Las cárceles del país están a punto de explotar. El foco está en los penales estatales, ya que el gobierno federal ha hecho una labor maratónica en cerrar las puertas de los penales federales a los medios de comunicación y las organizaciones de la sociedad civil. Desde la CNDH están repartiendo recomendaciones como pan caliente. Desde la Secretaría de Seguridad y el Órgano Desconcentrado de Reinserción y Readaptación Social, encabezado por Hazael Ruiz Ortega, se han vuelto expertos en silenciar a las personas privadas de la libertad y al personal que aquí trabajan.
Desde hace unos años, cuando se cerró lo que pudo haber sido el penal ejemplo en Latinoamérica, se han tomado una serie de decisiones a nivel federal que se han quedado inconclusas. Por el cierre de Islas Marías y de los penales que no estaban privatizados, se han hecho traslados masivos, sin protocolo criminológico de clasificación, y esto ha generado autogobiernos en los penales federales como nunca antes visto.
La ausencia de información y acceso a los penales federales han hecho que estos sean la meca de la corrupción. El propio personal del área de traslados vive atemorizado por el acoso sexual que recibe del encargado de la Dirección de Seguridad de la Coordinación General de Centros Federales, así como el encargado de la Unidad de Traslados. Y que ni se atrevan a denunciar porque se le cambia de adscripción continuamente, presionándolos y acosándolos laboralmente, hasta obligándolos a renunciar.
En el Cefereso 1 se están realizando los cobros para el ingreso de objetos no permitidos como celulares, drogas, armas y demás. En el Cefereso 4 se han presentado riñas entre personas privadas de la libertad que pertenecen a diferentes pandillas, donde han perdido la vida varios internos. Las llamadas y las visitas de las familias se cobran. En el área médica de ambos penales se ha vuelto costumbre la venta de recetas médicas, dietas y tratamientos ortopédicos. Un verdadero hospital privado.
En el Cefereso 5 está de moda pagar para escoger en qué dormitorio quieres estar y si es solo o con los amigos. Aquí, quien tiene el negocio es la titular del área jurídica quien controla los cobros de los objetos prohibidos e ilegales, un negocio redondo y millonario.
El Cefereso 7, de plano, ya no puede admitir a más personas privadas de la libertad, ya que no tienen personal y no hay control de la población y el penal se está cayendo a pedazos. En el Cefereso 8 es la misma historia.
En el Cefereso 11, el centro con mayor población, y ante las condiciones inhumanas por tortura y malos tratos, las personas privadas de la libertad prefieren quitarse la vida que seguir viviendo así. El suicidio está a la orden del día. En el Cefereso 12 él área jurídica hace su agosto con lo que parece un despacho privado cobrando por los amparos, traslados, reubicaciones y el ingreso de visitas. Personal jurídico asesora a la población penitenciaria para traslados voluntarios a diversos centros, cobrando por los trámites ante los diversos Juzgados. El colmo.
En los Ceferesos 14 y 15 hay riñas por los ingresos que se están autorizando de los pandilleros del penal de Chihuahua que se hicieron sin calificación alguna, generando una pesadilla en vida para el personal que trabaja en estos centros que incluso han llegado a perder la vida en esos enfrentamientos. Los están matando.
En el Cefereso 16, el único centro de mujeres que en algún momento fue un penal ejemplo, hoy tienen hasta mascotas. Las autoridades aquí han encontrado una nueva forma de extorsionar dejando en aislamiento internas que las autoridades suponen tienen dinero, hasta que se vuelven locas, rogando por la convivencia humana. Aquí se les cobra sumas enormes de efectivo para reubicarlas con dormitorios que tienen más población.
El Cepefe 18 es el penal que más observaciones tiene por parte de la CNDH donde acosan a su personal a que trabaje horas extras, existiendo hostigamiento en contra de ellos, amenazándolos con cambios de adscripción.
Lo más preocupante es que el autogobierno de los centros está llevando a que servidores públicos sean asesinados y no hay una sola nota en medios de esto. El autogobierno de los centros federales ha hecho una ruleta rusa la vida de quienes ahí trabajan.
Dicen que calladitos se ven más bonitos. Se ve que esto se lo toman literal en el Órgano Desconcentrado de Reinserción y Readaptación Social, lo cual parece irónico porque pensaríamos que, desde la Secretaría de Seguridad encabezada por Rosa Icela Rodríguez, se debería saber que el control de los centros federales es crucial para la seguridad del país.
Pero bueno, en lo que las autoridades entienden, desde la comodidad de sus celdas, los líderes de grupos delictivos se coordinan para seguir operando los centros y delinquiendo con un chat de Whatsapp que se llama “Los VIP”.