El inicio del esclarecimiento del brutal asesinato de Ximena y Pepe revela capacidad interinstitucional y hace público un punto de inflexión concretado en la detención de 13 presuntos responsables de coparticipación en el crimen. A partir de la coordinación, uso de la tecnología y trabajo de gabinete y de campo se constituyeron los posibilitadores de las capturas.
La impunidad no puede ser el destino final de la violencia, en ningún caso. El mensaje enviado está relacionado con la certidumbre de la ciudadanía respecto a la capacidad de respuesta de los gobiernos con ese y con cualquiera otro homicidio doloso.
Posterior al anuncio temprano sobre el tema, compartido por la Jefa de Gobierno, Clara Brugada Molina, la conferencia del Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch; la Fiscal General de Justicia de la CDMX, Bertha Alcalde Luján, y el Secretario de Seguridad Ciudadana, Pablo Vázquez Camacho, exhibe determinación investigativa a partir de herramientas tecnológicas y del seguimiento de las cámaras de videovigilancia de la Ciudad.
Labores de gabinete y campo permitieron identificar rutas de escape y a personas relacionadas con el asesinato de Ximena Guzmán y José Muñoz aquel 20 de mayo. El despliegue colaborativo de la Sedena, Marina, Guardia Nacional, SSPC, FGJ, SSC, FGR y Centro Nacional de Inteligencia se mantendrá. Esa suma de capacidades permitió romper el primer cerco de impunidad.
El poder de la videovigilancia se aprecia en su capacidad para alterar la deleznable naturalización del miedo o la desconfianza. Se agrega la decisión de Brugada de fortalecer con 15 mil 200 tótems —esto es un total de 30 mil 400 nuevas cámaras— el ecosistema del Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano para llegar a fines de este 2025 a cerca de 114 mil dispositivos del programa Ojos que Te Cuidan. Nueva York tiene 71 mil.
La presencia de esta herramienta modifica comportamientos, rutinas y genera confianza. La videovigilancia se convierte en símbolo de presencia incluso en los rincones más abandonados.
Un experimento controlado en Nueva York —Environmental interventions to reduce fear of crime: systematic review of effectiveness (2009)— mostró una mejora media del 9.8 por ciento en indicadores relacionados con el temor al crimen tras la instalación de cámaras. En Londres, donde la videovigilancia es emblema urbano, los resultados son aún más llamativos: en Camberwell, tras instalar solo 17 cámaras, el 69 por ciento de los entrevistados afirmó sentirse más seguro.
En la capital nacional, de acuerdo con la ENSU del INEGI del segundo trimestre de este año, hay una mejora de 36 puntos porcentuales respecto al mismo periodo del 2018. Y se puede profundizar.
Avances contra la impunidad y un ecosistema de videovigilancia robustecido fortalecen la percepción ciudadana sobre la seguridad.
@guerrerochipres