El paro nacional campesino, que encabezaron esta semana productores de maíz de varios estados de la República, puso al descubierto otra de las grandes mentiras y engaños de la 4T y de su fundador, Andrés Manuel López Obrador: la “soberanía alimentaria” que prometió el expresidente y que sigue manejando en su discurso la presidenta Claudia Sheinbaum, no es más que una engañifa demagógica que nunca tuvo —ni tiene todavía— ni plan, ni estrategia ni mucho menos presupuesto público y lo poco que tenía terminó siendo saqueado por el desfalco millonario a Segalmex y el envío clandestino de alimentos a Cuba.
Porque aunque los productores de maíz ya se arreglaron con el gobierno y aceptarán un precio de garantía de 7,100 pesos —dividido entre los 6,050 que les ofrece el gobierno más los 950 pesos que recibirá cada productor como subsidio—, lo que afloró durante los tres días que duró su protesta, en la que bloquearon y afectaron carreteras y autopistas en casi 24 estados, principalmente en la zona del Bajío, es la realidad de la producción de los alimentos básicos en México, en la que somos mayoritariamente dependientes de las importaciones desde el extranjero.
Porque el campo nacional sólo produce actualmente 42% del total de maíz que consumimos, mientras que la mayor parte —el 58%— proviene de importaciones de distintos países, incluido el maíz transgénico de los Estados Unidos que se seguirá comprando tras la derrota del gobierno mexicano en los paneles del TMEC. La dependencia de las importaciones extranjeras se disparó en los últimos 6 años en buena medida porque la producción nacional cayó ante la falta de apoyos económicos, tanto en créditos como en subsidios directos, que fueron eliminados por decreto presidencial en 2019.
La desaparición de programas como Aserca y de la Financiera Rural ordenada por López Obrador, bajo el argumento de que “había mucha corrupción” que nunca probó, denunció ni castigó, dejó prácticamente en el abandono a los productores del maíz que perdieron dos fuentes de financiamiento y apoyo comercial que existían desde el año 2000 y que habían funcionado para subsidiar a cultivos estratégicos como el maíz, sorgo y arroz, entre otros.
En lugar de esos programas, el gobierno anterior instituyó un apoyo a los campesinos, pero sólo a los que tenían menores extensiones de tierra y sistemas de riego de temporal, que son los que apenas producen el 20% del maíz total que se cosecha en el país, mientras a los productores que tenían más tierras, tecnologías de riego y que producen el 80% del total de las cosechas maiceras, se les dejó sin ningún tipo de apoyo o subsidio, provocando la caída de la producción y el incremento de las importaciones.
Eso sí, al expresidente se le llenaba la boca hablando de la “soberanía alimentaria” y de la creación de uno de sus monstruos que, con reminiscencias de la antigua Conasupo, nació supuestamente para garantizar el abasto alimentario de los mexicanos y la tan sobada “soberanía” en la producción de alimentos. Pero, como la mayoría de las ocurrencias de López Obrador, Segalmex, dirigida por su amigo y exjefe, el priista Ignacio Ovalle, resultó no sólo ser parecida a la Conasupo, sino que superó con mucho aquel organismo del pasado priista, en materia de corrupción.
En los hechos y según las denuncias penales que documentó la Auditoría Superior de la Federación, Ovalle y sus colaboradores resultaron ser saqueadores del presupuesto y el desfalco a la Nación por más de 15 mmdp terminó con la detención y encarcelamiento de directores administrativos, mientras al director de Segalmex se le protegió desde Palacio Nacional y todavía hoy sigue impune no sólo por los faltantes sino por las evidencias de que esa dependencia resultó funcionar más para llevar a Cuba alimentos que eran para los mexicanos y que fueron regalados, bajo el disfraz de “ayuda humanitaria”, para sostener a la dictadura castrista que encabeza Miguel Díaz Canel.
Así llegamos al actual gobierno de Claudia Sheinbaum a la que, con la reciente caída de los precios internacionales del maíz en los mercados de Chicago, le estalló otra más de las bombas de tiempo que le dejó su adorado antecesor. La protesta campesina que paralizó buena parte de la red carretera y de autopistas del país por más de 48 horas, dejando una estela de afectaciones a personas que se quedaron varadas y sin ayuda de ninguna autoridad, fue el gran aviso de que a los productores agrícolas los abandonó por 7 años la 4T y se olvidó de que gritar y proclamar en sus mítines y discurso que “sin maíz no hay país”, no basta para garantizar que el campo mexicano produzca el alimento básico que más consumimos.
La doctora, al principio, pareció no dimensionar la magnitud de la movilización campesina ni el tono enardecido y desesperado de los productores agrícolas que ya habían amenazado con venir a tomar la Ciudad de México con sus tractores y camiones si el gobierno no atendía su demanda de un precio de garantía justo como el que ellos pedían. Entre el tono desenfadado con el que Sheinbaum se refería a las protestas campesinas y la torpeza y falta de tacto de su secretario de Agricultura, Julio Berdegué, estuvieron a punto de provocar un estallido de mayores dimensiones.
Pero al final, como siempre pasa, la realidad terminó golpeando en la cara a la Presidenta y a su gabinete, que tuvieron que ceder y ayer anunciaron el otorgamiento de un subsidio directo para complementar el precio por tonelada de 7,100 pesos, solo 100 pesos menos de lo que pedían los productores desde el inicio de su movimiento.
El martes pasado la doctora había dicho con desenfado que sería hasta el jueves, o sea hoy, cuando el secretario Berdegué fuera a la mañanera a explicar la situación. Pero al final, ayer apareció don Julio anunciando el otorgamiento del subsidio que financiarán el gobierno federal y los gobiernos estatales, y con el que lograron calmar, al menos por ahora, a la bestia campesina que se estaba sublevando. Una lección más para este régimen de que la realidad no es siempre la que ellos proclaman como propaganda y consigna; la realidad es la que es y a veces, como en el caso del campo, sólo se dan cuenta hasta que les revienta en la cara.
NOTAS INDISCRETAS…
Después de rumores y desmentidos en redes sociales y en los medios, anoche el gabinete de seguridad federal confirmó la detención de Simón Levy, exsubsecretario de Turismo del gobierno lopezobradorista, quien se encuentra sujeto a un proceso de extradición en Lisboa, luego de que la Interpol lo localizara en el país europeo y solicitara su detención. Las primeras versiones de su detención comenzaron el martes al mediodía y después fueron confirmadas ayer por la Fiscalía General de Justicia de la CDMX y por la propia presidenta Sheinbaum. Sin embargo, la aparición de un video en redes sociales y las entrevistas que concedió el propio Levy negando que estuviera detenido y acusando que intentaron matarlo con un “atentado” ocurrido en Washington, sembraron dudas sobre si estaba o no en calidad de detenido y al final, por la tarde de ayer, el gabinete de seguridad que encabeza el secretario Omar García Harfuch, aclaró la situación y dijo que Levy sí enfrenta un proceso de extradición en Portugal, el cual lo lleva en libertad porque así se lo permiten las leyes portuguesas, y por eso pudo hablar y salir a medios y a las redes sociales, pero el exfuncionario, sobre quien pesan 2 órdenes de aprehensión “por delitos ambientales y por irregularidades en la remodelación de un inmueble”, según dijo el gabinete de seguridad, sí está bajo vigilancia y con restricción total para salir de Lisboa en lo que se define si es entregado a las autoridades mexicanas, específicamente a la FGJCDMX que fue la que solicitó su detención a la Interpol con una ficha roja y su extradición a la FGR. Todo indica que Levy será traído a responder por las órdenes de aprehensión que tiene en la Ciudad de México, eso está ya muy claro; lo que no queda muy claro es por qué se movilizaron dos Fiscalías, la capitalina y la federal, una policía internacional, y hasta opinó la Presidenta de la República sobre un prófugo que, en sentido estricto, tiene acusaciones y órdenes por delitos entre particulares. Porque hasta donde se sabe el señor Levy hace ya varios años que dejó de ser funcionario y sus pleitos y demandas son tema de particulares. Y la verdad es que hay miles de prófugos mexicanos, también acusados y con órdenes de aprehensión por delitos civiles o entre particulares, a los que no se busca con tanto ahínco ni poniendo toda la fuerza de las instituciones del Estado. ¿Será acaso que Simón Levy, que se volvió un crítico férreo de la 4T y que decía él mismo colaborar con el gobierno de Estados Unidos para documentar acusaciones contra Andy López Beltrán y otros políticos de la 4T, lo que le van a cobrar no son solo sus delitos entre particulares? Que conste que es pregunta…Capicúa de los Dados. Repetimos el tiro.

