Como gatos inflados para parecer leones. Así llamaban a los reyes de Tayfas, las cuales eran pequeños reinos de la España árabe que surgen al romperse el gobierno central. La crítica es injusta porque la dispersión del poder trajo consigo un auge regional, pero certera, porque esa etapa formaba parte de una tendencia a la desaparición del poder árabe en la península.

En Morena existen pequeños reinos, unos más grandes que otros, que son los que encabezan los gobernadores. Del movimiento nacional se han depositado en ellos muchas expectativas, obtenido pocos resultados locales y una gran decepción nacional. Forman parte importante del descontento ciudadano y de la militancia. Junto con la dirección nacional han designado candidatos que se han sumado a la ola pero, de los cuales muchos han dado un resultado negativo. De ese resultado no se hace cargo nadie.

Por supuesto, el desorden ha ocasionado que se reúna el Consejo Nacional de Morena pero este no ha cumplido con las expectativas. Simplemente no parece suficiente:

1.- Se crea una comisión para vigilar quién entra a Morena. Pero el daño está hecho. Es un tema forense.

2.- Se conserva el proceso de afiliación bajo el dominio de estructuras profesionalizadas y controladas por los ejecutivos estatales, que han perdido simpatía, y la dirección nacional, que es difícil organice.

3.- El proceso de organización municipal se iniciará por fin, pero bajo el control de los ejecutivos estatales y la dirección nacional. No existe mucho juego ni tiempo para los militantes.

4.- Se pretende que una escuela de capacitación para las autoridades municipales sustituya un problema de práctica política. No son las horas de salón. Es la forma y los objetivos de la política que se han perdido.

5.- Una disposición parece indicar que quien se organice políticamente puede quedar fuera del partido. Es una decisión autoritaria, sobre todo porque el peso de los poderes fácticos es abrumador.

6.- Algo favorable es que los dueños de la organización se fueron de vacaciones. Es un tema simbólico pero favorable.

Estas líneas generales lo que muestran es que los cambios son, por lo menos, insuficientes, y en otros contrarios a una práctica democrática de izquierda. ¿Está todo perdido para

Morena? No. Los miembros de ese movimiento deben participar en estos procesos. Pero la solución debe provenir de otro lado. De la dirigencia del movimiento que ahora descansa en la presidenta, pero sobre todo de los militantes que deberán como hace mucho luchar por sus derechos y los objetivos de una plataforma que no es impulsada por los ejecutivos estatales.

Por fuera, más que por dentro. Al interior existe rigidez y falta de sensibilidad de las dirigencias frente al malestar que ya es nacional. Morena es una estructura burocrática. Se debe apoyar el proyecto nacional y, contrario a la tendencia de los últimos años, buscar consolidar plataformas estatales y municipales y luchar por ellas. En eso han dejado a los militantes y a la ciudadanía solos y la gente debe confiar más en su voluntad que en las autoridades estatales y municipales.

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