Nuestra Fiscalía, la Fiscalía de las y los habitantes, así como de visitantes de nuestra Ciudad de México, es la entidad encargada de la procuración de Justicia y protección jurídica, tal y como lo establece nuestra Ley Orgánica del año 2019. De manera que la actuación de este órgano constitucional autónomo concentra sus principales esfuerzos en acciones de carácter reactivo, posterior a la comisión de algún delito; sin embargo, desde los Ministerios Públicos y las Fiscalías Territoriales hasta las unidades de investigación y peritaje, junto con los centros especializados en apoyo a víctimas, acumulamos diariamente experiencias y aprendizajes altamente valiosos para desarrollar estrategias de prevención efectivas en nuestra ciudad. A partir del trabajo pericial y de investigación, es posible contribuir al ofrecimiento de información y conocimiento de las circunstancias que rodean cada delito y con ello identificar y analizar aquellos factores que contribuyeron a su comisión. Esta comprensión permite que otras dependencias cuenten con elementos para reconocer de manera sistemática las causas subyacentes detrás de cada hecho. Por ello, la contribución de dependencias públicas como la Fiscalía a la prevención del crimen y del delito es posible.
Ante la comisión de ciertos delitos en zonas específicas de la ciudad, por ejemplo, hemos generado información y conocimiento para identificar patrones delictivos, que han servido de insumo valioso para dependencias como la Secretaría de Seguridad Ciudadana, que utiliza este conocimiento para coordinar acciones estratégicas en esas localidades y atacar al crimen con mayor precisión. Además, el análisis minucioso de las circunstancias y características de los delitos de alto impacto nos ha permitido desarrollar estrategias proactivas, tales como la realización de operativos en lugares y horarios específicos, analizando los datos históricos de delitos anteriores. Estos actos se complementan con medidas de fortalecimiento de la seguridad, incluyendo mejoras en la iluminación y presencia de elementos de seguridad pública en aquellas zonas donde observamos la comisión de delitos de manera recurrente. También hemos extendido recomendaciones a entidades gubernamentales, empresas y organizaciones civiles, para implementar prácticas que prevengan futuros delitos similares, centrándonos especialmente en los sectores de la población más afectados.
A lo largo del mundo y particularmente de Latinoamérica, existen ejemplos como éstos, en los que, mediante acciones de prevención exitosas, a partir del uso de información obtenida de la investigación judicial, se toman medidas para prevenir futuros crímenes. Por ejemplo, en Sao Paulo han desarrollado desde hace ya más de 20 años, un enfoque sistemático para reducir las tasas de homicidio a través del análisis detallado de los criminales pasados. Con ello, las autoridades identificaron patrones y áreas críticas, lo que permitió una distribución más eficiente de recursos policiales y programas sociales específicos diseñados para abordar las causas subyacentes de la violencia. Esto, en conjunto con todas las demás acciones de combate al crimen, contribuyó a una significativa disminución en los índices de homicidio en esta ciudad.
La administración del alcalde Antanas Mockus, en Bogotá (Colombia), también demostró desde hace años cómo a través de sistemas de análisis del delito es posible generar estrategias de prevención a partir de datos estadísticos. En el caso de esta ciudad, utilizando la información recogida de los informes policiales y judiciales, fue posible mapear las zonas de alta criminalidad y ajustar la presencia policial según las necesidades específicas de cada barrio. Esto incluyó la optimización de los recorridos de las patrullas y la focalización en delitos de alto impacto como el homicidio y el robo, resultando en una notable reducción de la tasa de criminalidad.
Hoy en día, desde nuestra Fiscalía continuamos desarrollando mecanismos de analítica e inteligencia estratégica para mejorar la seguridad a través del análisis detallado de los datos y eso nos ha permitido elaborar insumos para la prevención del delito, protegiendo con ello a las y los ciudadanos y los territorios de la ciudad en los que se observan los mayores índices de crimen y violencia. Combatir el delito nunca ha sido sencillo, pero mediante el uso de la experiencia acumulada, la aplicación del conocimiento sobre lo que funciona, el uso creciente de la tecnología y sobre todo la colaboración intersectorial, hemos delineado muchas iniciativas que no solo atienen el aspecto judicial y punitivo, sino también la dimensión social, que es muy importante para anticiparnos a nuevos delitos que no serán cometidos gracias a la prevención.
Encargado del despacho FGJ-CDMX