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Amadeo Medina, diseñador industrial, recuerda ver jugar al equipo de basquetbol para personas con discapacidad en Ciudad Universitaria (CU). En una ocasión a uno de los jugadores se le fue el balón al pasto, Amadeo corrió para pasarle la pelota y el basquetbolista le gritó “no te preocupes, yo voy”, en ese momento el diseñador sólo pudo pensar cómo le haría esa persona para pasar la silla por la hierba. Su sorpresa: el atleta frenó, se aventó y con los brazos se empujó hasta llegar a la bola, después la tomó y volvió a su silla para seguir jugando.
Por su parte, a su esposa Vanessa Valencia, también diseñadora, le gustaba ver los paralímpicos. Admiraba las habilidades y la fuerza que tenían para sobresalir, incluso más que los deportistas que podían caminar, ver y escuchar. Fue a partir de ese momento cuando surgió su interés de trabajar para ellos.
“Qué gente con tanta garra. Ellos no necesitan que alguien los empuje, con sus propias manos pueden llegar al supermercado, al cine, a su trabajo. No porque no haya una rampa no van a salir. Yo los veo como guerreros”, menciona Amadeo.
De acuerdo al último Censo de Población y Vivienda en la Ciudad de México hay 483 mil 045 personas con discapacidad , de las cuales el 60% tiene alguna discapacidad relacionada con su movilidad. A pesar de esto, la infraestructura vial de la Ciudad de México no es apta para ellas.
Entre los principales problemas a los que se enfrentan las personas con alguna discapacidad de movimiento son la falta de transporte adaptado, pavimentación irregular de las calles y la casi nula existencia de rampas. Con este contexto los jóvenes diseñadores realizaron una bicicleta desmontable para silla de ruedas que facilitara a los usuarios transportarse de una manera más cómoda, segura y rápida.
El concepto principal de la DT Bike es Diseño para Todos (DT), ya que ambos buscan que las personas con discapacidad “tengan accesibilidad al buen diseño , que puedan tener acceso a algo que les sienta bien, que se sientan a gusto de tenerlo. Eso los dignifica, mejora su autoestima y ya no son la persona con discapacidad , ya es la persona con la bici chida. Eso es lo principal”, menciona Vanessa.
Amadeo y Vanessa se conocieron en el servicio social en la Facultad de Arquitectura, ambos tenían intereses similares y al platicar, sus planes junto con su complicidad surgieron. Los dos querían hacer algo con sus ideas pero primero necesitaban más herramientas que sólo entusiasmo.
Al terminar la universidad, la tesis de Amadeo participó en un concurso internacional llamado International Bicycle Design Competition (BDC) en Taiwán, donde presentó un concepto de modelo virtual y obtuvo una mención honorífica. Posterior a esto, terminó la universidad y se fue a trabajar a San Luis Potosí con el propósito de aprender a comercializar sus posibles productos.
Mientras su pareja trabajaba en otro estado, “comencé a leer todos los libros de Kiyosaki”, dice Vanessa entre risas cortas. Desde sumergir sus ojos en las hojas de “La escuela de los negocios” y “¿Por qué los ricos se vuelven ricos?” hasta tomar cursos, la joven se preparó para despegar sus sueños.
Al término de la licenciatura realizó su tesis acerca de juegos incluyentes para espacios públicos, en la cual proponía juegos para que niños con y sin discapacidad pudieran divertirse juntos y generar una cultura de inclusión desde pequeños. Este proyecto ganó un concurso para mujeres diseñadoras.
Con el dinero obtenido de las competencias donde ambos participaron lograron comprar herramientas para iniciar su proyecto “Ecotenka” . ¿De dónde surgió este nombre? “Eco, ecológico, tecnológico; tenka, raíz prehispánica, mexicana. Ecotenka: dios náhuatl de las bicicletas” , Amadeo arruga los ojos y sonríe, demuestra que su broma ya es pensada.
Lo que es fortaleza para algunas personas para otras puede llegar a convertirse en debilidad. “Nuestro mayor problema era tener muchas ideas. Queríamos hacer de todo: juegos, artículos con material reciclado, bicicletas , joyería. No podíamos sacar nada al mercado porque todos eran prototipos para nosotros”, menciona Vanessa.
Cuando decidieron enfocarse a crear bicicletas fue que comenzaron a vender sus productos. Su creatividad para inventar se vio reflejada en esa etapa: bicicletas para vender cafés, bicicletas en forma de estantes para libros , bicicletas para llevar cine a zonas rurales. Y su favorito: las bicicletas omelettes, donde seis personas pedaleaban mientras un chef cocinaba un omelette, así quemaban calorías al mismo tiempo que las ingerían.
A pesar de que Ecotenka parecía una empresa en ascenso, había un proyecto inconcluso que generaba cosquillas en Vanessa y Amadeo. Fue entonces cuando la DTBike levantó la mano otra vez. Amadeo y Vanessa redescubrieron su pasión. Las personas con discapacidad necesitaban mayor infraestructura “no hay rampas en cada una de las banquetas, tienen que ir sobre el arroyo vehicular que, además, tiene baches. Debe haber una manera más sencilla y segura para que puedan transitar”, Amadeo.
En México, el Gobierno de la CDMX en 2015 señaló que si se juntaran todos los baches de la ciudad se tendría una superficie de 2 millones 89 mil 968 metros. ¨Las personas que utilizan sillas de ruedas en muchas ocasiones deben recorrer distancias largas, es peligroso para ellos si sus llantitas se atoran¨, menciona Vanessa.
Los primeros prototipos para la DTBike partieron del diseño realizado por Amadeo en su tesis. Primero, dice Amadeo , “eran unas cosas horrendas, eran monstruos Frankenstein” pero ellos querían presentar sus prototipos a sus posibles clientes, así que asistieron al organismo de Integración al Desarrollo de las Personas con Discapacidad (INDEPEDI).
La reacción de las personas al ver la silla fue de desagrado y dijeron que era una bicicleta obsoleta . “Creo que esa experiencia ha sido de las más difíciles”, Amadeo parece buscar en la memoria de su pareja la experiencia que tuvieron ese día, sin embargo, ella recuerda algo más que la negativa de las personas “casi casi nos dijeron malos diseñadores pero no nos rendimos y seguimos ahí trabajando. Les preguntamos lo que estaba mal y a las dos o tres semanas regresábamos con los cambios”.
“Les hacíamos caso y los escuchábamos, eso hacía que nos dieran más retroalimentación. De repente ya era como si ellos fueran parte del diseño . Me encantaba ese proceso, escuchar cuáles eran sus necesidades, ponernos en sus pantalones. Lo primordial para ellos era la ligereza del producto porque de esta manera se mueven fácilmente y les da autonomía: ellos pueden cargar su silla de ruedas”, menciona Amadeo.
Los números ya estaban en rojo, el dinero ganado en los concursos y en la venta de sus productos anteriores se estaba terminando y regresar a casa de sus papás era ya una realidad. La presión de sus familiares y amigos era cada vez mayor. Sus papás querían que ellos buscaran un trabajo real. “Yo diario buscaba trabajo. Pensaba, si no funciona esto pues hay que ver algo seguro. Pero siempre había algo que nos decía sí se puede”, dice Vanessa.
En 2015 los jóvenes presentaron la DTBike en la exposición “La vuelta a la bici” realizada por el museo Franz Mayer, donde la Secretaría de Medio Ambiente adquirió algunos de sus modelos para incorporarlos a su programa “Muévete en bici”.
Después de esto varias personas los comenzaron a contactar porque querían tener su propia DTBike. Por fin la fantasía de la pareja parecía despegar del suelo. Tras vender algunos productos descubrieron que sus prototipos no eran una debilidad si los veían como bicicletas personalizadas.
“Una señora nos pidió hacer separado el manubrio de la silla porque ella ya tenía la suya. Otra persona no quería que su sonda estuviera a la vista y le hicimos un aditamento para que no se le viera y se fijó en la silla sólo por eso , nos decía -odio tener esto en mis piernas y que todos lo vean- . Son pequeñas cosas pero los dignificas”, menciona Vanessa.
Desde cambiar el manubrio para usuarios con cuadriplejia hasta ajustar la altura, distancia, velocidad y color, Ecotenka adapta sus productos a las necesidades de sus usuarios. Al principio los emprendedores buscaban mejorar la movilidad, la postura y la visualización del entorno de las personas con discapacidad. Ahora, sus clientes son quienes mutan el proyecto; algunos ocupan sus bicicletas para ejercitarse, mejorar su sistema cardiovascular y aumentar su masa muscular, otros la usan para rehabilitación debido a la resistencia del producto.
La mayor gratificación para los jóvenes es encontrarse a sus clientes y escuchar historias de cómo la DTBike ha mejorado su movilidad. Maricarmen Flores, quien sufrió una lesión medular hace cuatro años, cuenta “nunca creí volver a andar en bicicleta. La DTBike me permitió vivir de nuevo esa sensación de autonomía. Incluso pude ir a la playa con mi bicicleta , sirve para todo tipo de terreno”.
Actualmente los diseñadores quieren seguir generando alternativas de movilidad para que las autoridades se vean obligadas a crear infraestructura para todos, como en Japón, Canadá o Estados Unidos, donde el transporte es accesible para personas con discapacidad.
El sitio web Accesible Japan explica cómo la Ley de Mejora de Accesibilidad al Transporte en Japón ha ayudado a que el 93% de las estaciones del tren y autobuses cuenten con equipos incluyentes. Por ejemplo, casetas de cobro a la altura de las sillas de las ruedas , rampas para ingresar y salir de los vagones, elevadores y personal para asistencia. En la CDMX, el Sistema de Transporte Colectivo Metro únicamente cuenta con 38 estaciones con elevadores, esto quiere decir que sólo el 19% del Metro tiene este servicio.
Amadeo y Vanessa creen que a México aún le falta mucho por pedalear en el camino de la inclusión y la movilidad , por eso sus ideas no paran y continúan generando soluciones. La DTBike sólo es una pizca de lo que tienen para mover este mundo lleno de limitaciones sociales, económicas y físicas pero donde “hay personas que estamos contribuyendo a cambiar paradigmas y Ecotenka fue creado para romper barreras arquitectónicas”, menciona orgullosa Vanessa.