En julio del 2023 estalló una bomba en el municipio de Tlajomulco en Jalisco, el cobarde objetivo fueron madres buscadoras, habían descubierto una fosa clandestina. El hecho extinguió la vida de media docena de personas y dejó heridas a 14 más. Las mujeres realizaban con recursos propios el trabajo que las autoridades eluden, localizar los restos de sus hijos sacrificados por el crimen y así cerrar su duelo.
El ataque capturó la nota, medios europeos y norteamericanos dieron cuenta de la carnicería. Motivado por la desgarradora historia cuestioné, en mi columna de Uni2noticias (17/07), al Estado, urgiéndolo a reconocer que la barbarie de la bandas cruzó la línea de lo delincuencial y fijó su blanco en la ciudadanía a través de atentados para sembrar miedo en la población. La reflexión caló, un alto funcionario de la federación patentizó su preocupación con mi tesis, argumentó que de darles ese trato justificaría, con la finalidad de eliminarlos, el ingreso de fuerzas extranjeras a territorio azteca. Me aseguró que el régimen jamás lo haría. A 18 meses de distancia ya no es especulación, se perfila en el horizonte el que quizá sea uno de los primeros actos del nuevo inquilino de la Casa Blanca, declarar a los cárteles organizaciones terroristas y combatirlos echando mano de su supremacía tecnológica y de fuego.
El punto no es menor, importantes efectos se provocarán. En principio a pocos disgustará recibir ayuda internacional e intentar poner orden en un país hundido en masacres. Lo he afirmado, las últimas tres generaciones no saben lo que es la paz, es rudo, la ignoran. Se habituaron a la brutalidad de los feroces métodos del narcotráfico lo que minó su sensibilidad, desarrollo y libertades; imposible callarlo, las calles no les pertenecen, son del bajo mundo, amén del enorme hueco en los valores en un buen número de jóvenes que aprecian la ilicitud de manera aspiracional. En cuanto al asunto de la soberanía sería grave si se tuviera, pero está moribunda. A diario atestiguamos a los poderes fácticos de los malhechores avasallando a los formales, es doloroso, el mando que se deposita cada seis años se ha desvanecido, es común que el que dispone no necesariamente es el electo.
En el tema de gobierno ante su clara incompetencia debemos de interrogar ¿por qué oponerse al apoyo externo? Es sospechoso. Pudiera tratarse de la probable confabulación de algunos en las labores de los malos. Imaginamos el tamaño del problema y nos obstinamos a advertir el grado de descomposición que se padece.
El aprieto lo veremos en la resistencia. Los hampones no depondrán las armas, ni se entregarán, tampoco dedicarán su existencia a nobles actividades, al contrario, se desatarán luchas sangrientas en las que el frágil eslabón de la cadena social cargará con lo peor: angustia, desconsuelo, indiferencia y olvido.
Décadas de tolerancia, ¿complicidad?, sufriendo el azote de asesinos, en una guerra sin pies ni cabeza iniciada en la época de Calderón, teniendo como guía al tristemente célebre García Luna, continuada en la frivolidad de Peña Nieto, concluyendo en la simulación de López Obrador. La realidad ganó, absurdo pretender ocultar el sol con un dedo.
@VRinconSalas