En 2012, cuando Hugo Chávez consolidaba un poder absoluto en Venezuela, la entonces diputada María Corina Machado levantó la voz en la Asamblea Nacional de aquel país. Tras ocho horas de discurso, como parte del mensaje anual del mandatario, la opositora se puso de pie, y cara a cara le dijo al presidente que su mensaje no reflejaba la verdadera Venezuela. María Corina lo acusó de robar a través de la expropiación.

Irritado por la confrontación, Chávez menospreció las palabras de la futura líder de oposición. Intentó sobajarla aduciendo que estaba “fuera de ranking” para un debate. Y aunque dijo que no la ofendería, aseguró que el “águila no caza moscas”.

Para entonces, el chavismo había concentrado el poder. Tenía el control del Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Supremo de Justicia. Cualquier parecido con la realidad de nuestro país no es mera coincidencia: los mexicanos vemos cómo se van extinguiendo nuestras instituciones democráticas, y el partido en el poder busca convertirse en un partido de Estado.

En ese momento, María Corina afianzaba su liderazgo internacional y, sin saberlo, nos trazaba la ruta a seguir para enfrentar a un gobierno tirano en América Latina.

Corina inició su activismo en las organizaciones no gubernamentales. En 2002 fundó la organización “Súmate”, a través de la cual se organizó el referéndum de 2004 contra Hugo Chávez, cuyo resultado fue que permaneciera en el poder. Sin embargo, ya se presentaban las primeras señales de fraude.

Esta iniciativa puso a María Corina en la mira del gobierno y fue acusada de conspiración. En lugar de sentirse amedrentada, la opositora se movilizó para defender la soberanía popular.

En 2010 fue elegida como diputada de la Asamblea Nacional, pero en 2014 se la retiró el oficialismo. En 2023, la Contraloría General de Venezuela la inhabilitó para ejercer cargos públicos e imposibilitarla para ser candidata presidencial, bajo el argumento de irregularidades administrativas, traición a la patria y promoción de bloqueo económico.

Sobre María Corina pesa una orden de aprehensión. Sus compañeros de lucha fueron detenidos y torturados.

Con el poder del Estado en contra, comenzó a trabajar con ciudadanos. Su limitada libertad de expresión y escasa posibilidad de realizar asambleas, no la frenaron.

Unió a la oposición fragmentada y, previo a las elecciones de 2024, habilitó una plataforma digital para que ciudadanos subieran copias de las actas electorales de sus mesas de votación. El resultado fue irrefutable: la oposición había ganado la Presidencia de Venezuela confrontando con pruebas los resultados del Consejo Nacional Electoral, que daban por ganador a Maduro.

Bajo el liderazgo de María Corina se evidenció y documentó el mayor fraude electoral de la época reciente. Durante meses movilizó a hombres y mujeres que buscaban vivir en libertad. Les otorgó capacitación y herramientas tecnológicas para que juntos terminaran con el autoritarismo y la tiranía de su gobierno, lo que lamentablemente no ha sucedido.

Actualmente, la líder opositora vive en la clandestinidad en su propio país.

Lamentable que en la presidenta Sheinbaum haya prevalecido la mezquindad y no haya reconocido el bien merecido Premio Nobel de la Paz para María Corina. Mi reconocimiento para ella, la mujer que desafía de manera pacífica la dictadura de su país.

Que su legado de esperanza sirva para otros países amenazados por el autoritarismo.

Comentario final

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Ciudadana

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