Celebro que la presidenta Claudia Sheinbaum y el presidente Donald Trump hayan alcanzado un acuerdo para pausar la entrada en vigor de la aplicación del 25% de aranceles a productos exportados de nuestro país. Es una buena noticia para los habitantes de ambas naciones.

Sin embargo, los retos son mayúsculos: el primero, es que en menos de un mes el gobierno de México tendrá que enviar señales de su compromiso para combatir el tráfico de fentanilo, lo que no se hizo durante los últimos seis años.

El segundo reto, será cómo lidiar con el presidente Trump, quien ya dibujó cómo será la relación con nuestro país en los próximos cuatro años de su gobierno: una relación plagada de acusaciones, incertidumbre, amagos y caprichos.

Con esta actitud presionó para que la presidenta Sheinbaum enviara 10 mil elementos de la Guardia Nacional a la frontera compartida y así presumir este logro como un trofeo ante sus electores.

Era impensable que el dolor humano, las familias desintegradas o niños huérfanos, no tendrían consecuencias políticas en Estados Unidos, ya que más de 200 personas mueren diariamente por sobredosis en aquel país.

Por su parte, Claudia logró el compromiso de Estados Unidos para evitar el tráfico de armas de alto de poder a México, acción necesaria para evitar la muerte de miles de personas aquí, ya que el 70 por ciento de homicidios en México se cometen con armas provenientes de esa nación.

Era necesario y urgente que ambos países llegaran a un acuerdo diplomático, más allá de falsos nacionalismos. Sin duda, con ello, se abre la puerta para la cooperación, coordinación y la responsabilidad compartida.

Estoy convencida que en las mesas de diálogo que se instalarán entre ambas naciones, deben tomarse en cuenta, entre otros, los siguientes puntos: uno, visión de Estado: entender que la migración y el fentanilo son un problema compartido y que los problemas compartidos no pueden tener soluciones aisladas o unilaterales; dos, capacidad institucional del lado mexicano, es indispensable fortalecer la labor de investigación policial y procuración de justicia para, no solo combatir el fentanilo, sino también otros crímenes que acechan a la población mexicana como la extorsión y la violencia generalizada.

Tres, voluntad genuina de reconstruir la confianza con una agenda bilateral amplia y diversa, que ayude a resolver los problemas como socios y aliados, sin dobles discursos y, cuatro, para encontrar soluciones a los problemas se necesita pensar fuera de la caja y entender que se comparte un mismo objetivo.

Siempre lo dije: no hay mayor pérdida de la soberanía que tener a municipios completos en manos del crimen organizado, lo cual ocurrió en el sexenio pasado. Ahora, la presidenta Sheinbaum está ante la oportunidad de sacudirse la sombra de Andrés Manuel López Obrador que se cruzó de brazos ante las actividades criminales.

Con visión y estrategia, las amenazas de Trump contra el crimen organizado se pueden aprovechar para fortalecer la seguridad de las más de 500 millones de personas que vivimos en el territorio de los tres países de Norteamérica.

Comentario final

Lo que mal empieza, mal termina. El Comité de Evaluación del Poder Legislativo dejó ver el desaseo en la elección de finalistas a puestos de juzgadores. Resultó que había dos listas con diferentes candidatos, ¿le habrán metido mano de último momento?

Ciudadana

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