Con gran consternación y profunda indignación, fuimos testigos de la muerte de Milagros Monserrat en una calle de la ciudad de León, Guanajuato. El pasado jueves 10 de agosto, por un video hecho viral en las redes sociales, pudimos observar el cobarde ataque del que fue víctima. Una más de las tantas mujeres a las que se les arrebata la vida en nuestro país de las formas más cobardes y cruentas que pudiéramos haber imaginado.
Según informe del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) de enero a junio de 2023, a nivel nacional, se reportaron 438 presuntos delitos de feminicidio, encabezando la lista el Estado de México con 51.
En este lapso, en Guanajuato se reportaron 6 presuntos delitos de feminicidio, con un promedio de 0.18 delitos de feminicidio por cada 100 mil mujeres, lo que coloca a la Entidad en la última posición entre todas las de la República. Sin embargo, en cuanto al homicidio doloso de mujeres, Guanajuato encabeza la lista nacional con 204 presuntos delitos entre enero y junio de este año, de los 1,290 que se registraron a nivel nacional. Esto es, a nivel estatal por cada 100 mil mujeres, Guanajuato se encuentra en la segunda posición con un promedio de 6.24 presuntos delitos de homicidio doloso en este periodo solo por detrás de Colima con 13.36 casos.
Insisto —como lo he hecho en otras ocasiones— no hablamos de números ni de estadísticas, sino de la vida de mujeres, con rostro, con familia, madres también, que son victimadas cada día por el solo hecho de ser mujeres.
Milagros ha pasado a ser una de ellas. Según se informó por distintos medios de comunicación —en el preciso día de su cumpleaños 40—, cuando se dirigía a su trabajo como cajera en una tienda de auto servicio, a plena luz del día fue sorprendida por su victimario quien como se puede apreciar del video, sin más, la alcanza y tras un breve forcejeo la somete y la priva de la vida con un nivel de violencia que nos estremece. Una muerte que ninguna que ninguna persona merece.
Con la aprehensión del agresor a unas horas del feminicidio —delito que le imputa la Fiscalía de Guanajuato— tenemos la esperanza que el caso de Milagros no quede impune y su familia reciba la justicia que clama.
Hace ya 30 años —en 1993— se comenzó a documentar las muertes trágicas de mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua, y con profunda preocupación reconocemos que la violencia contra la mujer no cesa, por el contrario, aumenta.
De 2015 en que el SESNSP lleva registro de los presuntos delitos de feminicidio y hasta 2021 se ha mantenido un constante crecimiento en el número de feminicidios, con un ligero descenso en 2022 (27). También ha mantenido este ritmo de crecimiento los homicidios dolosos de mujeres.
Es cierto que en esos 30 años se han emprendido muy importantes esfuerzos. La expedición de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia que reconoce y define a la violencia feminicida.
En 2011 se tipifica por vez primera el delito de feminicidio a nivel local, entre otras entidades en Guanajuato y la hoy CDMX. En 2012 lo tipifica el Código Penal Federal y para 2017 todos los Estados de la República.
En 2015 la Suprema Corte de Justicia fija importantes criterios al resolver el caso del feminicidio de Mariana Lima Buendía como la obligación de investigar toda muerte violenta de mujeres con perspectiva de género.
De parte de la sociedad también hay una participación más activa a través de las redes sociales, donde se aportaron elementos que llevaron a la captura del presunto feminicida de Milagros.
Así debemos actuar, sociedad y autoridades, para abatir la impunidad que sirve de aliciente a otros feminicidas.
Mi respeto y profunda solidaridad con la familia de Milagros. Que se alcance justicia para ella y otras tantas mujeres víctimas de ese cáncer que es la violencia feminicida.