El PRD era fuerte y representaba la posibilidad de un cambio democrático y más equitativo para el país. Acompañaban a estas aspiraciones otras como el medio ambiente, la justicia, la libertad sindical y la economía social.
Sufrió un embate cruel durante el gobierno de Salinas de Gortari cuando se asesinaron a dirigentes y militantes. Pero no fueron los muertos, ni los dineros y proyectos destinados a la compra de conciencias (aunque estos ayudaron más a ese objetivo), sino la corrupción que se volvió imparable bajo el dominio de la corriente de Nueva Izquierda la que socavo al PRD.
Los muertos al principio eran activistas del PRD, pero no eran muertos por el PRD. Pero al final si se asesinó gente por el actuar de ese partido. Así se eligió a José Luis Abarca Velázquez como candidato y luego presidente. Tenía dinero y poder para la campaña. Razones para desplazar a los militantes de izquierda que luego fueron asesinados por él antes de que asesinara a los estudiantes de Ayotzinapa.
Nueva Izquierda y principalmente ADN fueron las corrientes que decidieron las candidaturas de Guerrero en ese momento, pero también participó IDN. Corriente a la que perteneció Arturo Hernández Cardona, levantado y muerto por ese gobierno. Asesinato impune en ese momento, a pesar de existir testigos presenciales, víctimas ellos también, que sobrevivieron por escapar al secuestro.
Tenía dinero. Tenía poder. Pero no tenía lo necesario para ser representante de la izquierda. Los que la tenían fueron asesinados. En eso se convirtió Morena en muchas partes. En eso terminará por convertirse en el resto del país si no ocurre un cambio profundo. Si no se da, mejor que se acabe.
En Hidalgo, Jesús Hernández Castellanos era el militante del PRD con gran capacidad en la Huasteca. Opositor a Nueva Izquierda, al gobierno, al cacicazgo y al charrismo sindical era convocado para trabajar, pero no para las candidaturas. Todas las corrientes acudían a él que, generoso, aportaba su trabajo: para arreglar lo electoral, una campaña, organizar a los militantes o preparar un manifiesto. Se precisó de tiempo para convencerlo de pasar a Morena. Fue desaparecido en 2017 y el gobierno de Omar Fayad no pudo resolver su caso. Existían indicios que perseguir.
El actual gobierno no lo olvida, porque ni siquiera lo conocían ni les interesa el caso. Lamento que la última actuación en esa región haya sido para precisar el número de desaparecidos antes que encontrar a uno de ellos. Caso similar a los 26 desaparecidos en 2022 en Tamaulipas que eran originarios de Acaxochitlán, Hidalgo y Pahuatlán, Puebla (pueblos vecinos). Esos, como muchos otros en otros estados, ya son nuestros muertos. Su muerte anuncia el cambio o el fin del movimiento.