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Fotos: Yadin Xolalpa
Un grupo de estudiantes del Tec de Monterrey diseña autos eléctricos para competir a nivel internacional. Se identifican como la Escudería Shell Borregos CCM. Fabricaban los prototipos en su escuela, hasta que el terremoto del 19-S los dejó sin salones ni talleres para trabajar.
Como no podían volver al campus y contaban con poco tiempo para registrarse dentro de la contienda, agotaron sus recursos hasta encontrar asilo en el sótano de Mariana, una de las integrantes del equipo, e instalaron un taller improvisado que les permitió crear la estructura de su vehículo.
En la escuela tenían máquinas y herramientas especializadas que son precisas y sencillas de manejar, pues algunas de éstas sólo necesitaban ser programadas por ellos, sin embargo, afuera tuvieron que adaptarse a lo que tenían a su alcance: Todo lo hacíamos con herramientas de mano, usábamos taladros y esmeriles y nuestros cálculos eran a “ojímetro”, comenta Julia, capitana del grupo.
Entre tornillos, llantas y todas las complicaciones que conlleva crear un auto eléctrico en casa, terminaron su prototipo y se registraron a tiempo en la competencia anual Shell Eco-Marathon junto a equipos de otros países de América como Brasil, Canadá y EU.
Esta es la primera vez en que la escudería participa en un torneo fuera del país. La competencia fue en Sonoma California donde se encontraron con una escena inusual pues su hospedaje era en lo alto de una montaña: ahí instalamos nuestras casas de campaña, sin luz, con frío y con algunos borregos haciéndonos compañía, platica Julia.
Su emoción era evidente, pues de entre 400 universidades del continente, ellos fueron seleccionados: Esa noche comimos hamburguesas y echamos relajo. Al otro día nos preguntaban “¿ustedes son los mexicanos que ayer hacían mucho ruido?”, comenta Julia.
El torneo sólo registra los resultados de los tres primeros puestos, lista a la que no ingresaron pero esto no los detuvo para seguir trabajando en su modelo y aprender de los otros equipos: Siempre habrá compañeros dispuestos a apoyarte...ahí puedes contar con alguien del mismo modo en que pueden contar contigo. El conocimiento es compartido al igual que el compañerismo, agrega Zacnicté, diseñadora del vehículo.
La escudería ya existía incluso desde antes de que los actuales miembros se conocieran, pero estaba pausada. Fue en 2017 que se organizaron para revivirla.
Algunos integrantes del actual equipo ya se conocían por sus materias en la escuela, y aunque el proyecto no forma parte de su evaluación, ellos lo hacen por gusto propio. “Muchos estamos aquí por amor al arte, no es una materia...es porque queremos aprender de los demás”, comenta Zacnicté.
Naturalmente, al escuchar sobre autos y todo lo que una escudería involucra, se puede pensar que las carreras ligadas a esto son las ingenierías basadas en la mecánica, sin embargo dentro del equipo hay estudiantes de otras áreas: “A mí me propusieron ayudarles con redes sociales y conseguir patrocinios. Desde el inicio ellos me indicaron que no necesitaba ser mecánico para ser parte del equipo, pues es multidisciplinario”, añade Carlos, encargado de la comunicación y estudiante de Ingeniería en Producción Musical Digital.
Así pueden adquirir conocimiento de distintas áreas. “Por ejemplo Mariana y yo que somos diseñadoras nos fijamos en los detalles mientras mis compañeros ingenieros son más precisos. Nosotras confiamos en su trabajo y ellos confían en el nuestro”, opina Zacnicté.
Aunque esta iniciativa no forma parte de su historial académico, la escudería cuenta con el apoyo de sus profesores. Ellos les permiten ligar los avances del auto con la evaluación de sus materias. “También hay profesores que vienen en las tardes a darse una vuelta y a hacernos recomendaciones” comenta Julia.
Empezar a construir un auto no es fácil y tampoco barato, y aunque el Tec los apoya con dinero para comprar materiales, como el motor y las llantas, salieron en busca de gente que se sumara, tarea que no fue sencilla pues convencer a una empresa de aportar dinero a un proyecto escolar es complicado.
Carlos comenta que al inicio no estaban seguros de agregarse a la iniciativa: “al acercarnos a estas empresas nos presentamos como un proyecto educativo y no confiaban mucho en nosotros pero al ver nuestros resultados decidieron sumarse”. Actualmente cuentan con patrocinadores que les proporcionan desde los uniformes, hasta el caso de la constructora JC Construcción quienes les ayudaron con los dispositivos de comunicación.
Con los autos eléctricos buscan contribuir a la conservación del medio ambiente y ampliar los conocimientos adquiridos para crear más autos en el futuro, “queremos ver más allá y hacer algo contra los sucesos naturales que afectan gravemente a la tierra, como jóvenes tenemos esa responsabilidad”, dice Zacnicté.
Su objetivo es avanzar en la creación de este tipo de autos en México, aunque creen que el país no está preparado para su uso: “Sólo en zonas privilegiadas hay cargadores. Un viaje más allá de la CDMX puede ser peligroso pues corres el riesgo de quedarte sin energía”, comenta Javier, coordinador de la escudería.
Otro de los factores que detienen el uso masivo de autos eléctricos en el país es su precio pues, a comparación de un automóvil de combustión del año que en promedio cuesta 200 mil pesos, uno eléctrico alcanza hasta los 700 mil. Uno de los objetivos del equipo es reducir el costo final de los autos que fabrican usando materiales económicos y funcionales.
A pesar de todo, el consumo de autos híbridos y eléctricos en México ha crecido, registrando la venta de 8 mil 82 coches entre enero y junio de este año; pero la cifra sigue siendo mucho menor, pues representa el 0.8% de los 913 mil 726 autos de gasolina vendidos en el mismo periodo según datos de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz.
El equipo quiere heredar el trabajo y el conocimiento adquirido para que nuevas generaciones puedan entrar y trabajar con la misma pasión con la que ellos lo hacen.
Desde el momento en que decidieron revivir la escudería, hasta que se encontraban en lo alto de las montañas de California, han adquirido bastante experiencia y aconsejan a otros universitarios poner mucha atención en los proyectos que se desprenden de las escuelas. “Que absorban lo más que puedan de estos proyectos porque significan un gran crecimiento”, recomienda Julia.
La escudería ya está lista para la competencia del próximo año. Tienen la mirada puesta hacia el futuro, no se ciñen a ganar los torneos en los que participan ahora, pues ven en sus creaciones una herramienta que, además de ayudarlos a crecer, puede beneficiar a todos: “no diseñamos para hoy, estamos aprendiendo a diseñar para el futuro”.