Las imágenes se repiten una y otra vez. No dejan de aparecer. Son reflejo del drama. La crisis migratoria está a las puertas de nuestro país. La frontera sur de México vive una tragedia humanitaria que no se originó en nuestro territorio, pero habita en él.
Videos y fotografías de personas tratando de sobrevivir, se viralizan. La tecnología nos ha acercado al dolor de miles de hombres y mujeres que, por la violencia, pobreza o marginación, se ven obligados y obligadas a salir de su país. La migración no documentada se constituye como un fenómeno social que debe ser objeto de nuestra reflexión para generar entornos más justos.
La realidad de este tipo de migración no es desconocida para nosotros. Una y otra vez hemos escuchado historias relacionadas con los horrores que viven quienes están en tránsito. Esta situación implica que grupos organizados que operan fuera de la ley encuentren áreas de oportunidad para lucrar con el dolor y la necesidad de miles de personas. Dichos grupos o mafias ofrecen a través de redes sociales como Facebook y Tik Tok servicios para “ayudar” a cruzar la frontera de manera “segura”, atrayendo clientes por medio de videos e imágenes; vendiendo la idea del “sueño americano”.
Los “servicios” que estas mafias ofrecen son: alimentos, hospedaje, cruce de Centroamérica a México, llegar a la frontera norte del país, el pago de “derecho de paso” al narcotráfico y cruzar hacia Estados Unidos bajo la guía y protección del traficante. Estos servicios varían dependiendo la cuota que se paga. Los “paquetes” van desde los 9 mil hasta los 14 mil dólares americanos, dependiendo de la ruta y la extensión de esta.
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Lo que no se ha viralizado es la situación de centenares de niñas y niños cuyos padres se ven forzados a mandarlos con estos grupos mafiosos y así tratar de asegurar el cruce a la frontera de EU. Lo grave de esta situación es que estas niñas y niños son enviadas y enviados con personas adultas desconocidas que pagan por tener la compañía de algún menor de edad, pues el contar con la presencia de alguno puede ser una ventaja en caso de que las autoridades migratorias aparezcan a lo largo del camino. Esta situación hace que los menores se vean violentados en sus derechos y sean sujetos de sufrir abusos al ser literalmente entregados a personas desconocidas.
Esta vulnerabilidad sigue en la implementación de medidas adoptadas por diferentes autoridades migratorias que han decidido separar por grupos a mujeres, hombres y menores de edad para evitar y/o contrarrestar la actividad delictiva.
Como sociedad estamos llamados a la creación de realidades más justas, humanas y solidarias, hoy tenemos frente a nosotros una oportunidad para trabajar y acompañar a estas personas que merecen nuestra atención. Como país, necesitamos el esfuerzo regional. México no puede solo, como tampoco EU, ni los países centroamericanos.
Presidenta y cofundadora de Reinserta