Los valores y objetivos de la Unión Europa han sido bombardeados, masacrados, ametrallados, sometidos a tortura y violados en los campos y calles de Palestina y las cárceles de Israel. Ya no existen. Murieron. Los culpables son los Estados Unidos e Israel pero, sobre todo, los propios europeos. No por consenso, pero si por mayoría, porque eso es lo que pasa con las cosas que pasan por las urnas.

La historia no comenzó el 7 de octubre, ni en 1950, con el inicio de la Unión, sino en 1948, cuando se consintió la limpieza étnica de la tierra ancestral de los palestinos para salvar el alma europea y en el proceso perdieron la suya y la de los israelíes.

En 1948 se expulsó prácticamente a tanta población originaria como colonos llegaron a Palestina. Fue un proceso tan sanguinario y perverso como hoy día. Los gobernantes de los países aliados creían debían silencio a los migrantes judíos por su sufrimiento en Europa y permitieron expulsar a la población palestina aterrorizándola, asesinando y apropiándose de sus casas y campos cuando no eran destruidos.

Basta el testimonio de las integrantes de las bandas terroristas de Irgún, Leji (Stern) o la Hagana que, arrepentidos unos, orgullosos otros, contaron el asesinato de hombres, mujeres y niños; familias enteras; “(…) casi ninguno lucho porque no tenían armas”; una granada adentro de una casa; madre e hijos ametrallados después de matar al esposo; violar una joven y matarla de un tiro; ametrallar; quemar vivos. Por eso huyeron los palestinos y ellos y sus descendientes son refugiados en Gaza. Se permitió. Nadie pagó. Permanecen impunes.

Los valores de la Unión Europea son: Libertad, Democracia, Igualdad, Derechos Humanos, Estado de Derecho (así, en mayúsculas) que descansan, declarativamente en el valor de la Dignidad Humana, la cual afirman “(..) es inviolable, debe ser respetada y protegida y constituye la auténtica base de los derechos fundamentales.”

¿Cómo dejar pasar el genocidio y no perder la dignidad europea en el proceso? No existe forma.

Estos derechos se violaron en 1948. Con la Unión Europea, a partir de 1950 existía la creencia que gradualmente se reformarían los países que la conforman, abandonando su pasado colonial en el mundo y creando un área de derechos en su continente. No han abandonado el colonialismo y África es el campo más palpable de esta realidad. Regresaron a las preocupaciones económicas de la preguerra abandonando sus valores y principios como Unión.

De Israel se escondió lo sucedido en su origen. Gradualmente han dejado impunes otros crímenes, otras matanzas y el Apartheid.

Entre los objetivos europeos destaca el estricto respeto del Derecho Internacional. Netanyahu, condenado por genocidio en la Corte Penal Internacional, cuyos resolutivos son obligados para los estados europeos, aterriza en su territorio y lo atraviesa por avión (el de Evo Morales lo interceptaron e hicieron aterrizar ante la sospecha de que estuviera Snowden en él).

El doble racero es evidente. A los palestinos no les reconocen derechos universales. No habrá castigo a los criminales. Los crímenes de odio y guerra sólo existen en otras latitudes pero no para los europeos, los israelíes y los estadounidenses. Se viola el derecho internacional, se masacra y no existe castigo alguno.

La existencia de tribunales independientes cuyas sentencias fueran respetadas por todos los países europeos ha sido destruida por defender el genocidio, crimen igual al que dio fuerza para eliminar diferencias centenarias, acabar las guerras y fundar la unión. Parece natural que otros logros, en lo económico y en la paz, ya tampoco estén asegurados.

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