Cuando el agua empezó a entrar, Jesús fue a supervisar a sus diez pacientes en el área de Hospitalización , en la planta baja. De repente, vio cómo los pasillos se convertían en un lago y el líquido entró con tal fuerza que todo hacía suponer que no se iba a contener. Para entonces sólo había un objetivo entre todo el personal: salvar a los pacientes.
Jesús es un enfermero del Hospital General de Zona No. 5 , en Tula, Hidalgo, y el testimonio citado lo recabó el reportero Áxel Chávez , quien conversó con él después de la tragedia.
El trabajador de la salud se quebró en varias ocasiones al narrarle la historia. Le faltaron manos, herramientas, condición física, él qué sabe. Siente culpa. Pero también sabe que hizo todo lo que tuvo a su alcance.
La madrugada del pasado 7 de septiembre una corriente de agua voraz entró en el hospital, después de horas de lluvia y tras una alerta de días atrás sobre posibles inundaciones y desbordamiento de ríos.
Como sabemos, el saldo fue de 14 personas del área Covid muertas a causa de la falta del oxígeno al que estaban conectados.
Tanto el gobierno federal, como el gobernador Omar Fayad , y el alcalde Manuel Hernández , tuvieron conocimiento de la alerta del Sistema Meteorológico Nacional que advertía de los riesgos en las siguientes horas. Pero nadie hizo nada.
Hoy 14 familias lloran la muerte de sus seres queridos cuyos cuerpos luchaban contra un virus y perdieron la batalla por falta de oxígeno de un hospital.
La Historia lo dirá después quizás más claramente, o no, pero lo que se observa hasta ahora sobre los posibles errores y negligencias en el actuar de las autoridades es:
1) No se activaron protocolos de Protección Civil y de evacuación de la población en Tula, el municipio más afectado, contrario al municipio vecino de Tepeji del Río , que sí lo hizo.
2) Hubo una reacción tardía de las autoridades, de todos los niveles, para el rescate de pacientes con diagnóstico crítico; también para atender a quienes quedaron atrapados en las casas. El rescate empezó por parte de la población minutos después de que empezó a subir el agua, pero el personal de gobierno se presentó horas más tarde.
3) Los suministros que permitían preservar la vida de los pacientes llegaron con horas de desfase, al amanecer del miércoles, cuando ya había muertos, aunque la autoridad confirmó los decesos posteriormente.
4) Especialistas coinciden en que se pudo prever que la corriente de los ríos era más fuerte de lo habitual, y los cauces estaban al límite de su capacidad; algo que se debió calcular.
5) Hay un desconocimiento de directivos del IMSS sobre la capacidad del hospital. Zoé Robledo , titular del sistema, y autoridades delegacionales aseguraron que no había plantas de luz, pero sí había, solo que se inundó. En el diseño del hospital no se previó ubicar una de ellas en plantas superiores, a pesar de que éste se encuentra a 100 metros del río.
Jesús, el enfermero, dice que a sus 31 años este es el episodio más trágico de su vida. Está llevando terapia psicológica y ya no quiere hablar del tema. Él hizo todo lo que pudo.
¿Las autoridades? Habrá que investigarse.
“El hombre puede soportar las desgracias que son accidentales y llegan de fuera. Pero sufrir por propias culpas, esa es la pesadilla de la vida”. Oscar Wilde.