Por Paola Andrea Salazar Carreño
La última Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana -ENSU, 2025 – destacó que el 63% de la población de 18 años y más en México, percibe que es inseguro vivir en su ciudad. Los espacios públicos más inseguros son los cajeros automáticos 72%; el transporte público 65%; las calles 63,7%; entre otros lugares. Las conductas delictivas que generan mayor inseguridad son: el consumo de alcohol 60%; robos o asaltos 50.1%; y venta o consumo de drogas 41.1%. Estas cifras en promedio, esconden las diferencias de percepción por género. Las mujeres perciben mayor inseguridad 68.5% que los hombres 56.7%; uno de los ejemplos, es que ellas tienen mayor probabilidad de sufrir algún tipo de acoso o violencia sexual en los espacios públicos.
Por su parte, el 35.4% de la población manifestó haber tenido conflictos o enfrentamientos con familiares o personas vecinas y el 30.8% de los hogares reveló que al menos uno de los integrantes fue víctima de robo. La percepción de cambio no es optimista: el 32.5% de la población encuestada considera que la delincuencia seguirá mal en los próximos dos meses; mientras el 25.4% refirió que la situación empeorará. Los datos nos indican la desesperanza y preocupación en la sociedad sobre cómo abordar los delitos y prevenirlos de manera efectiva.
La Primera Convocatoria de Buenas Prácticas de Seguridad Ciudadana en México 2024-2025 desarrollada por el Programa de Seguridad Ciudadana de la Universidad Iberoamericana nos da luces de esperanza. La participación de 41 iniciativas de prevención del delito y violencia de 19 Estados de la República Mexicana en 7 ejes temáticos, revelan que la ciudadanía no se queda de brazos cruzados; por el contrario, está generando activamente propuestas para prevenir la violencia en los espacios públicos y estrategias comunitarias de promoción de la convivencia y la transformación positiva de los conflictos.
En el proceso de evaluación que contó con tres fases y donde participaron 42 especialistas de distintas universidades mexicanas y extranjeras; se identificaron 9 buenas prácticas de seguridad ciudadana en los siguientes ejes temáticos: 1) protección a periodistas en contextos de alto riesgo de Frontline Freelance México (FFM) y Artículo 19 México y Centroamérica; 2) Reinserción de jóvenes y adultos en conflicto con la justicia de la Fundación Justicia y Amor en Michoacán y la Red Viral en varios centros penitenciarios de la República; 3) Educación para la paz y resolución de conflictos de la organización Puerta Abierta A.C en Querétaro; 4) Prevención situacional de la violencia de México Unido contra la Delincuencia en el centro de la Ciudad de México, Naucalpan y Toluca; y, la propuesta de Entorno y Convivencia A.C en Quintana Roo, Yucatán y Tabasco. Por último, se destacan los proyectos sobre prevención de la violencia intrafamiliar de Mujeres en México por Chihuahua, y, la prevención de violencias en niños, niñas y adolescentes de Social Hub en Metepec, Estado de México.
Las mejores prácticas de seguridad ciudadana responden a los desafíos de la seguridad y la convivencia del presente y nos aportan inspiración; marcos teóricos y metodologías innovadoras y experiencias valiosas susceptibles de réplica y aprendizaje. La Convocatoria nos trae de vuelta la esperanza y nuevas perspectivas para comprender que la seguridad ciudadana se construye de manera efectiva cuando hay una apuesta democrática hacia la construcción de redes y alianzas entre sociedad civil, sector privado, la Iglesia y Estado. Las causas profundas de la desigualdad estructural, la exclusión y la violencia sólo pueden combatirse con la participación de la sociedad y la generación de mejores oportunidades que conduzcan a la construcción de un futuro más justo, equitativo y en paz.
Asistente de Investigación Programa de Seguridad Ciudadana. Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México.