No se me olvidan los gritos de desesperación de Dante Emiliano. En mayo del año pasado, cuando estaba afuera de la casa de su abuela en Paraíso, Tabasco, recibió tres disparos en el abdomen. No importó que apenas cumpliera los 12 años edad, la delincuencia le arrebató la vida, a pesar de que con fervor gritaba: “no me quiero morir”.

Semanas después de este lamentable suceso, en la autopista México-Pachuca, Gonzalo, de 17 años de edad, fue alcanzado por las balas de un asaltante y murió mientras su padre conducía el vehículo. En la grabación de su asesinato sólo se escuchan los lamentos de su padre.

Hace unos días nos enteramos del asesinato de Alexander, de nueve años de edad, y de Gael, de 12 años.  Ambos fueron asesinados junto a su padre, después de que fueron perseguidos por un comando armado en Culiacán, Sinaloa. Hecho que ha indignado a los habitantes de esta ciudad, quienes han salido a pedir justicia a las calles.

Hemos visto videos brutales de menores que han sido asesinados; sin embargo, no todos los casos han sido públicos.

De acuerdo con  2015-2024, que publica el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, durante la administración de Andrés Manuel López Obrador, de diciembre de 2018 a septiembre de 2024, se registraron 14 mil 144 asesinatos de niños, niñas y adolescentes en nuestro país. Es decir, seis menores todos los días de su gobierno.

La problemática parece agravarse, ya que durante los primeros tres meses del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, esta cifra (663 asesinatos) se incrementó a siete menores asesinados diariamente.

El reto para el gobierno es complicado porque al mismo tiempo tiene que resolver los problemas y corregir los errores de la administración pasada, sin mencionarlos.

Estoy convencida que debe priorizarse una estrategia para evitar la violencia contra los menores de edad. Llama la atención que dentro de las 14 repúblicas que menciona la presidenta Claudia Sheinbaum como sus prioridades dentro su Plan Nacional de Desarrollo, no menciona una república destinada para proteger a niñas, niños y adolescentes.

Ante una tasa inmensa de impunidad en nuestro país, el delito de homicidio contra menores debería de ser una de las máximas prioridades para el gobierno. Como advertiría el especialista Alejandro Hope, quien escribiera en esta misma casa editorial, la violencia contra niños no detona una respuesta excepcional del Estado y es urgente.

Una sociedad que normaliza el asesinato de sus niñas y niños, es una sociedad que normaliza la barbarie. Esas voces de protesta en Culiacán, no sólo defienden la vida de los menores, sino, también, lo más noble de nuestra condición humana.

Culiacán ya levantó la voz; ahora, veremos si el Gobierno está dispuesto a priorizar una estrategia que atienda, pero sobre todo reduzca, los homicidios de menores en nuestro país.

Apunte final

Resulta que bajo el argumento de errores en la metodología, se volverá a realizar la Encuesta Nacional de Salud Mental y Adicciones que se levantó entre octubre de 2023 y mayo de 2024.

Pueden darse diversas lecturas a esta decisión y todas preocupantes: una, el secretario de Salud, David Kershenobich, no creyó los resultados que arrojó la encuesta; dos, quieren ocultar cifras o, tres, son ineptos y acuérdense que la incapacidad también es corrupción.

Ciudadana

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