El 1 de julio de 2022, el entonces presidente Andrés López Obrador viajó a su tierra natal, al estado de Tabasco, para darse un autorregalo. Se celebraba el cuarto aniversario de su triunfo en las elecciones presidenciales y lo festejó cortando el listón inaugural de la refinería Dos Bocas, que aún se encontraba en obra gris.
Con este proyecto, según el mandatario, nuestro país sería autosuficiente en la producción de gasolina. Diariamente nuestro país consume 730 mil barriles, de los cuales 53 por ciento proviene de importaciones, principalmente de Estados Unidos.
Aquel día, el jefe del Ejecutivo estaba acompañado por su cuestionada secretaria de Energía, Rocío Nahle. Durante la ceremonia, López Obrador prefirió hablar de los gobiernos corruptos del pasado, pero omitió mencionar tres temas torales sobre la megaobra: se entregaron contratos millonarios a los amigos y familiares de Nahle; presentaba un sobrecosto del 200 por ciento e informaron que se inauguraba para trabajos de prueba cuando la obra aún estaba en construcción.
Pese a estas irregularidades, el entonces mandatario consideró a la refinería “como un sueño convertido en realidad”. Sin embargo, a tres años de distancia, este sueño que tanto presumió el gobierno cuatroteísta sigue sin refinar un bidón de gasolina de calidad comercial porque le ha sido imposible integrar en su totalidad el ciclo de producción.
La visión optimista de la operación de Dos Bocas trascendió a la actual administración. Pese a que tuvo la oportunidad de reconocer fallas técnicas y retraso en su operación, en octubre del año pasado, la presidenta Sheinbaum afirmó orgullosa que operaba al 80 por ciento de su capacidad y que en unas semanas operaría al 100 por ciento.
Lo que resulta más ofensivo es que mientras desde el púlpito presidencial mienten a los mexicanos, en informes oficiales, a las autoridades de Estados Unidos, les reportan la realidad de la obra. A ellos prefieren no mentirles porque allá sí hay consecuencias.
Hace unos días, este diario dio a conocer un informe enviado a la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC), en el que Pemex reconoce que el proyecto sigue en etapa de construcción y pruebas. Con ello, acepta que sigue con retrasos, fallas técnicas y problemas operativos.
¿Por qué el gobierno se atreve a disfrazarnos la verdad y se toman en serio a las autoridades de Estados Unidos? ¿Por qué les cuesta reconocer que la obra emblema de López Obrador sigue sin funcionar plenamente?
Hay más dudas que respuestas, sobre todo porque el gobierno que se decía transparente, decidió poner candado a toda la información relacionada con la refinería bajo el argumento de riesgo a la seguridad nacional. Una medida contraria a un gobierno democrático.
Pasa el tiempo y los mexicanos seguimos esperando la prometida autosuficiencia en combustibles porque seguimos dependiendo de las importaciones de Estados Unidos. Los que no esperaron fueron los delincuentes que llenaron sus bolsillos con el huachicol fiscal, el cual no puede entenderse sin la complicidad de las autoridades.
Comentario final
Atroz el asesinato de tres hermanas, menores de edad, que fueron asesinadas a las afueras de Hermosillo, Sonora. Los mexicanos no podemos normalizar estos actos de barbarie. Debemos exigir justicia contra quien resulte responsable. Si las autoridades les fallan a niñas y niños de nuestro país, los mexicanos debemos levantar la voz por quienes ya no la tienen.
Ciudadana