Una de las características en la política es la lealtad, hoy se desdibuja debido a que ya no la hay. En efecto, tenemos claros ejemplos de personajes que arribaron al poder político con el beneplácito de Andrés Manuel López Obrador y hoy se han convertido en parte de sus críticos, uno de ellos es el exsecretario de Hacienda y Crédito Público, Carlos Manuel Urzúa Macías, entre otros.
Existen excepciones, una de ellas la ejemplifica el recién fallecido Juan Ramos López, Fiscal Especializado de Control Competencial de la Fiscalía General de la República (FGR). El viernes 22 de septiembre del presente año la FGR divulgaba un comunicado informando el lamentable fallecimiento del Fiscal derivado de las complicaciones que sufrió por motivo de la operación quirúrgica a la que fue sometido.
Dicha noticia cimbró el ámbito de la procuración de justicia por la relevancia del funcionario, ya que era uno de los personajes más importantes en la FGR.
Desde hace más de 30 años conocí al licenciado Juan Ramos, cuando era la mancuerna de Gerardo Perdomo Cueto; éste último trabajó en la Procuraduría desde los tiempos del que fuera Procurador de Justicia del Distrito Federal, Ignacio Morales Lechuga, y continuó con José Antonio González Fernández; incluso llegó a ser Visitador General y Juan Ramos Director General de la Visitaduría.
En una época coincidimos juntos cuando ocupé la Coordinación de Asesores del Dr. Samuel del Villar, en ese entonces también Procurador de Justicia; Gerardo Perdomo era el Coordinador de Agentes Auxiliares y Juan Ramos el Director General de Supervisión de dicha Coordinación. Los tres dejamos la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, en la misma fecha.
Una vez concluido nuestro ciclo en dicha institución, regresé a mi despacho, Gerardo Perdomo ya no continuó y Juan Ramos se fue a trabajar con el Dr. Gertz Manero como Director o Coordinador Jurídico de la que era la Secretaría de Seguridad Pública.
Vale la pena recordar que Gerardo Perdomo, abogado egresado de la Escuela Libre de Derecho, ya contaba con una trayectoria intachable en la procuración de justicia al igual que Juan Ramos, donde resaltaba la honestidad de ambos. Asimismo, Perdomo Cueto fue compañero en la Libre de Derecho de Alejandro Gertz Manero, por lo que ambos tenían una añeja amistad.
El Fiscal Ramos se caracterizó por ser un servidor público honesto, austero, sin poses, fiel a sus jefes y estudioso; no firmaba documento alguno sin haberlo leído en su integridad, nunca te hacía esperar para atenderte, siempre fue muy puntual.
Los asuntos que llevaba en la Fiscalía General de la República de la Nación eran los más relevantes, por lo que se enfrentó a un sinnúmero de juristas, que valga la pena distinguir, eran férreos en la pelea. Había victorias para ambos lados.
El lunes anterior a su operación, como si fuera la despedida, me recibió y platicó acerca de su condición de salud; así el viernes a primera hora, le escribí para desearle suerte y que todo saliera bien en su intervención quirúrgica. Hasta el último minuto le demostró lealtad a su jefe el Fiscal Gertz.
Pero tal y como lo mencioné en mi colaboración “El difícil oficio de ser Fiscal en México” (18/09/2022), ese es un trabajo muy peculiar. A mi juicio se manejan energías muy sutiles, ya que entre otras cuestiones, el destino de personas y familiares se ve involucrado en la decisión que tome un Fiscal, sea quien fuere. Dichas determinaciones son tomadas como consecuencia de una conducta o una acción posiblemente ilícita realizada por una persona.
Ya que hablamos de la lealtad política desdibujada en estos tiempos, hay una que no debemos olvidar: la que le debemos a nuestro querido México, el genuino “Gran Jefe”.
“Por México”.