La semana fue movida en materia legislativa, fruto de la ‘aplanadora’ guinda, la 4T tendrá abierta la vía para el manejo de información sensible, como datos biométricos, acceso a apuntes financieros, geolocalización y a los propios celulares. Es verdad se conservó la intervención judicial para algunos casos, pero como siempre se le dio la vuelta: si el reporte obra en plataformas el ingreso será sin restricción. El razonamiento que dieron es que servirá para combatir el crimen y tener mayores flujos de control y evitarlo.
Si se estuviese ante la presencia de un Estado democrático modelo, en el que se observen puntualmente las limitaciones legales, serían correctas las enmiendas, nada pasaría y confiaríamos en la honestidad y principios de los gobernantes, sin embargo, no es el caso. No nos es ajeno que miembros de fuerzas armadas, que en teoría nos deben proteger, le dan cuentas a la delincuencia, que decir de las policías las que, algunas, entregan vecinos a petición de los jefes de plaza, colaborando en el levantamiento de chicas y chicos que jamás volverán a casa.
Es cierto, el país está hundido en violencia, ciudades completas la padecen y sectores productivos la recienten. Desaparecer personas es rutinario, son miles los que se llevaron sin saber de ellos, dejan familias desbastadas, rotas, sin encontrar eco en autoridades distantes, incluso molestas por el reclamo de su ineficiencia, claramente no averiguan, no hacen su trabajo. ¿Cómo pedirle que solucionen el problema si son parte de él? En lo económico, pagar piso es una carga tributaria común obligada, no discriminan área comercial alguna y al final el consumidor es el que soporta el peso de la cadena, de hecho, ya no lo denuncian, les puede significar la vida, lo peor es que lo aceptan y lo negocian, terminan sumándolo a sus costos.
En el tema de extorsiones están imparables, un día sí y otro también recibimos las ‘amables invitaciones’ para cooperar bajo la amenaza correspondiente, buscan exprimirnos, son ‘call centers’ especializados, es sorprendente, los bandidos no se andan con medias tintas se empeñan en lo suyo, con tecnología, recursos humanos y desde luego, con sanguinaria brutalidad.
A estos fenómenos delictivos tenemos que agregar a los malhechores ‘comunes’ como los raterillos, carteristas, golpeadores, ladrones de autopartes, ‘moto ratones’, que usualmente nos acechan para que, en cualquier descuido caigamos en sus garras y nos arrebaten nuestras pertenencias.
Es el pan de cada jornada, el estrés permanente de habitar en poblaciones azotadas por malvivientes desalmados que no se tocan el corazón para lastimar y eliminar a quien se les revele y ose desafiarlos, sin importarles si se trata de mujeres, ancianos o niños.
Dijeron que es la causa por la que se metió mano en los códigos y le dieron poder casi absoluto a las corporaciones investigadoras, lo que sigue es que rindan resultados inmediatos. No es tolerable respuestas en las que se nos ofrezca resolver las cosas con tiempo, porque cuando hemos sido víctimas es al instante. No más dilaciones, se anhela la calma que da la seguridad y la aplicación del derecho, condiciones que generacionalmente son desconocidas para millones de mexicanos. Es la demanda para García Harfuch: queremos vivir en paz.
Abogado. @VRinconSalas