¿De qué depende el salario de los trabajadores? De dos factores: 1) el monto de los ingresos que dispone la empresa y 2) la fuerza o debilidad de los trabajadores frente al patrón.

En una empresa privada, el monto de lo disputado entre patrones y asalariados no puede superar el de las ganancias. Si esto ocurriera, entonces la empresa no sería viable. Obviando otros pagos, el porcentaje respecto a la ganancia puede variar entre el 0 y el 100 por ciento. Entre todo y nada, el resultado está determinado por la fuerza de cada una de las partes. Su organización, su posición política y su capacidad económica

Tenemos que hacernos la misma pregunta respecto a los salarios que paga el gobierno. Encontramos dos casos. En uno, algunos servicios y trabajos necesarios que no se espera tengan una contraparte: salud, educación y el servicio meteorológico, por ejemplo. Son importantes y, si no, basta con ver cómo quedan los partidarios del estado nulo, cero o mínimo con las inundaciones en Texas en los Estados Unidos o la regulación de la construcción en México.

En el otro caso, las empresas del estado pueden considerarse como una empresa privada, aunque existen entre estas unas que caen en el primer caso y se sostienen por razones de estado y no de la lógica de una empresa privada. Trataremos lo referente al primer caso. A los servicios que presta el estado sin una contraparte.

Para el primer caso, ¿cuáles son los límites de la negociación salarial de los trabajadores al servicio del estado? Evidentemente el presupuesto. Pero está repartido también en educación, salud y programas sociales. Se puede ampliar: sí. Entre otras cosas para eso debe ser la reforma fiscal que hasta este momento no se ha implementado y por lo menos debería ser pensada. Sin aumentar el tamaño del pastel fiscal, no existe forma de repartirlo acorde con las necesidades del país.

Y entonces, resulta que tampoco esto sería suficiente. La otra piedra es la enorme desigualdad en el trato laboral. De un lado la república independiente de PEMEX, en la cual los costos más preocupantes no son laborales, pero en los cuales la estructura sindical se formó para cooptar a los líderes y evitar conflictos. Esa estructura no se desmontó. Allí se demuestra que el cambio en la legislación no basta sin la organización sindical y una política laboral correcta.

En un extremo esta está república de PEMEX y del otro los trabajadores por honorarios y de outsourcing. Sin derechos y con salarios bajos que, a pesar de eso, no se comparan con los de estados y municipios.

Allí está el tema de la CNTE. La política anterior a AMLO descentralizó el tema educativo, su presupuesto y la negociación salarial. No es un tema corregido por este y el anterior gobierno. Lo que ocurre ahora es que las negociaciones salariales fueron por estado. Cuando los maestros Oaxaca llegaron a un acuerdo con la federación sobre un tema de presupuesto estatal se fueron. Esa es una lógica neoliberal.

Eso tiene resultados concretos: las diferencias salariales entre los maestros son grandes entre los estados y a su interior. Lo que sorprende ahora es que se sigue invitando a los dirigentes del SNTE a formar parte de los gobiernos estatales y son un actor a nivel nacional para Morena a pesar de su baja rentabilidad electoral.

El gobierno de izquierda y un sindicato combativo van por caminos opuestos. Paradoja con la CNTE y concubinato con el SNTE.

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Comentarios