En estos tiempos tan convulsos, debe destacarse la movilización pacífica y las razones que la motivan, pues son mensajes poderosos que grupos organizados construyen, lanzan y cuyo propósito principal es incidir en el ámbito internacional, el cual siempre está inmerso en conflictos o en guerra armada que afectan la vida de los ciudadanos.

La referencia es clara a la violencia que hemos visto a lo largo de dos años en Gaza, motivada en un inicio por una tragedia terrorista, pero que el curso del conflicto llevó a darle un giro que terminó con una de las partes siendo condenada por la comunidad internacional ante la magnitud de acciones militares contra civiles.

Los diversos acontecimientos bélicos en el mundo han tomado por desgracia a miles de inocentes, que no solo han perdido todo lo que tenían, sino incluso la vida, además de dejar una secuela de desgracia.

Justo cuando la atención pública se ubicó en su mayor punto, entre otros motivos, por el viaje de 45 embarcaciones de la misión Gobal Sumud Flotilla y la detención de sus ocupantes por fuerzas militares israelíes. A mediados de esta semana llegó una buena noticia: el acuerdo de la primera fase del plan de paz para Gaza del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que incluye la liberación de los rehenes israelíes y de los prisioneros palestinos, entre otras acciones.

Diversos países de la región de Medio Oriente contribuyeron como mediadores: Qatar, Egipto y Turquía, y qué decir del jefe de la Casa Blanca. Pero no solo fueron estos países mediadores, sino todos aquellos que utilizaron la tribuna en la ONU para invitar a la paz hace unas semanas en la Asamblea General.

La guerra siempre será un agravio para la dignidad humana, pero siempre la diplomacia debe ser una instancia para buscar el acuerdo. Así vimos cómo líderes de diferentes naciones tomaron la voz con posiciones cada vez más contundentes para un cese al enfrentamiento, a la vez de reconocer al Estado Palestino, y que no necesariamente tenía que ser en la tribuna de la ONU. Desde México, la presidenta Claudia Sheinbaum se pronunció a favor de la paz.

El acuerdo de alto al fuego estipula la liberación de miles de prisioneros palestinos y gazatíes detenidos por la fuerzas israelíes desde que comenzó el conflicto, así como un alto al fuego para comenzar una ruta para atender a la población civil afectada en el combate entre Hamas e Israel.

Sin duda esta esperada buena noticia era necesaria para poder avizorar que la guerra en aquella zona llegó a su fin, con el deseo de que lo sea en forma permanente; el pasado jueves la buena nueva era bien recibida por el mundo.

Es innegable que el presidente Donald Trump fue un importante activo en esta mediación. Podrán algunos no estar de acuerdo, pero la diplomacia ejercida a través de premios y amenazas, así como la ventana de oportunidad que surgió en las últimas semanas ayudó a lograr este acuerdo de paz. El tiempo adjudicará responsabilidades por la lamentable estela de víctimas.

Si bien el mandatario estadounidense no consiguió el premio Nobel de la Paz, la nominación a cualquier galardón por la paz es un hecho relevante que, sin duda, puede quedar en segundo plano porque la vida y los derechos de los inocentes vale más que un premio.

Desde luego todos aquellos que contribuyeron a este acuerdo llevan la mejor medalla, la que se porta por dentro.

Abogado y activista, maestro en Ciencias Penales. Autor del libro “Los filósofos en la era tecnológica. Los pitagóricos de hoy”. @UlrichRichterM

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