Y Morena ganó. Y lo hizo de manera contundente. A pesar de que las encuestas anticipaban un triunfo de Claudia Sheinbaum, nadie pronosticó el descalabro tan abrumador que sufrió la oposición. Lo que más llama la atención es que el sector de la población que teóricamente votaría por la candidata opositora Xóchitl Gálvez, es decir la clase media, no lo hizo de forma mayoritaria.

Este resultado tan contundente a favor de la continuidad del proyecto de la Cuarta Transformación se explica, en parte, por tres mitos arraigados en la mente de muchos mexicanos, los cuales han sido reforzados sistemáticamente por el presidente López Obrador y su partido. Estos mitos, que contrastan con diversas realidades, ayudan a comprender por qué una buena porción del electorado optó nuevamente por respaldar a Morena en las urnas.

Mitos:

1. “Todo estaba mal. En toda la época previa a la 4T no hubo ningún avance.” Este mito se ha incrustado en el ideario colectivo y parece que será muy difícil de eliminar. Se niegan todos los grandes avances que nuestro país ha tenido en diversas áreas como la educación, esperanza de vida, vacunación, desarrollo antes de 2018. Un par de ejemplos: en vacunación infantil México llegó a tener niveles por encima del 94-96%. En educación la tasa de inscripción escolar en educación primaria hasta 2017 era de 99% y la de alfabetización en personas mayores de 15 años era de 95%.

2. “La democracia nos importa a todos.” En realidad, de acuerdo con los datos del Latinobarómetro 2023, solo el 35% de los mexicanos considera la democracia como el mejor sistema de gobierno, mostrando una caída desde el 43% en 2020. Además, un 33% de los mexicanos estaría dispuesto a aceptar un gobierno autoritario si resuelve los problemas del país, y el 28% es indiferente al tipo de régimen. La oposición prometió defender la democracia, pero esta narrativa resultó insuficiente porque para gran parte del electorado, preservar la democracia no es una preocupación.

Realidades:

1. La supuesta "clase media agraviada" que votó por Morena no existía realmente. La gestión económica previa y los indicadores macroeconómicos evitaron crisis profundas que pudieran haber alimentado un gran descontento en estos sectores.

2. La aprobación presidencial se ha mantenido alta a pesar de la mala gestión en muchos rubros. Una porción importante de la clase media ya se cansó de escuchar sobre el recuento de muertos, de corruptelas, de ineficiencias y han dejado de informarse. Su percepción de los problemas se limita a su círculo cercano. Esto alimentó la idea de que “no estamos tan mal”.

3. Buena parte del electorado se cansó del discurso polarizante, identitario y pesimista que predominó en la campaña opositora. Curiosamente, este tipo de narrativa fue impulsada inicialmente desde la Presidencia, pero Sheinbaum no la replicó. La oposición sí retomó este discurso confrontacional con el lema "Sin miedo", cuando los mexicanos anhelaban unidad y esperanza.

3bis. Las redes sociales crearon una falsa percepción de que la opinión mayoritaria apoyaba a Morena, cuando en realidad era un efecto espejo alimentado por los algoritmos.

De cara al futuro, la oposición tendrá que replantearse profundamente para ofrecer una opción viable de cambio, con narrativas de unidad nacional, esperanza y defensa inquebrantable de las libertades democráticas. El PRD, si logra sobrevivir, deberá refundarse para brindar una alternativa de izquierda creíble que el país necesita. El PAN, por su parte, tendrá que reconfigurarse admitiendo que su alianza con su enemigo histórico, el PRI, fue un lastre más que un triunfo. El país necesita opciones políticas sólidas que trasciendan la polarización y se enfoquen en los grandes retos pendientes.

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