La Ley de Ejecución Penal que entró en vigor en 2016 es un mero adorno en muchas entidades. En este país pareciera que se crean leyes para llenar hojas y que algunos simulen como que trabajan; para pretender que las cosas se hacen, aunque pocas veces puedan cumplirse. De lo escrito a los hechos, hay un abismo. Del discurso a la realidad, un trecho enorme.

La Ley de Ejecución Penal mandata que las mujeres privadas de la libertad deben cumplir su sentencia en reclusorios exclusivos de mujeres que cuenten con los espacios necesarios para llevar a cabo sus programas de reinserción social: áreas deportivas, educativas, laborales y de salud mental. Eso, en el papel. En la realidad, 60% de las mujeres privadas de la libertad cumplen su medida dentro de penales varoniles que han “adaptado” dormitorios segregados para ellas. Son espacios aislados dentro de los penales que imposibilitan a las mujeres tener cualquier tipo de acceso a una reinserción social adecuada.

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“Mi hija de un año se me enfermó hasta llegar al punto en que no podía respirar y no tuve manera de llevarla al área médica para que la valoraran hasta que una custodia vino a verme. Casi se muere”.

“Yo necesito trabajar porque mis 4 hijos que viven con mi mama allá afueran necesitan ir a la escuela y comer. No tengo acceso a ningún taller laboral aquí”.

“Muchas de nosotras necesitamos prostituirnos para tener algo de dinero. Aquí se maneja esa red donde nos llevan al área de hombres y nos ganamos algunos pesos”.

“Hace 7 años que no vienen mis hijos a verme. Es muy peligroso porque tienen que caminar por el área varonil para llegar y me da miedo que les pase algo.”

Anoche y la madrugada de hoy acompañé al subsecretario del Sistema Penitenciario del Estado de México, Manuel Palma Rangel, a trasladar a 135 internas al penal femenil de Nezahualcóyotl, uno exclusivo para mujeres. La instrucción del secretario de Seguridad, Rodrigo Martínez Celis, tendría que ser la de todos los titulares de los estados: se necesita cumplir la Ley de Ejecución Penal y cerrar los mal llamados penales “mixtos”. Fueron 4 reclusorios los que de manera simultánea a las 4 de la mañana de este miércoles dejaron de albergar a mujeres.

La criminalidad femenina ha aumentado en los últimos años. Lo que antes no era una realidad en México —mujeres en prisión— hoy requiere de atención y solución inmediata.

Cerrar penales “mixtos” es una labor titánica y pareciera que muchos estados no se atreven a hacerlo. Lo que pasó ayer en el Edomex es un paso en la dirección correcta, es histórico y espero que sirva de ejemplo para todas las demás entidades que hoy violan sistemáticamente los derechos de las mujeres privadas de la libertad.

Presidenta de Reinserta

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