En 1993 surgió a la opinión pública por su participación en la reñida licitación para adquirir ‘TV Azteca’, que agrupaba el paquete de medios, entonces en manos del gobierno. En una operación ampliamente difundida, venció a tres experimentados integrantes del sector, pagando al erario 650 millones de dólares. Por la época, dio su primera declaración como presidente del naciente conglomerado, su discurso disruptivo mostró el rostro de lo que sería la inédita competencia por la ‘pantalla chica’.

Desafiando a la intocable Televisa, se abrió paso a punta de golpes. Con una población altamente futbolera, se le impedía trasmitir partidos del tricolor y entrevistar a los jugadores. En el segmento de las novelas, los de ‘enfrente’ tenían tajante control de actrices y actores con los llamados contratos de exclusividad. Pocos querían trabajar para la nueva cadena y sus ingresos dependían de un puñado de temerosos anunciantes.

No le fue fácil. Momentos complicados. El carácter firme y tenaz le ayudaron a derribar los obstáculos y la perseverancia dio rendimientos, consolidando a la emisora con frescas opciones en beneficio de la audiencia.

Después incursionó en los servicios financieros, motocicletas y transacciones especializadas. Fruto de su lucha amasó una enorme fortuna hasta situarse como el tercer hombre más rico del país.

En los últimos años su presencia en redes es constante e intensa. El foco de su exposición pudiera definirse anti-régimen. Sin importar jerarquía política, los funcionarios son objeto de su severo reproche. Son las reglas: las figuras son sujetos de un bajo nivel de protección respecto de la crítica y por tanto de señalamientos, duros, molestos e incomodos, y lo sabe Salinas Pliego.

Su orientación, al parecer, se funda en el libre mercado, categorizando el fomento de una colectividad prospera esencialmente apoyada en el respeto a la ley, en la educación, la innovación y el emprendimiento, rompiendo con el intervencionismo.

México ha soportado de todo, desde la misera y abandono de la colonia, pasando por la itinerancia, la revolución, el militarismo, la dictadura institucional y la alternancia. El resultado no ha sido el mejor, se eternizan serios problemas de corrupción, impunidad y concentración absoluta del poder.

Hemos transitamos la democracia con sus riesgos. Es frustrante, somos un gigantesco laboratorio antropológico y la ciudadanía sus conejillos de indias. Han vivido generaciones en plena pobreza por las decisiones de unos cuantos, basta recordar ‘el error de diciembre’ y sus funestos efectos o el actual torcido desmantelamiento de la República autoría del obradorismo y su evidente retroceso al obscurantismo.

El sistema lo permite, el que se lo proponga puede llegar. El ‘Tío Richie’ quizá escale de la mera diatriba a la boleta del 2030. Adinerado, popular, estructurado, tiene mucho a su favor, pero falta. Hay que conocer su proyecto de Estado y como planea alcanzarlo, tomando en consideración los factores sociales, lejos de lo comercial. Conducir una Nación no es semejante a gerenciar un negocio, ahí está el caso Trump.

¿Valdría la pena un viraje de 180 grados? Ya veremos.

@VRinconSalas

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