La historia del SME ilustra la historia del sindicalismo nacional de principios del siglo XX hasta el año en que los dirigentes del SNTE, sindicato CHARRO con mayúsculas, se convirtieron en héroes de la dirección nacional de la Izquierda Electoral.
Después del asesinato de Madero, la derrota de Huerta y luego de Villa, los constitucionalistas llegaron a la capital y estuvieron a punto de fusilar a los dirigentes del SME, por declararse en huelga en los momentos en que la lucha armada ya estaba decidida pero no finalizaba. Los constitucionalistas no eran iguales entre sí. Obregón no sólo impidió la barbarie, construyó la relación con los sindicalistas y el SME.
La relación de este sindicato independiente continuo frente a un régimen que favorecía por momentos a los trabajadores y en otros los reprimía. Pasando por la nacionalización de la industria y la creación de otro sindicato nacional, hasta la desaparición de la empresa en la que trabajaban y convertirse en un sindicato sin trabajadores contratados. En este estado de cosas parece que el país cambia pero sin moverse del mismo lugar. Así, se reconocen logros importantes en materia sindical y en otros momentos parece un retroceso.
Desaparecieron los sindicatos de protección, esos que sólo existen en el papel de patrones y falsos dirigentes y no son conocidos por los trabajadores. Pero estos, en su mayor parte, no fueron sustituidos por verdaderos contratos colectivos ni sindicatos independientes.
Otro ejemplo, el cambio formal en las elecciones en PEMEX no condujo a la democratización de su sindicato. No parece fuera posible que ganara una nueva opción, pero sí castigar las violaciones a la Ley y que la votación fuera libre para iniciar una nueva relación sindical.
Un ejemplo estatal como botón de lo nacional: en Hidalgo existen denuncias penales contra líderes sindicales. Lo sorprendente es que son contra líderes de sindicatos de los gobiernos estatal o municipal. De salud, de los trabajadores al servicio del estado y del municipio.
¿Dónde está el problema? En la intervención en los asuntos internos de los sindicatos.
En el caso de Pachuca, su actual dirigente, Percy Espinoza, fue designado por el estado priista. Sucedió a Gabriel López Bracho, líder sindical que creó una federación estatal, sindicatos en los municipios, del gobierno del estado y cuya base se encontraba en el municipio de Pachuca.
Con Percy perdieron la atención a la seguridad social y la salud del ISSSTE y fueron mal atendidos por instituciones médicas privadas, negociando el municipio prebendas personales con el dirigente. Pero, un sindicato relativamente blando resultó demasiado para los gobiernos de inspiración empresarial del PRI y ahora de Morena. El dirigente tiene varias acusaciones, no deben ser pretexto para atentar contra la independencia sindical que no es boyante en el municipio.
No hay dilema en apoyar al gobierno o al dirigente. Cada uno debe atender los temas relevantes: uno, afrontar las acusaciones; otros, reponer el seguro social a los trabajadores y respetar la independencia sindical.
En su origen, el gobierno perdonó a líderes a modo todo tipo de tropelías para marginar a dirigentes independientes. Vueltos incómodos, se cometen otras para quitarlos. Si deben pagar que paguen los delitos que cometieron, pero que no metan los gobiernos las manos en los sindicatos. Esa vigilancia es obligación incumplida por la Secretaría del Trabajo. ¿Quién sucede a Percy? Eso, sólo los trabajadores deben de responderlo.