Según el diccionario de la Real Academia Española, Deriva se define cuando: [Viaja] sin dirección o propósito fijo, a merced de las circunstancias o, (…) abatimiento o desvío de la nave respecto del rumbo establecido (…).

La dirección de Morena está a la deriva. No tiene más rumbo que el de personajes que no pueden afirmar pertenecen a asambleas o comités municipales, corrientes de opinión o a grupos organizados. Representan intereses individuales. Este es el resultado final de carecer de vida democrática, o de cualquier tipo de vida partidaria.

Las direcciones deciden sin ser cabezas. Han suplantado al movimiento. Los cambios provienen de arriba, a veces bien, a veces mal, pero sin la participación del movimiento. La masa vota, defiende, manifiesta, marcha y opina en la calle o en las redes pero no tiene derecho a decidir.

Se entiende cuando se habla de Morena 4 cosas distintas: 1) el aparato, el 2) gobierno en sus distintos niveles, 3) el movimiento y 4) la corriente lectoral. El aparato es una estructura burocrática convertida en mala oficialía de partes. Mala porque allí no existe transparencia, y oficialía de partes porque en otro lugar se toman las decisiones. Los gobiernos morenistas son variados: algunos sólo son de izquierda en la boleta, pero son los interlocutores privilegiados del aparato. El movimiento no está adecuadamente representado ni en el aparato ni en el gobierno, pero sin este no podrían existir los otros dos. No existe ningún cuidado ni respeto por la gente del movimiento. Solo cuenta el gobierno y aparato.

Los del aparato son cadeneros de una cúpula que se reproduce a sí misma y exige obediencia confundiéndola con unidad. Sin democracia, la segunda se convierte en la primera. Antes de 2018 existían estas prácticas, pero la acción tenía sentido por identificarse con una propuesta general de izquierda, la figura de López Obrador y su posibilidad de ganar la presidencia. Esto tiende a agotarse por la falta de sentido y de democracia de la acción. La cúpula extrae su legitimidad del movimiento aunque permanentemente le den la espalda y lo traicionen.

Un ejemplo de esto es la lista “oficial”, justo ahora que se habla de desterrar la simulación. La lista identifica aparentemente a los favorecidos por la decisión de la dirección nacional para ser votados para la renovación de los cargos nacionales del poder judicial. Sin justificación o fundamentación pero con la orden de votar por ella.

En la esfera local se deja la decisión a los gobernadores, abandonando a su suerte a la ciudadanía y a la militancia allí donde estos gobiernos no tienen cuadros o están corrompidos.

La gente no votó por estructuras paralelas e impresentables, votó por Morena para combatir un estado corrupto y clasista. En lo nacional se dan buenos resultados, pero también desacuerdos y temas obscuros que no se han discutido. Por eso la figura de Sheinbaum aglutina pero existe descontento. En lo local han sido perdidas.

La corriente electoral de Morena es de unos 36 millones, el número de afiliados en 2023 fue de 2.3 millones y ahora se dice que la afiliación es de unos 5 millones, aunque es tema opaco y los que trabajan en territorio ya encuentran problemas para convencer en algunas zonas. Si la izquierda no recupera la democracia corre el riesgo de convertirse en otro cascaron como el ultimo PRD. Los millones que no están organizados ya están cansados de que sólo se les tire línea.

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Comentarios