Las principales teorías de las relaciones internacionales son la realista enarbolada por los republicanos, y la idealista (o liberal) por los demócratas. Conforme a sus postulados, los presidentes de ambos partidos venìan posicionando a su país en las inéditas realidades del siglo XXI, pero la funesta elección de Trump interrumpió esa tendencia, pues su actuación fue rupestre aislacionista, nativista y xenófoba. Durante 4 años EU no tubo política exterior, sino un circo mediático de ocurrencias, caprichos y disparates, con fines de propaganda domestica. Como el leitmotiv de los populistas es el interés personal, su lema no fue “America First”, sino “Trump First”. La ardua tarea de Joe Biden, será reparar daños, retomar rumbo, y recuperar la posición, prestigio y credibilidad de EU.
El ideario del nuevo mandatario se inspira en la corriente idealista de Woodrow Wilson y Franklin D. Rooselvet, que continuó Obama con su vicepresidente Biden, mismo que tiene larga experiencia internacional y gran conocimiento de la problemática mundial. Fue sintomático que diera su primer discurso de PE en el Departamento de Estado, que fue inexistente en la era Trump. Su mensaje fue que EU, la diplomacia y la institucionalidad están de regreso, y que la actividad externa ya no será conducida por inexpertos colaboradores de la campaña y la familia presidencial, sino a través del servicio exterior (golpeado por Trump).
Acorde con la tradición demócrata, serán pieza angular de la PE los derechos humanos, la defensa de la democracia, del estado de derecho, del libre mercado y la libertad de prensa; así como la cooperación internacional y el multilateralismo. Como Biden considera que el liderazgo de EU debe ganarse con el ejemplo, anuncia una política migratoria y de refugiados mas humanitaria, regresa al Acuerdo climático de Paris y a la OMS. Revitalizará las alianzas debilitadas por su antecesor, y será firme ante los regímenes autoritarios de China, Rusia e Irán, aunque les ofrecerá dialogar. Los internacionalistas y diplomáticos debemos congratularnos que se regrese a la sensatez y seriedad en los problemas del mundo.
Institucionalidad y seriedad también regresan a las relaciones con México. Si bien no se ha referido a América Latina, relanzará la normalización de los vínculos con Cuba iniciada por Obama, y nuestro país, por obvias razones, tendrá un trato especial, como se demostró convocando un sorpresivo primer encuentro presidencial (virtual).
La reunión básicamente fue protocolaria y sin contenido práctico: transcurrió entre anécdotas y las tradicionales declaratorias de amistad, cooperación, importancia mutua, etc.. Amén de que no hay buena química entre dos presidentes tan opuestos, tampoco hay mucha convergencia en sus respectivas agendas. EU pidió estrechar la cooperación en migración, pero ello seguirà siendo una gran carga para nosotros; se cooperará contra el Covid-19, pero EU no dará vacunas por el momento; se cooperará contra el cambio climático, pero México apuesta a las energías contaminantes, etc. Salvo la reanudación del Dialogo Económico de Alto Nivel creado por Obama y Peña Nieto en 2013, solo se acordó no acordar nada, pues se eludieron los problemas espinosos como la seguridad, respecto a la cual el gobierno de Obama llegó a calificarnos como Estado fallido, siendo que el problema no era tan grave como ahora. En síntesis, después del nefasto paréntesis trumpiano, se regresa a la normalidad de los encuentros y desencuentros, previéndose que la relación personal y la institucional no serán fáciles.