Por: Glo Ruiz (ella)

Crecí en una familia donde las palabras “inclusión” y “diversidad” no eran parte del vocabulario cotidiano. Como parte de la comunidad LGBTQ+, y ahora mamá de una infancia trans, he aprendido de primera mano lo que implica cuestionar patrones arraigados y replantear lo que significa amar sin condiciones. Hoy, las juventudes LGBTQ+ nos observan, esperando algo tan básico como vital: que seamos su refugio, no su tormenta.

Los números no mienten y son alarmantes. Según la de The Trevor Project México, el 77 por ciento de quienes intentaron suicidarse reportaron que su situación familiar fue una de las principales motivaciones. Casi 60 por ciento señalaron a su familia como el origen de los actos de discriminación que han sufrido. En demasiados casos, la familia, que debería ser el primer círculo de apoyo, termina convirtiéndose en el epicentro del dolor.

Muchas personas de generaciones anteriores crecimos en un entorno donde las herramientas emocionales eran limitadas y hablar de diversidad sexual y de género era prácticamente tabú. Se nos enseñó a repetir patrones y callar temas incómodos. Sin embargo, hoy tenemos al alcance recursos que nuestras madres y padres no tuvieron: guías, estudios, testimonios y organizaciones dispuestas a acompañarnos. Aunque desaprender patrones puede ser un proceso difícil y a veces incómodo, la recompensa vale el esfuerzo: criar desde el amor y la validación permite que las juventudes crezcan libres de las cargas del rechazo, con espacio para ser ellas mismas.

Ser madre de una infancia trans me ha llevado a cuestionar todo lo que creía saber sobre crianza o lo que apenas había aprendido. He tenido que reconocer que vivimos en un mundo cisheteronormado, un marco que dicta cómo debemos amar, comportarnos y expresarnos. Salir de ese marco, no ha sido fácil; ha traído dudas, momentos de angustia y desafíos. Pero también me ha mostrado que fuera de esas expectativas hay libertad, amor auténtico y la oportunidad de construir un futuro más inclusivo. Es un camino complicado, sí, pero cada paso ha valido la pena.

Me queda claro que criar infancias en un hogar afirmativo no es un acto heroico; es una responsabilidad básica. Sin embargo, menos del 22% de las juventudes LGBTQ+ en México cuentan con este tipo de hogar, según la misma encuesta.

El contexto actual nos plantea retos adicionales. En un panorama político donde las voces anti-LGBTQ+ ganan terreno, y con movimientos de ultraderecha que promueven discursos de odio y políticas que vulneran derechos fundamentales, es todavía más importante reforzar el amor y el apoyo en nuestros hogares. La violencia y la discriminación hacia las personas LGBTQ+ no son problemas abstractos; son realidades que afectan vidas y ponen en riesgo a quienes más amamos. Ante este clima adverso, nuestra responsabilidad como madres, padres y xadres se vuelve aún más crucial.

Entonces, ¿cómo lo hacemos? Primero, debemos reconocer que nuestras palabras y acciones tienen un peso enorme en la salud mental de nuestras hijas, hijos e hijes. Un "te amo tal y como eres" puede ser el factor que marque la diferencia entre un día oscuro y una vida llena de posibilidades. Segundo, informarnos y educarnos es una tarea constante. Hoy puedes empezar leyendo sobre diversidad sexual y de género, respetando los pronombres y nombres elegidos, o participando en talleres que muchas organizaciones ofrecen de forma gratuita y consumir contenido online en el que aborda el rol de unx xadre que escucha, valida y apoya a su hijx como . Y tercero, busca apoyo si lo necesitas. Está bien no saberlo todo; lo que no está bien es no intentar aprender.

La crianza afirmativa no es solo un acto de amor hacia las infancias, es una inversión en una sociedad más justa, donde todas las personas puedan desarrollarse en plenitud. Nos toca a la personas adultas romper el círculo de discriminación y silencio que heredamos. Porque, al final, no se trata de que nuestras hijas, hijos e hijes se adapten a nuestras expectativas, sino de construir un mundo donde puedan ser ellxs mismxs, sin miedo y con todo el amor que merecen.

Nuestras decisiones de hoy como madres, padres y xadres definirán si las juventudes LGBTQ+ crecen con heridas o con alas. Yo elijo la valentía, la empatía y la acción. Porque criar con amor no solo transforma vidas, también cambia el mundo.

Marketing Manager en The Trevor Project México

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