Históricamente y tradicionalmente, aunque la misión, en papel, suene romántica y protectora, los militares de los países existen para proteger a toda costa y bajo cualquier circunstancia la seguridad del país. Son instituciones que se sienten —¿saben?— fuera de la ley y donde “el fin justifica los medios”.
Esto, lo digo así, porque necesitamos decir las cosas como son más allá del enfoque político o como lo marcan las leyes. Incluso me atrevería a decir que en este país, uno de los grandes problemas que tenemos es que su realidad no está alineada con sus leyes y por ende nuestro sistema de justicia penal tiene tantos problemas de corrupción y de impunidad sistemática. Una cosa es lo que pasa en la vida real y otra es la que marcan las leyes. Las defensas en los juicios se defienden en esos puntos medios: las lagunas jurídicas.
México pasa por una crisis de seguridad que rebasa este sexenio por muchos años, donde las estrategias para “combatir” la inseguridad carecen por completo de eficacia. No lo digo yo, lo dicen los números.
México pasa por momentos cruciales donde la militarización del país se ve cada día más cerca. Resuena en mi cabeza la voz de Juan Carlos Béjar, uno de los asesinos seriales de mujeres que ha tenido este país, cuando le pregunté de sus primeros recuerdos en lastimar a mujeres: “Yo aprendí a violar a niñas cuando era militar. Tenía permiso, era una forma de meter presión a los involucrados en la delincuencia organizada”. La realidad es que en este país la violencia no tiene un límite cuando se trata de “salvar la patria”. Y bajo ninguna circunstancia estoy diciendo que todos los militares son violadores o asesinos, pero en un país como el mío, la violencia escala por segundo y nadie está combatiéndola con abrazos; ni con flores en ese sentido.
Tengo miedo como mujer, como madre y como mexicana del país que estamos viendo. La inseguridad no cesa. Tengo miedo por la inseguridad y la estrategia del control militar, pero más, por la normalización de la violencia que esta puede crear en generaciones enteras.