Durante los meses más cálidos del año, el incremento de temperaturas provoca incendios en todas las latitudes, sin embargo, 2019 ha sido único por haber presentado temperaturas en el Ártico que han alcanzado los 32º C en junio.

Según datos de los Centros Nacionales para la Información Ambiental (NOAA NCEI) julio pasado fue el mes 415 de incremento consecutivo de temperatura en el planeta. Desde el lejano Círculo Polar Ártico hasta el Amazonas, los incendios han ocurrido uno tras otro en una secuencia sin precedentes.

En el Ártico, hasta principios de agosto se han contabilizado más de 600 que han consumido casi un millón de hectáreas de bosques de Alaska que vive su verano mas cálido desde 1925. También Canadá, Siberia y Groenlandia, ésta última perdió en un sólo día 12,500 millones de toneladas de hielo por derretimiento el pasado 2 de agosto.

El verano ha sido particularmente cálido en diversos países de Europa que vivieron su 15º mes de julio más caluroso luego de que una nueva ola de calor atacara diversas ciudades del viejo continente. En distintos países se establecieron nuevos récords históricos de temperaturas

El cambio climático es la principal causa de que ahora se presenten incendios cada vez más frecuentes, más severos y destructivos aún en zonas del planeta donde difícilmente podría pensarse. Este asunto debería ser de la mayor preocupación para todos, sin importar el lugar en que nos encontremos, no sólo porque en el mediano y largo plazo todos resultaremos afectados, sino porque en el corto plazo ya hay consecuencias visibles.

El incremento en la cantidad e intensidad de incendios en el Norte del planeta ha provocado intensas nubes de humo que están afectando la calidad del aire incluso en zonas muy alejadas. Los incendios de Siberia, por ejemplo, provocaron una nube de más de 5 millones de kilómetros cuadrados, según los señalado por la Organización Meteorológica Mundial, más que la superficie completa de la Unión Europea.

Lamentablemente los incendios también han atacado otras latitudes. El Amazonas arde desde hace días, donde, al aumento de temperaturas se suman conflictos políticos que han llevado incluso a la destitución del responsable del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales de Brasil por contradecir a Bolsonaro y subrayar el aumento en la deforestación de la selva amazónica.

Este año ha habido 80% más incendios que los registrados en 2018 y se calcula que cada minuto se destruye el equivalente a mas de un estadio de futbol por minuto de selva. Aunado a las nubes provocadas por los incendios hay que sumar que la destrucción de bosques más antiguos libera una mayor concentración de dióxido de carbono a la atmósfera, convirtiendo al proceso en un círculo vicioso que incrementa el cambio climático.

Tan solo en 2018, más de 7 millones de personas murieron por mala calidad del aire provocada por contaminantes y en las ciudades de todo el mundo, éstos provocan enfermedades respiratorias crónicas que afectan severamente la calidad de vida de las personas, especialmente de niños y adultos mayores.

En septiembre próximo se llevará a cabo la Cumbre de Acción Climática de Naciones Unidas, una medida urgente lanzada por el Secretario General Antonio Guterres luego de conocerse la noticia de que julio ha sido el mes más caluroso registrado en la historia. La emergencia climática se agudiza y quizá deberíamos preguntar ¿qué está haciendo nuestro gobierno para combatirla?

Twitter: @solange_   

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