La cuarta transformación avanza… en corrupción. La presidenta Claudia Sheinbaum prefiere absolver y exculpar a sus cercanos, acusados de graves casos de corrupción, en lugar de someterlos a una investigación.
En vez de llamar a cuentas a quienes, con evidencias, son cuestionados, los justifica, los halaga, les aplaude, incluso, impulsa a que los presentes en eventos públicos los aclamen.
Así defendió la presidenta Sheinbaum a la gobernadora de Veracruz. Rocío Nahle, el pasado fin de semana.
Rocío Nahle fungió como secretaria de Energía durante el sexenio de López Obrador y tuvo a su cargo Dos Bocas, una de las obras más caras, ineficientes y con claros indicios de actos de corrupción.
Tan solo esa obra, que tanto presumieron, alcanzará un sobrecosto de casi tres veces lo presupuestado, se otorgaron contratos a amigos y familiares políticos de la titular de Energía y, a pesar de la millonaria inversión, la refinería que inauguraron hace tres años sigue sin refinar un litro de gasolina.
Los primeros actos de corrupción los denuncié el 31 de mayo de 2020, cuando, gracias a una labor periodística, nos enteramos de que la empresa Grupo Huerta Madre, que se constituyó el 17 de mayo de 2019, recibió un contrato de Pemex de 5 mil millones de pesos, solo siete días después de haber sido creada.
Imagínense cómo esta empresa logró sortear, en una semana, todos los trámites burocráticos para presentarse en una licitación y ganarla sin experiencia en el sector petrolero y con un capital social de tan solo 60 mil pesos.
La corrupción no para ahí. Uno de los dueños de dicha empresa es Juan Carlos Fong Cortés, hijo de Lorenzo Fong Peña, tío de José Luis Peña, esposo de Rocío Nahle. Es decir, todo quedó en familia.
Para poder hacer sus tranzas, López Obrador declaró desierta la licitación el 9 de mayo de 2019. Con ello, hizo a un lado ofertas de las mejores empresas del mundo en la construcción de refinerías, que ofrecían hacerla: una, por un monto de 10 mil millones de dólares, con entrega en 2025 y, la otra, por 12 mil millones de dólares con entrega en 2023.
El pretexto del mandatario fue que rebasaban el presupuesto de 8 mil millones de dólares y, según, porque no cumplían con el tiempo de entrega en 2022. Todavía, envalentonado, dijo “me canso ganso” que se logrará con esos recursos y en ese tiempo.
López Obrador incumplió su palabra porque ni salió con el presupuesto prometido ni Dos Bocas está refinando a la fecha. Nos habría salido 10 mil millones de dólares más barato haberla construido con una de estas empresas, con la certeza de su operación en 2025.
A pesar de las pruebas, hoy vemos a una Presidenta que no tiene un gramo de autocrítica para su gobierno ni mucho menos al de su antecesor. Prefiere justificar a sus amigas y amigos de Morena. Se hacen de la boca chiquita, pero se despachan con la cuchara grande.
Mientras se tolere, auspicie y proteja a quienes hacen negocios desde un cargo público, a nadie debe sorprender que México pierda más lugares en las mediciones internacionales de corrupción.
Parece que la transa y la ineptitud seguirá siendo el sello de la 4T.
Comentario final
¿Ahora los contratos por dedazo a empresas patito son asunto de seguridad nacional?
Ciudadana