Hace dos días el presidente Andrés Manuel presentó en la mañanera un video, un sólo video de una mujer haciendo un comentario racista y completamente fuera de lugar y que nadie, absolutamente nadie, tiene derecho a hacer.
Sin embargo, ese comentario no fue el espíritu que predominó en la marcha del pasado domingo. Reforma se vio repleto de personas protestando pacíficamente ante una iniciativa que pone en jaque a la autonomía de la democracia de nuestro país.
Miles de mexicanas y mexicanos tomaron la calle para expresar lo que les corresponde por derecho. Fuimos testigos de lo que hace mucho no se ve en este país: una marcha sin acarreos, ni violencia, una marcha cuyo único objetivo es poner un acento especial a la realidad que hoy atraviesa el INE
El secretario de Gobierno de la CDMX, Martí Batres salió a decir algo ridículo, evidenciando el intento de deslegitimación ante la genuina participación de miles de personas ejerciendo su derecho a la protesta.
Respeto mucho al presidente López Obrador, creo que llegó a gobernar un México muy lastimado por la corrupción y desbordado en inseguridad. Su figura como autoridad ha generado que muchos de sus simpatizantes se denominen “Obradoristas”, marcando un hito que ningún otro presidente de la historia moderna en México ha alcanzado.
Sin embargo, esa gran figura legitimada no quiere decir que está libre de pecado; el sacar ese video en su conferencia matutina denota poco respeto a las minorías (esas de las que alguna vez fue parte), es utilizar todo el peso del Estado para mentir a diestra y siniestra de forma casi sistematizada. En suma, el ocultar la verdad, considero, es un acto de corrupción.
México necesita dejar atrás a los políticos partidistas y aspirar a contar con políticos estadistas, abiertos al diálogo y a la negociación. Políticos lo suficientemente humildes para reconocer cuando están equivocados y lo suficientemente sensatos para facilitar el diálogo.
Señor presidente, alguna vez dijo que la reconciliación nacional era prioritaria. Hoy sus actos van en sentido contrario. Como mujer, mexicana, mamá y activista lo invito a dejar a un lado la polarización, a promover la integración nacional y a construir la nación que tanto deseamos, lo invito a dar pasos hacia el verdadero progreso, ayúdenos a ser una sociedad más integrada, construyamos la nación que tanto deseamos, fortaleciendo a las instituciones y a la democracia, esa que lo llevó a ganar las elecciones y servir al pueblo de México.