¿Qué factores pueden tener un impacto en tu existencia? En gran parte de nuestra vida, la presencia de la muerte es un factor de inflexión en nuestro desarrollo, ya sea por su proximidad hacia nosotros o por su cercanía con una persona cercana a nosotros, puede tener un impacto mayor. Es en ese momento en el que comenzamos a cuestionar muchos aspectos fundamentales de nuestra vida; parece que nunca pensamos que fuéramos a morir y solo vivimos, como si fuésemos a ser permanentes, o pensamos que las personas a nuestro alrededor estarán para siempre.

Se han relatado historias de personas que han estado al borde de la muerte; se dice que son unos segundos muy intensos, en los cuales pasa por tu cabeza como si fuera una película de toda su vida, donde aparecen las personas que son de mayor importancia para ellas. Obviamente, cómo sobrevivieron, pueden narrar esa experiencia. La mayoría de los individuos que padecen esta situación, en los primeros días, experimentan una transformación positiva, dado que se les ha presentado lo que es relevante en la vida, como si el acontecimiento hubiese sido epifánico.

Esto es como ir a un retiro espiritual o alguno de esos cursos que “te cambian la vida”, o por lo menos la manera de pensar sobre misma, al principio todo se ve con base en los fundamentos de lo aprendido, a la gran mayoría solo les dura unos cuantos días, ya después conforme la vida va pasando, vamos poco a poco regresando a lo que éramos antes y volver a sentir, ver y pensar de la misma manera en que lo hacíamos.

Todo lo debemos cultivar, no basta con una experiencia, un retiro o un taller de vida, para realmente cambiar nuestra forma de concebir el mundo y nuestra realidad. Lo que lo hará será la conciencia misma de lo que hacemos y de cómo queremos vivir. Y, sobre todo, si queremos cambiar nuestro futuro, debemos comenzar por nuestro presente. Un psicólogo o un terapeuta siempre ayudan, independientemente de si somos o no inteligentes. Siempre es conveniente buscar ayuda de los expertos, no porque estemos enfermos o estemos mal, pero siempre es buena la ayuda de alguien experto y, sobre todo, fuera de nuestro entorno, que pueda observar de manera objetiva las cosas.

La búsqueda de una transformación constante en nuestra existencia es un desafío arduo, ya que se requiere la limpieza de telarañas y garrapatas mentales, de lo que nos hemos adquirido en nuestra familia, de lo que nos aferramos, aunque no lo sepamos, de nuestro entorno, y, sobre todo, aprender acerca de nuestros errores y construir a través de ellos.

Los seres humanos enfrentamos una situación sumamente compleja, especialmente en el momento de observar nuestros errores. A pesar de nuestra convicción de modificar nuestra forma de pensar y actuar, es particularmente complejo, dado que luchamos entre lo que aprendemos a través de las experiencias y nuestros anhelos. En este contexto, resulta más eficaz tener una convicción que una idea, y la capacidad de nuestra voluntad, mediante el empleo adecuado de un enfoque correcto, nos llevará a un cambio auténtico.

Es imperativo que experimentemos un constante cambio, procurando mantenernos siempre en preparación para nuestra partida de este mundo, y no es verlo de manera catastrófica, pero es ser conscientes que por mucho que no queramos creerlo, no sabemos en qué momento nos iremos o en qué momento se irán las personas que amamos.

La tarea, por tanto, es ser conscientes de que moriremos, es no guardar nada para después, no asimilar que siempre tendremos otra oportunidad, que quizás sí, pero eso no lo sabemos con certeza, y en los temas del cambio, mantener la constancia es la premisa, la idea entonces siempre es: aquí y ahora.

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