Hoy, cuando hay elecciones en varios estados, conviene recordar lo que dijo el diputado Ignacio Mier en la Cámara: “Los aspirantes no son nada ni nadie”. Se refería a los que quieren la Presidencia en el 24, pero cuantimás esto vale para los demás candidatos, a quienes llama corcholatas, o sea, tapones metidos a presión, según la definición del término.
¡Por primera vez alguien dice la verdad sobre su propia gente!
Porque si algo no tienen nuestros políticos, son los tamaños para decirla. Allí está Mario Delgado, quejándose de que en Tamaulipas le hacen la guerra sucia a su candidato. ¿Desde dónde puede este señor plantear una queja así? ¿Acaso Morena ha sido ejemplo de guerra limpia (si tal cosa existiera)? ¿Acaso no ha sido él quien ha emprendido las guerras más sucias cuando quiere que sus candidatos ganen curules, alcaldías o gubernaturas, o que se apoyen las propuestas de ley que les indica el Presidente? ¿No ha sido él quien inventó eso de acusar de traición a la patria a quienes no votaron a favor de la reforma eléctrica, y hasta los linchó en plaza pública siguiendo el ejemplo maoísta? ¿Y no está él siendo imitado en sus métodos de “guerra limpia” por la gobernadora de Campeche, Layda Sansores?
Por eso admiré al diputado Mier cuando dijo que los morenistas “no son nada, nadie” (como el título del libro de Elena Poniatowska sobre el temblor de 1985) Y esa admiración es porque, habiendo sido priista redomado, se volvió morenista redomado, tan redomado que ¡hasta propuso fusilar a los priistas que no votaron a favor de la reforma energética! Así de en serio se toma su conversión. Ya se sabe que siempre los conversos se vuelven más papistas que el Papa.
Lo que preocupa, es que para quienes no entienden de política, esa conversión (manifestada con aclamaciones para el Presidente de la República, al estilo de la ya citada tradición maoísta), pudiera interpretarse como que el hombre quiere protegerse de las acusaciones en su contra de la Unidad de Inteligencia Financiera por presuntamente “formar parte de una red de lavado de dinero por medio de empresas fantasma, desvío de recursos públicos y evasión de impuestos”. Afortunadamente el aludido ha calificado de “circo” la dicha investigación y lo ha negado todo, algo muy necesario porque luego les da por acusar injustamente a las personas, como el caso de un documento que circula afirmando que Estados Unidos ha demostrado el apoyo de la delincuencia huachicolera a la campaña del candidato morenista a gobernador, precisamente de Tamaulipas.
Afortunadamente para él, las fiscalías detienen sus investigaciones cuando se trata de casos cercanos al más alto nivel del poder.
Lo que sin embargo llama la atención en esta ocasión, es que el mandatario poblano Miguel Barbosa haya soltado esta información el mismo día en que los medios de comunicación daban la noticia de los elogios de Mier a AMLO (“el carisma, la narrativa, la propuesta, su perseverancia, su constancia, su liderazgo”), porque los sospechosistas son capaces de creer que no es coincidencia.
Pero lo importante hoy, es destacar la declaración del coordinador de la bancada morenista en la Cámara, según la cual los candidatos de su partido no son nada ni nadie y fueron metidos a la fuerza, como se hace con las corcholatas. Y eso es lo que tienen que recordar los votantes. ¡Conste que sobre advertencia no hay engaño!