Ayer se difundió la lista de mandatarios de otros países que han confirmado su asistencia a la toma de protesta de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. Entre los nombres que aceptaron la invitación girada por el equipo de la actual Presidenta electa están la señora Jill Biden, esposa y representante del presidente de Estados Unidos, Joe Biden; el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva; el presidente de Chile, Gabriel Boric; el mandatario cubano, Miguel Díaz Canel, y el presidente de Colombia, Gustavo Petro.

Y aunque la lista difundida en un comunicado oficial de la oficina de la doctora Sheinbaum se aclara que se trata de los primeros 16 mandatarios que confirman su asistencia y que se invitó en total a 105 países y 22 organismos internacionales, entre los primeros confirmados, a los que aún podrían sumarse más confirmaciones en los próximos días, llamó poderosamente la atención la ausencia del cuestionado presidente de Venezuela, el dictador Nicolás Maduro, cuyo nombre no aparece como confirmado, en medio del conflicto político que enfrenta tras las denuncias de fraude en su reciente reelección.

Se desconoce si el señor Maduro fue quien decidió no venir o si desde el equipo de relaciones exteriores de la presidenta electa, encabezado por el futuro canciller, Juan Ramón de la Fuente, realizaron algún tipo de acuerdo u operación para que no viniera a partir del hecho de que el gobierno de México aún no reconoce oficialmente su cuestionado triunfo en las pasadas elecciones, porque el presidente López Obrador, junto con Lula Da Silva y Petro han insistido y pedido a Maduro que muestre y haga públicas las actas oficiales que acrediten su triunfo, algo que no ha querido o no ha podido hacer el cuestionado mandatario.

Ayer le preguntaron los reporteros a la presidenta electa sobre la invitación a los presidentes de Rusia y Venezuela y ella confirmó que, como a todos los países que tienen relaciones diplomáticas con México se les giró la invitación, pero que tanto Putin como Maduro mandarían a sus cancilleres en su representación. Una fuente del equipo de transición nos comentó que “sí lo invitaron, como a todos, pero no le insistieron mucho, creo que ni siquiera lo llamaron personalmente, como si prefirieran que no viniera”.

Pero parafraseando al clásico “haiga sido, como haiga sido”, ayer la ausencia del nombre de Maduro entre los 16 jefes de Estado confirmados se interpretó también como una señal de prudencia y un acierto de la presidenta electa y su equipo, que aprovecharon bien la coyuntura del conflicto postelectoral y los cuestionamientos de la oposición y de la comunidad internacional a la reelección de Maduro, para mandar una señal de distancia del dictador venezolano, hasta en tanto no se aclare y se publiquen las actas que demuestren el dudoso triunfo de Nicolás Maduro.

Claramente también ese mensaje es para el gobierno de los Estados Unidos que no reconoció la reelección de Maduro y con el que la presidenta electa tendrá que replantear la relación para dejar atrás los exabruptos, desaires y reclamos del presidente López Obrador a la Casa Blanca, y empezar a construir una nueva dinámica en la compleja relación bilateral en la que ella no tiene por qué cargar con los agravios y los resentimientos que dejará su antecesor en la relación con Washington.

Así es que a Maduro no le aplicaron aquella estrategia foxista del “comes y te vas”, pero lo terminaron invitando a la toma de posesión por obligación, como aquellos parientes incómodos a los que no se quiere invitar a una fiesta y se les corre la atención de avisarles, pero casi se les dice “si no puedes venir, entiendo no hay ningún problema”, con lo que el convidado por obligación entiende que no se requiere de su presencia en el festejo.

NOTAS INDISCRETAS…

Si alguien se pregunta por el futuro de Manuel Bartlett, nos dicen que el director de la CFE se irá a terminar su carrera política al exilio dorado de la diplomacia. Cuando la Presidenta electa le preguntó si aceptaría alguna posición en su administración, don Manuel le contestó que le gustaría irse como embajador mexicano en Francia, petición que le fue concedida al exgobernador de Puebla. Así que tras una de las carreras más largas, prolíficas y también polémicas de la política mexicana de las últimas décadas, en la que fue casi de todo con excepción de la presidencia de la República a la que aspiró en 1987, a Bartlett se le concederá una embajada que es de las más codiciadas en el servicio diplomático y se le permitirá reencontrarse con la cultura francesa, de la que proviene su apellido, y la que ya conoció como joven estudiante, cuando se fue a Estrasburgo a estudiar un posgrado entre 1963 y 1964. Nunca don Manuel había sido Embajador del Servicio Exterior Mexicano, aunque en 1976, con Santiago Roel como secretario de Relaciones Exteriores, obtuvo el rango de embajador, como titular de la Dirección en Jefe para Asuntos Políticos Bilaterales, Consulares y de Límites y Aguas Internacionales. Pero, sobre todo, desde los aires parisinos, a sus 88 años de edad, sin duda Manuel Bartlett Díaz terminará su ciclo político en el que muchos podrán cuestionarle por muchos pasajes polémicos, pero nadie podrá dejar de reconocerle su estatura y trayectoria política que logró trascender, del más viejo y rancio sistema del PRI, a la Cuarta Transformación de Andrés Manuel López Obrador, en donde los enterados dicen que no sólo fue el director de la CFE, sino un influyente asesor y consejero del Presidente…Ayer la diputada Claudia Ruiz Massieu anunció que pidió licencia indefinida para separarse de su cargo en la bancada de Movimiento Ciudadano en San Lázaro. Los motivos de la sorpresiva decisión de la exsenadora al parecer tienen que ver con diferencias de opinión y de posiciones que tuvo con Dante Delgado Ranauro, el líder y fundador de MC. Aunque allegados a la doctora nos confirman el choque con Dante, no nos dicen los motivos, pero versiones que corren en la bancada emecista apuntan a que tuvo que ver con el extraño papel que jugó Movimiento Ciudadano en la aprobación de la Reforma Judicial, en la que la ausencia del senador campechano, Daniel Barreda, nomás no ha podido ser explicada con toda honestidad por el legislador y todo apunta a que sí hubo una negociación con Barreda, pero también con las cúpulas de MC para favorecer con la ausencia la aprobación de dicha reforma y la mayoría calificada que necesitaba Morena y sus aliados. Incluso hay quien afirma que Dante pudo haber negociado el tema de la ausencia a cambio de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial valide los triunfos de Pablo Lemus y Verónica Delgadillo en Jalisco y su capital Guadalajara. Decía un amigo y hoy lo repite mucho López Obrador que “en política lo que no suena lógico, suena metálico”, aunque en este caso sonaría más electoral…Los dados mandan Escalera Doble. Todo lo que baja tiene que subir.