La expansión mundial del ecosistema de las finanzas digitales ha sido exponencial en el último par de años. La evidencia señala que vamos hacia un nuevo equilibrio, donde los servicios financieros digitales serán la regla y no en la excepción. México tiene enorme potencial en este sector, pero se está quedando rezagado en comparación con otros países de Latinoamérica que han tenido mejor desempeño. Resalta el caso de éxito de Brasil que se basa en gran parte en la agenda regulatoria pro-competencia e innovación que han implementado en los últimos años. Esto señala la urgencia de tener en México una conversación regulatoria para impulsar el crecimiento del sector de finanzas digitales y mejorar así el bienestar de la población.
La oferta digital de servicios financieros es cada vez más generalizada y pronto se convertirá en la forma más común para proveerlos. A nivel global, el número de unicornios en el sector financiero creció 77% en un año: de 61 en abril de 2020 a 108 en 2021. Además, su valor se duplicó en 2021 alcanzando USD440,000 millones (Findexable, 2021). El desarrollo de estas plataformas es un indicador del dinamismo del sector y refleja la relevancia de facilitar el crecimiento de este tipo de emprendimientos, en beneficio de los usuarios.
En Latinoamérica existen casos de éxito en el desarrollo del sector de finanzas digitales. Brasil ocupa la primera posición en el Índice Global de Findexable 2021, seguido por Uruguay, cuyo avance lo llevó a colocarse por encima de México. (Findexable, 2021). La ciudad latinoamericana mejor ubicada es Sao Paulo, seguida de Montevideo.
En contraste, México se está quedando rezagado en términos de la penetración de las plataformas de finanzas digitales. En dicho índice, ocupó la posición 32 de los 83 países reportados. Además, de las 264 ciudades analizadas en el mundo, la Ciudad de México se colocó en el lugar 48, con un retroceso de 27 lugares respecto a 2020. Las otras ciudades mexicanas que aparecen en este índice son Guadalajara (posición 174) y Monterrey (lugar 192).
No obstante, es innegable que México tiene un enorme potencial para desarrollar un sector de finanzas digitales que impulse el crecimiento del país. Entre 2012 y 2020 se triplicó el valor de este sector, pasando de USD50 millones a USD150,000 millones. Al corte de 2022, existen 512 emprendimientos de finanzas digitales en el país, que han atraído USD1,300 millones en capital de riesgo.
El caso de éxito de Brasil, estimulado en gran medida por un cambio regulatorio que incentiva la competencia y la innovación, mandan una señal de urgencia para discutir las condiciones (marco normativo) bajo las cuales opera el ecosistema financiero digital en México.
La evidencia y las mejores prácticas señalan que esta agenda debe incluir acciones en varios ámbitos: (i) eliminar restricciones a la captación y atención remota de clientes; (ii) facilitar la movilidad de usuarios entre instituciones financieras, empezando por el derecho a la portabilidad de nómina; (iii) facilitar los esquemas multiproducto para todos los oferentes del mercado dentro de una misma aplicación; y, (iv) diseñar figuras regulatorias (por ejemplo, comisionistas digitales y banco digital) afines a las nuevas tecnologías que están revolucionando los mercados financieros.
Estas acciones no son exhaustivas, sólo señalan la necesidad de adecuar la arquitectura de mercado para garantizar que todos los agentes obtengan la mayor ganancia posible, sin inhibir los incentivos a la innovación y al desarrollo tecnológico. Todo ello, sin desatender la estabilidad del sistema financiero y la protección de los usuarios.
Impulsar la inclusión financiera a través de la tecnología es crucial, y para ello es necesario diseñar una agenda de actualización normativa que permita acelerar la adopción de tecnología en el sector, sobre todo entre poblaciones que han sido tradicionalmente excluidas (por ejemplo, mujeres en el mercado de ahorro y habitantes de localidades pequeñas en el mercado de crédito).
La mesa está puesta: existen nichos de mercado no atendidos y se tiene la tecnología disponible para llegar a ellos, incrementando el bienestar social de la población. La decisión de adecuar la arquitectura de mercado y su marco regulatorio no se puede postergar.
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Víctor G. Carreón Rodríguez, Investigador del Laboratorio Nacional de Políticas Públicas del CIDE.
y Miguel A. Guajardo Mendoza, Investigador de El Colegio Mexiquense.