“Con 12 años, ya era un asesino a sueldo, aunque no pertenecía formalmente a ningún cártel, sólo hacía los trabajos que mi vecino me pedía. Él me llamaba y me decía a quién tenía que matar, entonces iba, lo mataba y listo, pasaba a cobrar una vez que el trabajo estuviera hecho.”-Jacobo
“Vi cómo estaban cortando en cachitos a mi hermano, tenía cuatro años. A lo largo de seis años estuve matando gente, buscando a mi papá para acabar mi venganza; maté como a diecinueve personas, todos pertenecían a los Zetas, cártel al que pertenecía mi papá; no sé si todas las personas a las que maté participaron en la muerte de mi hermano, pero siento que de repente sí reconocía gestos, risas, señas que me decían que sí habían sido ellos.”- Orlando
“Después de un año como sicario, me había cansado de matar gente. Empecé a trabajar con un comandante, en grupos de ocho personas. Nos dedicábamos, principalmente, a participar en las guerras que había entre cárteles por el territorio, diario matábamos, más o menos, a quince personas; también hacíamos alianzas con otras organizaciones.”- Valente
“No quería vender droga, yo quería matar gente. Me sentía poderosa dentro del cártel, sentía que tenía más valor que muchos otros hombres con los que trabajaba, unos se paniqueaban y gritaban al momento de disparar, pero yo no, no sentía miedo ni remordimientos. Sentía que el cártel al que pertenecía era el mejor, porque a diferencia de otros cárteles donde no se permite el asesinato a inocentes o niños, aquí no te prohibían nada.”- Susana
“La prueba final era matar a una persona. Me empieza a dar mucha tristeza, mucha ansiedad, me desespero, donde sea que esté me desespero y mi corazón empieza a latir demasiado fuerte, demasiado rápido y así es como yo siento que tengo que salir corriendo, quiero salir corriendo donde sea que yo esté, o meterme debajo de algo, por decir, en lugares pequeños quiero meterme y ahí me quedo, empiezo a llorar mucho y duro días sin comer.”- Gabriela
“Para mí, matar personas era como matar animales. En la calle empecé con los amigos, dizque amigos, porque son los que te orillan a lo malo, en el momento uno se deja llevar, como que no se entera que no está bien andar con la maña [delincuencia], de morrillo uno es muy influenciable, por eso también nos agarran [la delincuencia organizada], porque nos manipulan, te dicen: “¿En tu casa no te protegen? Pues nosotros te vamos a proteger aquí”, y te enganchan.”- Mauricio
La delincuencia organizada tiene víctimas de las que nadie habla: las niñas, niños y adolescentes que son reclutados y obligados por los cárteles a entrar al mundo del crimen organizado. Hoy, se están reclutando a menores y esto debe ser un problema nacional, estos testimonios fueron recopilados por el estudio que Reinserta hizo con más de 60 entrevistas, hoy el reclutamiento infantil es un problema de ausencia de Estado de Derecho y oportunidades. Donde hay presencia del narcomenudeo y narcotráfico, es porque estamos fallando en proteger a los niños y niñas de los grupos del crimen organizado.
Es inaudito, que durante el periodo previo a las elecciones más importantes de la historia del país, las propuestas de los candidatos parecen omitir estas historias y leyes, dejándolas en el olvido. El problema del reclutamiento de niños no figura en ninguna de sus propuestas.
Hoy hago un llamado a las autoridades y candidatos del próximo gobierno federal y estatal a comprometerse y atender esta emergencia nacional que pone en riesgo a las futuras generaciones con acciones puntuales. No podemos seguir invisibilizando a nuestras niñas, niños y adolescentes y dejarlos sin protección ante los grupos de delincuencia organizada en el país. #infanciasdelnarco