El triunfo de Xóchitl Gálvez como Coordinadora para la Construcción del Frente Amplio por México ofrece, hasta el momento, a las y los mexicanos la posibilidad de votar por dos proyectos distintos de Nación en las elecciones de 2024.

Por un lado, uno a través del cual Andrés Manuel López Obrador se empeñó en imponer una visión unilateral de México, desmontó las instituciones y los órganos autónomos construidos durante décadas, restauró el presidencialismo autoritario, privilegio la ideología sobre el pluralismo, violentó la división de poderes y el federalismo.

Acotó libertades e impuso la opacidad, fomentó la polarización, fortaleció el amiguismo y el nepotismo en el servicio público, uso el presupuesto con fines clientelares, pervirtió los fines de las instituciones de procuración e impartición de justicia, impuso el militarismo, abrazó al crimen organizado, y prefirió la lealtad sobre la eficiencia y eficacia en el gobierno.

Esa es la visión a la que el presidente pretende dar continuidad poniendo a disposición de Claudia Sheinbaum todo el aparato del Estado, el apoyo de funcionarios de todos los niveles de gobierno, los recursos públicos y la estructura del partido que fundó, simulando en Morena un proceso de elección interna que, por su parcialidad, ha sido cuestionado una y otra vez por las propias corcholatas que él mismo seleccionó.

Del otro lado, Xóchilt Gálvez, con el respaldo de millones de ciudadanas y ciudadanos libres, de un amplio número de organizaciones de la sociedad civil así como de los partidos de oposición, PRI, PAN y PRD, busca construir un proyecto que sume esfuerzos por evitar la regresión democrática, desmontar el autoritarismo, gobernar bajo los principios constitucionales, respetando la ley, las instituciones y el estado de derecho.

Fomentar el pluralismo evitando la polarización, combatir en serio la corrupción y la opacidad, respetar las libertades y los derechos humanos, reimpulsar el mando civil reconociendo en su justo valor las aportaciones a la Nación de las Fuerzas Armadas.

Hacer un diagnóstico preciso de los principales problemas del país para rescatar las políticas públicas que han sido útiles, corregir aquellas que han tenido deficiencias y eliminar las que han fracasado y, sobre todo, colocar a las personas, particularmente a los grupos vulnerables y de menos recursos, en el centro de las acciones de gobierno, y nunca más ignorar el dolor causado por la violencia, por miles de desapariciones de personas, asesinatos y feminicidios provocados por la actuación impune del crimen organizado.

Estas son las opciones que actualmente existen en el país rumbo a las elecciones del próximo año, a pesar de que el presidente adelantó el proceso electoral para favorecer a su partido, uso las instituciones y recursos públicos para imponer la agenda política, perseguir y descalificar a quienes expresaron opiniones distintas a las suyas e hizo lo posible por minimizar a la oposición.

Le guste o no al presidente, Xóchilt Gálvez, como coordinadora del Frente Amplio por México, representa un desafío real ante quien, seguramente, será la candidata de Morena a la presidencia de la República.

Esto quedó constatado el 1 de septiembre en la sesión de Congreso General, cuando la ovación que recibió la senadora Gálvez hizo añicos el día del presidente en que tradicionalmente se había convertido la entrega del informe de gobierno.

La riqueza de este escenario es que permitirá un debate profundo y diverso sobre los graves problemas del país, abre espacios a la pluralidad, al equilibrio de poderes y ofrece alternativas a la ciudadana frente a la visión ideológica unilateral que ha pretendido imponer López Obrador.

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