La principal fuerza opositora actualmente en México, el PAN, cumplió en septiembre 86 años de existencia en medio de una crisis de credibilidad, organización y pérdida de votos provocada principalmente por sus divisiones internas, el sectarismo que se impuso en los últimos años desde su dirigencia nacional y su alejamiento de las causas ciudadanas, junto con las denuncias de corrupción en que se vieron involucrados los panistas, lo llevaron a perder liderazgos importantes, a descuidar su estructura nacional y a reducir su votación a nivel nacional.

Todos esos problemas internos del panismo, que comenzaron con su llegada al poder y sus dos gobiernos nacionales entre el 2000 y el 2012, se agudizaron con la emergencia del lopezobradorismo, con el nuevo partido hegemónico de Morena y la instauración del régimen de la 4T que convirtió a la derecha panista en uno de sus antagonistas predilectos y que logró también penetrar en las clases medias con sus ayudas económicas universales, arrebatándole votos que tradicionalmente fueron blanquiazules, lo que se reflejó en las pérdidas y el retroceso del PAN en el Congreso federal y en varias gubernaturas y ciudades importantes que le arrebató en el pasado sexenio.

Y cuando se trató de hacer frente al tsunami morenista que los arrasó en 2018, el panismo se vio tan dividido, debilitado y desarticulado, sin una estrategia clara y con liderazgos tan débiles y torpes, que en un intento de frenar a la nueva hegemonía guinda impulsada desde el poder, los panistas lejos de pensar en reformar su partido y corregir los errores que cometieron y que los llevaron a perder el poder en 2012, se enfrascaron en disputas internas por el control del partido y, ante la falta de creatividad y estrategia, decidieron aliarse con su enemigo histórico, el PRI, para enfrentar a López Obrador que, hábilmente acuñó su mote del PRI-AN, algo que le quitó al partido blanquiazul la poca identidad que le quedaba y terminó de desdibujarlo ante el electorado que comenzó a darle la espalda.

Convertido hoy en una oposición casi testimonial, cuya única fuerza radica en algunos congresistas y sus discursos críticos –y a veces estridentes– en las sesiones del Congreso o en la defensa de tres estados que han resistido el embate morenista, como Aguascalientes, Guanajuato y Chihuahua, donde el panismo ha resistido más por sus estructuras locales y por la imagen de sus gobernadores que por una buena estrategia nacional, el PAN se enfrenta hoy al dilema de reformarse en serio, si no quiere perder su condición de segunda fuerza política, con 16% de la votación nacional en las pasadas elecciones, y si es que aspira a volver a ser una opción de gobierno en el imaginario del electorado mexicano.

En todo ese contexto de debilidad y pérdida de presencia entre los mexicanos, la actual dirigencia nacional panista, encabezada por Jorge Romero, se planteó hace unos meses la necesidad de iniciar una profunda reforma interna en busca de su sobrevivencia política. Y tras haber consultado a la mayoría de los liderazgos que le quedan y a sus dirigencias estatales y municipales, se diseñó un documento que pretende ser ruta para lo que, ambiciosamente, han llamado el “Relanzamiento del PAN”.

La estrategia con la que se pretende revivir al panismo, primero como oposición fuerte y luego para intentar recuperar la confianza de los mexicanos y que los vuelvan a ver como opción de gobierno, se anuncia hoy con una marcha y un mitin al que convocaron en la Ciudad de México. El reto parece mayúsculo ante al avance autoritario de la 4T y su nuevo régimen de partido hegemónico que, claramente, busca eternizarse en el poder de la mano de la presidenta Claudia Sheinbaum y su “segundo piso” que ya empieza a tomar forma con las reformas legales y constitucionales que cada vez le dan más poder al régimen y menos poder a los ciudadanos.

¿Y cómo piensan los panistas encarar ese reto a partir del “relanzamiento” que presentarán el día de hoy? Fuentes de la dirigencia nacional de blanquiazul nos comentaron que el evento de este sábado arrancará a las 11 de la mañana en el Monumento a la Revolución, donde se está citando a militantes y a población que desee participar. Ahí se darán cuatro discursos de jóvenes que hablarán de los principales problemas que identifican al interior del PAN, y después de los mensajes se presentará el nuevo logotipo que identificará al partido acompañado de un jingle que se utilizará en una campaña masiva para dar a conocer la nueva imagen gráfica del panismo. De ahí saldrán los grupos que se reúnan al Ángel de la Independencia, donde habrá otros tres discursos de los dirigentes nacionales explicando la nueva ruta que busca tomar Acción Nacional.

Será un cambio, nos dicen, en tres niveles: la parte de imagen, en la que se modifica el logotipo histórico del PAN con un nuevo diseño y nueva tipografía para volverlo más fresco, dinámico y actual, más atractivo para los jóvenes.

Luego vienen los cambios de fondo: primero, se anunciará el alejamiento y rompimiento definitivo de las alianzas con el PRI; el PAN no hará más alianzas electorales con los priistas, aunque sí estaría abierto a aliarse o hacer coalición con otras fuerzas políticas.

También se hablará de una apertura mayor del partido a la sociedad mexicana, para la integración de nuevos militantes, con la idea de facilitar el acceso a que cualquier ciudadano que así lo decida, pueda sumarse a la militancia panista. Para ello se darán a conocer nuevos formatos, algunos de ellos digitales y utilizando las nuevas plataformas tecnológicas y las redes sociales para facilitar la inscripción de quienes deseen sumarse al PAN.

Y al final viene el relanzamiento ideológico en el que se habla de un PAN que debe encontrar su reacomodo en el espectro ideológico, posicionándose en la derecha en la que históricamente se ha ubicado, pero ahora se habla de una “derecha social” con la que busca volverse más cercano a las causas sociales y ciudadanas. De ahí que el lema tradicional del PAN, “Por una Patria ordenada y generosa” se desechará para presentar su nuevo lema que define la misión que quiere emprender ese partido: “Defendamos México”.

Esa “defensa de México” a la que convocará el panismo se dará a partir de tres ejes narrativos: “Patria, Familia y Libertad”. Patria, que tiene que ver con la seguridad, la justicia y el Estado de Derecho, pugnando por la reconstrucción y el fortalecimiento de las instituciones nacionales. Familia, con la proclama de que todas las familias vivan mejor con ingresos dignos, entornos seguros, con acceso a salud, respeto a la propiedad privada y con educación de calidad. Mientras que la defensa de la libertad tiene que ver con no vivir en un estado opresor ni represor y con que cada persona viva con dignidad, oportunidades y posibilidades de emprender económicamente para construir un país más próspero e igualitario.

A partir de esos nuevos preceptos ideológicos es que, dicen, el PAN se ubicará ahora en la “derecha social”, sin renunciar a su ideología histórica, pero enfocándose más a las causas actuales de la sociedad mexicana, en un intento por reencontrarse con el electorado que le fue dando la espalda al panismo y que ahora buscan reconquistar a partir de su nueva convocatoria, imagen y definición política e ideológica.

La pregunta es si con ese cambio y ese “relanzamiento” le alcanzará al partido histórico de la derecha mexicana para enfrentar al cada vez más poderoso y autoritario aparato político y electoral de Morena. Veremos si los panistas logran volver a tener la confianza y credibilidad que alguna vez tuvieron de los mexicanos o si, como dicen, morirán en el intento.

NOTAS INDISCRETAS…

La solidaridad es un sentimiento espontáneo, no se forza ni se obliga. Porque la intención de ser solidario debe nacer siempre de un sentimiento genuino de empatía o ayuda mutua, no de una imposición. Cuando la solidaridad se decreta o se fuerza pierde su esencia, ya que su valor radica en ser un acto voluntario y desinteresado que fortalece lazos comunitarios y se basa en el respeto a la dignidad humana. Eso es algo que deberían entender en la Suprema Corte de Justicia de la Nación donde, nos dicen trabajadores del nuevo Poder Judicial, se les ha ordenado hacer una aportación económica obligatoria, con descuento a su sueldo de nómina. La instrucción, comentan, salió de la oficina del ministro presidente, Hugo Aguilar Ortiz, y se le ha transmitido al personal de todos los niveles, con un aviso digital en el que se lee la frase: “¡Actuemos con solidaridad, seamos esperanza!” y un texto que dice: “Las lluvias torrenciales han dejado a muchas familias y comunidades en situación vulnerable en la República mexicana” y en seguida se lee: “Dona con el corazón” y abajo aparece la leyenda “Descuento de nómina”. El problema que ha ocasionado molestia y críticas entre los trabajadores de la Corte es que dicha donación no es voluntaria, sino obligatoria, algo que se le ocurrió a algún genio que además dispuso que la donación se descuente del salario de los trabajadores. ¿Será eso solidaridad o más bien algo voluntariamente a fuerzas?...Con el cinismo que ya parece marca familiar, el hermano del expresidente y actual secretario de Gobierno de Tabasco, José Ramiro López Obrador, salió ayer a reconocer, una semana después de que se lo publicaron periodistas de su estado, que sí compró y es dueño de 13 ranchos en la entidad tabasqueña, 8 de ellos adquiridos entre 2018 y 2024, justo el periodo en que su hermano Andrés Manuel estuvo en la Presidencia de la República. Pero eso sí, en su respuesta tardía a la información que investigaron y documentaron un grupo de periodistas tabasqueños, entre ellos Audelino Macario, José Ramiro dijo en su descargo que: “son propiedades pequeñas, adquiridas poco a poco y fruto del esfuerzo”, aunque nunca explicó con qué recursos las adquirió pues la investigación en la que le documentaron esos 13 ranchos ganaderos, el neoterrateniente y ganadero “del bienestar” solo ha tenido, según sus declaraciones, tres trabajos: el de alcalde de Macuspana, de 2004 a 2006; el de subsecretario de Gobierno con Adán Augusto López, de 2018 a 2020; y ahora que es secretario de Gobierno con el gobernador morenista, Javier May. Y si se suman todos los ingresos que obtuvo en esos tres cargos públicos, difícilmente le alcanzaría a José Ramiro para comprarse un solo rancho, mucho menos 13 propiedades ganaderas y con grandes extensiones de terreno. Ahora sí que, parafraseando a su hermano, “¿quén pompó?...Se baten los dados. Apostamos por Escalera, pero acecha la Serpiente. Buen fin de semana para todos los amables lectores.

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