La vigencia en conocimientos y destrezas es fundamental en la administración y gestión de las universidades. Es lo único que augura la respuesta inmediata ante cualquier irrupción geopolítica del país o el mundo.
Si durante mucho tiempo prevaleció un esquema operativo conservador y acotado, pronto se detectó que no obedecía a los requerimientos empresariales, empleabilidad y sentido para solucionar problemas y presentar nuevas ideas de desarrollo apegadas a expectativas y necesidades prevalecientes en las comunidades.
El reto actual es innovar no sólo los planes y programas de estudio, sino transformar los centros educativos de educación superior para permitir agilidad en respuestas y adaptaciones ante ambientes altamente volátiles e inciertos.
El punto de partida debe ser la comprensión del estado de la institución. Esto no debe limitarse al estado financiero y a las tasas de inscripción y graduación. Debe realizarse un diagnóstico de rendimiento basado en datos de todas las actividades universitarias. Es la radiografía o conocimiento pleno con el que se debe comenzar a transformar a la universidad.
La cuantificación debe aunarse a una evaluación cualitativa y la escucha eficaz de los distintos públicos para poder determinar fortalezas y áreas susceptibles de mejora y desarrollo.
Después del conocimiento de la institución se debe comenzar a replantear el objetivo de innovación y cambio institucional. Esto implica aprovechar el trabajo de los predecesores y los planes estratégicos existentes. A partir de esto se plantean las nuevas iniciativas.
Debe identificarse lo que más importa y asumirlo personalmente.
En el gran trabajo de transformación y vigencia universitaria es conveniente involucrar a diferentes grupos de partes interesadas con un propósito y un papel claros. Saber a quién invitar a co diseñar en lugar de consultar o informar.
Se debe identificar rápidamente quién tiene mucha influencia, quiénes podrían bloquear las iniciativas y a quiénes se les podría dar la oportunidad de liderar. El involucramiento de personajes claves es esencial en las universidades, a diferencia de lo que acontece en otro tipo de organizaciones.
Ahora, una característica esencial para augurar la innovación continua de los centros de enseñanza superior está en el establecimiento de una comunicación entre el presidente y la junta. Para involucrar y aprovechar eficazmente el poder de la junta, se debe construir una base de confianza a través de la transparencia radical, la franqueza y el interés en sus puntos de vista. La comunicación frecuente con la junta, el acuerdo sobre iniciativas de alto impacto" y la retroalimentación regular y estructurada entre el presidente y la junta son tareas que no pueden soslayarse.
Otra acción recomendable es perfeccionar un estilo de liderazgo personal para comunicar las prioridades al personal, a la universidad y a las partes interesadas en general. Así, es conveniente centrarse en ser, no en hacer para ayudarlos a mostrar consistencia de carácter, adaptarse a lo que la institución necesita y crecer continuamente.
En la vida en general, pero en el sector educativo particularmente, la pandemia mundial del Covid-19 mostró que la adaptación a los cambios y resiliencia no emergen de un momento a otro. Triunfan las universidades que día a día se adecuan a los nuevos imperativos de vida y mercado, quienes diseñan esquemas y estructuras flexibles, quienes no temen a la transformación consuetudinaria.
Rector del Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminológicas (CESCIJUC).