¿Puede la ciudadanía vivir sin miedo a la inseguridad? ¿Está dispuesta a aceptar las medidas más drásticas impuestas por los gobiernos? ¿Es posible contar con políticas públicas capaces de recuperar espacios controlados por la delincuencia sin recurrir a estrategias punitivas?
Hace una década, en La Sociedad del Miedo, el sociólogo alemán Heinz Bude conceptualizó al temor como síntoma de incertidumbre social cuando la clase mayoritaria ve su futuro en peligro y el individuo se siente desprotegido.
Millones de personas viven preocupación y temor frente a la inseguridad, convertida en el primer problema identificado en todas las encuestas.
Esta semana, en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara se analizaron experiencias exitosas para fortalecer la seguridad y la confianza ciudadana, como las Utopías y la recuperación del espacio público desarrolladas en Iztapalapa por la precandidata Clara Brugada, quien durante cinco años lideró un equipo en la alcaldía, apoyado por la entonces Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, capaz de reducir en 54 por ciento los delitos de alto impacto, según precisó este viernes Martí Batres a cargo del ejecutivo capitalino.
Durante el “Encuentro Internacional de Gobierno y Sociedad Civil”, donde estuvieron el alcalde de Guadalajara, Pablo Lemus; el alcalde de Monterrey, Luis Donaldo Colosio; la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y el exalcalde de Medellín, Sergio Fajardo, se renovó el intento de difundir —para aprovecharlas—aquellas experiencias de gobierno y probablemente plataformas duraderas de políticas públicas percibidas como eficientes.
En el municipio gobernado por Lemus, aspirante a gobernar Jalisco por Movimiento Ciudadano, Brugada se llevó las palmas: al menos en cuatro ocasiones fue interrumpida por aplausos durante su exposición; su compañero tapatío se llevó cero de esos efusivos reconocimientos de la audiencia. Ilustrativa escena para quienes todavía dicen que la creadora de las Utopías no es “tan conocida”.
El francés Loïc Wacquant, profesor de Sociología e investigador asociado en el Earl Warren Legal Institute, en Berkeley, considera a las políticas neoliberales aceleradoras de procesos de violencia, peligro, inestabilidad, incertidumbre y miedo en las distintas colectividades.
Situaciones llevadas al extremo de la desesperación han favorecido el surgimiento de populismos de derecha, como el de Nayib Bukele —autodescrito como “el dictador más genial del mundo”— en El Salvador. Sus medidas draconianas en el combate a la criminalidad han sido calificadas como “modelo a seguir” por un alcalde de un distrito de Lima, Perú, donde incluso propusieron ponerle su nombre a un parque.
“No nos podemos permitir que el ídolo de América Latina sea el señor Bukele, tenemos que mostrar que se puede hacer la política de otra manera”, resaltó Fajardo durante el panel. Para los buenos lectores, en esas dos horas hubo varias lecciones y aprendizajes; cada quien tomará los suyos.