camarón. Entonces el investigador señaló que estas instalaciones avanzaban fomentadas por el apoyo de autoridades locales e instituciones como el Banco Mundial “so pretexto de impulsar la acuacultura, crear empleos y obtener divisas por la exportación del camarón”, escribió.
Rosas confirma que poco ha cambiado la situación desde entonces, pues solo el 60% de las granjas cumplen con la normativa federal y lo más grave es que “no existe una ley estatal especifica para regularlas”.
La situación no es muy diferente en los estados vecinos Sinaloa y Sonora grandes productores de camarón, objeto de estudio del Dr. David González, experto en ciencias y miembro del laboratorio de Geomática Aplicada de la UAM Iztapalapa. Los resultados del monitoreo satelital llevado a cabo durante 30 años revelan datos alarmantes: en 1993, las granjas de camarón abarcaban una superficie de 8,367 hectáreas. Para 2022, la cifra se disparó a aproximadamente 125,000 hectáreas, un incremento del 1400%.
El depredador bajo acecho
Retomando la fotografía de Víctor Hugo Luja podemos ahora reconocer a la madre que aparece en ella como Janis, una jaguara que se distingue por una mancha en forma de 'J' en su hombro, según relata Luja y que ya antes de lograr la emblemática imagen se había convertido en una referencia para el equipo de conservación, siendo objeto de estudio desde 2015.
“Ella ha sido fundamental para nuestra investigación", explica Luja. "Hemos recopilado cerca de 230 fotografías suyas, que nos han permitido observar su interacción con otros jaguares, así como tener evidencia de sus embarazos".
Registros vitales que hablan de la salud no solo de un individuo, sino del estado general del ecosistema. Al ser el jaguar un depredador tope su bienestar es un indicativo directo de la salud general del entorno.
No obstante, el impacto de la expansión acuícola en el hábitat del jaguar es palpable, como explica Mauricio Cortés Hernández, Coordinador Regional de Pronatura Noroeste en Nayarit y Jalisco quien ha observado un cambio significativo en los patrones de desplazamiento del jaguar: “Hace cinco o seis años, los jaguares se refugiaba en los manglares y ahora, con dos granjas al otro lado del río, esos refugios naturales se han reducido drásticamente".
Uno más de los muchos desafíos que enfrentan los felinos. Gerardo Ceballos, investigador del Instituto de Ecología de la UNAM y defensor de la conservación del jaguar en México recuerda “las cacerías masivas” que tuvieron lugar en los manglares de Nayarit el siglo pasado. "A pesar de la pérdida de hábitat, la conservación de 'pequeñas manchas' de manglar y el seguimiento mediante GPS han mostrado desplazamientos de hasta 12 kilómetros, lo que demuestra la capacidad de adaptación y supervivencia del jaguar en un entorno cada vez más hostil", dice.
En este escenario, la reserva monitoreada por Luja juega un rol crucial en la conservación del jaguar. Según Ceballos, la conexión del área con la Sierra Madre son corredor que permite la comunicación entre las poblaciones de jaguares del sur del país y las de Sinaloa y Sonora. No obstante, “si continuamos con la depredación del hábitat, la conexión costera se fragmentará completamente", advierte Ceballos, resaltando la urgente necesidad de preservar estos corredores ecológicos.
La ilegalidad, el verdadero depredador
En Nayarit, de las 980 granjas de camarón en operación, muchas no solo carecen de regulación, sino que además, según fuentes anónimas consultadas para este reportaje, podrían estar involucradas en esquemas de lavado de dinero lo que exacerba los problemas sociales y económicos de toda la región y dificulta el trabajo de conservación.
¿De qué tamaño es la irregularidad? A pesar de los intentos de obtener información de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (CONAPESCA) sobre los procedimientos de vigilancia que se llevan a cabo y de solicitar repetidamente entrevistas con los técnicos que trabajan en la zona no se recibió respuesta antes del cierre de esta investigación.
Frente al silencio de las autoridades, expertos coinciden en la urgencia de una regulación efectiva. Mauricio Cortés, Coordinador Regional de Pronatura Noroeste en Nayarit y Jalisco, enfatiza: "Es competencia del Estado Mexicano regular, sancionar y estar super pendientes". Por su parte, Valeria Towns, directora de Conservación de Pronatura Noroeste, resalta la necesidad de equilibrar la actividad productiva con la protección ambiental, sugiriendo procesos de certificación para granjas que mitiguen su impacto ambiental.
Víctor Hugo Luja expresa su preocupación por la falta de colaboración efectiva entre las comunidades, los sectores económicos y las autoridades en la lucha contra la deforestación [de los manglares]. "A pesar del reciente interés de Semarnat, seguimos enfrentando una falta de respuesta y apoyo concreto", dice el investigador, quien señala la complejidad legal que enredan aún más el panorama de las granjas de camarón. "Nuestros esfuerzos para denunciar actividades ilegales como la tala de mangle y el narcotráfico no han tenido el impacto deseado”.
A pesar de los grandes desafíos, Víctor Hugo Vázquez Morán, director de la Reserva de la Biosfera Marismas Nacionales, considera que aún hay tiempo para salvar a los jaguares de la región, siempre y cuando se emprendan esfuerzos de concientización y colaboración con las comunidades. Un enfoque clave que ha tendido éxito dentro de la reserva a su cargo ha sido "la cero tolerancia a la construcción de granjas que no hayan pasado por una manifestación de impacto ambiental”, dice el director de la reserva, quien describe que el proceso de regularización ha sido desafiante pero vital.
FINAL NO FELIZ
Para Víctor Luja “la pequeña reserva [La Papalota] tiene una función como de área núcleo, que es como un lugar en donde los jaguares regresaban cada nueve o diez días porque tienen agua, tienen escondites y tienen alimento”. Sin embargo, señala la urgencia de la situación: "No, no quiero sonar catastrófico, pero no creo que tengamos otros ocho años para actuar y tratar de mitigar esto", dice preocupado.
Regresemos por última vez a la fotografía sobre la que Víctor Luja dice que jamás pensó que tendría una imagen “como de estudio” de los jaguares en el manglar “hasta con la pata del cachorro encima de la mamá”, describe.
Pero su narración toma un giro sombrío cuando habla del destino final de Janis quien orillada a buscar caminos por la fragmentación del hábitat murió atropellada en la carretera: "Fue una frustración muy grande, porque justamente estábamos tratando de colocar reductores de velocidad y señalizaciones que seguramente hubieran sido suficiente para que no la atropellaran, al menos en ese evento", relata con tristeza.
Para Victor, la muerte de la jaguara fue un duro golpe emocional y también un aliciente para seguir en la lucha: "Fue algo bastante triste que al mismo tiempo me sirvió como combustible para decir quiero que esto se preserve y que no vuelva a suceder".
Manglares: ecosistemas indispensables
Los manglares son bosques tropicales junto al mar. Existe en las costas subtropicales y tropicales de África, Australia, Asia y las Américas. En algún tiempo, cubrían 36 millones de hectáreas, poco más grande que la superficie de Alemania, pero diversos factores han reducido su presencia a menos de la mitad.
Estos ecosistemas delimitan la frontera entre el mar y la tierra —la membrana de piel de los continentes, como los ha descrito el biólogo Exequiel Ezcurra— y protegen nuestras costas de la erosión, los daños causados por tormentas y la acción de las olas. Además, actúan como amortiguadores naturales y capturan materiales aluviales, estabilizando así la elevación del terreno. También protegen arrecifes de coral y praderas marinas de la sedimentación dañina y los contaminantes terrestres.
Durante siglos, las poblaciones locales han gestionado de manera sostenible los manglares, obteniendo alimentos, medicinas, madera y materiales de construcción. En la actualidad, para millones de personas en las costas, los manglares significan medios de vida seguros y la preservación de sus culturas tradicionales.
Estos humedales son, también, clave para las pesquerías. Son considerados las “cunas” de los mares, pues funcionan como viveros naturales para la cría de crustáceos y peces jóvenes ya que entre sus raíces nacen y desarrollan sus habilidades de supervivencia múltiples especies antes de internarse en los océanos.
Sin embargo, los manglares están en peligro. La actividad humana, como la sobreexplotación, la deforestación por turismo, ganadería, acuacultura o la desviación de agua dulce ha ido reduciendo su cobertura paulatinamente en las últimas décadas.
México es el cuarto país en extensión de manglares a nivel mundial. Este ecosistema tiene presencia en 17 estados de la república, encabezados por el estado de Campeche con poco menos de 200 mil hectáreas. A pesar de que casi la mitad de estos humedales se encuentran dentro de Áreas Naturales Protegidas federales y estatales, sufren el impacto directo e indirecto de las actividades agrícolas, ganaderas, acuícolas y turísticas principalmente.
"Esta historia fue producida como parte de Internews' Earth Journalism Network's 2024 Reporting Fellowship”.