Todas las reformas y cambios legales que ha impulsado Morena tienen un elemento común, un hilo conductor: la concentración del poder en torno a la figura presidencial.
La restauración del viejo presidencialismo se disfrazó detrás de las causas más nobles para ocultar su verdadera vocación autoritaria.
La desaparición del Inai y los órganos autónomos se hizo para promover la austeridad.
La destrucción del Poder Judicial se anunció como un triunfo de la democracia y el combate a la corrupción.
Ahora, bajo el discurso de apoyar a las madres buscadoras, el Estado tendrá un mayor control sobre los ciudadanos a través de las bases de datos biométricos y la intrusión dentro de nuestros teléfonos.
Hay 50 mil cuerpos abandonados en las morgues del país. Si se quiere enfrentar la dolorosa tragedia de las desapariciones, se debería empezar por darle nombre, apellido y sepultura a todos esos cuerpos anónimos.
Su intención de control llevó a Morena y aliados a aprobar la creación de la Plataforma Única de Identidad que contendrá información biométrica y de actividades de los ciudadanos: su historial médico, de compras, empleo y uso de telecomunicaciones. Para su uso, no es necesaria una autorización judicial.
No aceptaron que no se requerían nuevas leyes. Se requería de la decisión de las autoridades para romper con el pacto criminal que sostuvo López Obrador con los delincuentes. Era necesaria una verdadera disposición para encontrar a las personas desaparecidas.
Asimismo, bajo el argumento de llevar internet para todos, la mayoría en el Legislativo aprobó la Ley Telecom, la cual concentra poder en la Comisión Reguladora de Telecomunicaciones, cuyos integrantes no son autónomos porque responderán a los intereses del Ejecutivo.
Aunque argumentaron libertad de expresión, se quedaron con la facultad de suspender transmisiones. Adicionalmente, obligará a las empresas de telefonía a asociar las líneas al nuevo CURP digital, de lo contrario cancelarán el servicio.
Esta semana también se aprobó la Ley de la Guardia Nacional que pone en manos de la Secretaría de la Defensa Nacional este cuerpo que tuvo su origen civil. Con ello, se concreta la militarización y se pone en riesgo la violación de derechos humanos.
Lamentable, pasamos del viejo presidencialismo del PRI, al nuevo presidencialismo de Morena. Uno de los pocos límites a esta nueva presidencia imperial es, igual que en el siglo pasado, el límite de seis años que impone la Constitución y la historia a los periodos presidenciales. Claudia Sheinbaum acumula poder como si su mandato durara por siempre.
Comentario final
¿No que prácticamente se había podido eliminar el huachicol en el país? Así lo dijo el entonces presidente López Obrador, el 1 de septiembre de 2019. La realidad es que hace unos días se desarticuló una enorme red dedicada al huachicol que operaba a sus anchas en cinco entidades del centro del país.
En total, cayeron 32 personas por el delito. Habrá que preguntarle a la presidenta, ¿cuándo caerán los políticos y altos mandos que se han dedicado al huachicol en los últimos años?
Ciudadana. @XochitlGalvez