Ayer 1 de septiembre fue un día de contrastes y de claroscuros en México. Dos visiones de país y dos percepciones de la realidad afloraron en los discursos políticos de quienes detentan el poder. Por un lado, el México de la “transformación”, estable, próspero y de tranquilidad que existe sólo en la mente del presidente López Obrador, y por otro el México de la destrucción de instituciones y retrocesos en indicadores de crecimiento, salud y desarrollo que se percibe desde la oposición y que, en voz de la senadora Xóchitl Gálvez fue calificado, desde la tribuna del Congreso de la Unión, en un México no de “transformación” sino de “destrucción”.

“Tenían todo para hacer la transformación, respaldo popular, contundente mayoría legislativa en ambas cámaras, y toda la fuerza política, pero tiraron a la basura su oportunidad. No hubo transformación, hubo destrucción. Hoy en este quinto informe sabemos que México no sólo no está mejor, sino que muchos aspectos están peor que cuando inició su administración", dijo Gálvez al hablar como oradora en la sesión del Congreso General con la que se inauguró el periodo de sesiones y se recibió el Quinto Informe de Gobierno.

En el anverso de la moneda y de la visión de estos cinco años de la llamada 4T, el presidente López Obrador proclamó desde Campeche que se redujo la pobreza y la desigualdad, citando la información del Coneval y del Inegi. Ese logro, dijo, a pesar de la pandemia del Covid-19 y de la guerra de Rusia y Ucrania. El mandatario destacó las cifras de reducción de la pobreza en Chiapas, Guerrero, Veracruz, Hidalgo y Oaxaca. "Quiero aclarar que el que haya bajado la pobreza y desigualdad no quiere decir que le fue mal a los de arriba, también empresarios, incluso banqueros, han obtenido ganancias razonables, lícitas y eso es importante también que se sepa", dijo el Presidente, que dibujó un escenario económico y de crecimiento idóneo para el país, con un 3% de recuperación y crecimiento de la economía.

Pero el contraste y el choque de visiones continuó. En la tribuna de la Cámara de Diputados, la senadora Gálvez, convertida en vocera de la oposición, cuestionó la estrategia de seguridad de este gobierno, denominada de “Abrazos, no balazos”, como una ocurrencia del Presidente que resultó letal y mortífera para los mexicanos. "Abrazos no balazos resultó ser una ocurrencia, pero no una ocurrencia cualquiera: abrazos no balazos es una ocurrencia criminal, se abraza a los delincuentes mientras balean a los mexicanos. Dijeron que iban a resolver el problema desde la raíz, que iban a cambiar, y lo único que hemos visto es que han repetido y reforzado una fórmula que quedó claro no funciona", dijo la virtual candidata opositora a la Presidencia de la República.

Pero para el gobernante, la seguridad de los mexicanos ha mejorado con su cuestionada política de seguridad: “Está funcionando bien nuestra estrategia de atender las causas de la violencia aplicando el principio de que la paz es fruto de la justicia”, dijo López Obrador en referencia a su política de “abrazosno balazos” que evita la confrontación abierta con los grupos criminales, mientras financia programas de capacitación y becas para los jóvenes. El Presidente dijo que la Guardia Nacional cuenta ya con 128 mil miembros y destacó el trabajo de la Sedena y la Marina en la seguridad nacional, y aseguró que en su Gobierno "no se ordenan masacres, no se desaparece a nadie, no se tolera la violación de los derechos humanos y tampoco existe un narco-Estado. Ya no se reprime al pueblo. Que nunca más se use la fuerza bruta para enfrentar problemas sociales", sentenció el mandatario en el mensaje por sus cinco años de gobierno.

Y tal vez los contrastes y las visiones opuestas no sean algo nuevo ni noticioso en un país donde todos los días asesinan y desparecen a seres humanos, en medio de la descontrolada y descarnada violencia del narcotráfico, pero que al mismo tiempo, en el mismo día, se pueden cerrar negocios e inversiones millonarias en una economía de oportunidades para la inversión extranjera. Pero justo ayer, en el arranque del noveno mes del año, cuando por ley se debe presentar el Informe de Gobierno, los dos Méxicos que chocan y conviven en medio de la polarización y la división política que padece el país, se dejaron ver en los discursos opuestos con toda nitidez.

De un lado, la visión triunfalista de un gobernante que dibuja en su mensaje a un país estable, con salud, seguridad y una economía boyante para sus ciudadanos, al tiempo que hace un recuento de sus logros y obras faraónicas: “Se ha frenado la caída en la producción de petróleo y hoy va a empezar a producir petrolíferos la nueva refinería de Dos Bocas. El plan es que el año próximo no compremos gasolina ni diésel en el extranjero y que en México seamos autosuficientes en la producción y consumo de gasolina y diésel. Vamos a inaugurar para diciembre el Tren Maya. Son 20 estaciones; se va a trasladar a pasajeros por 5 estados del sureste. Es un orgullo que se vuelva a poner en alto la ingeniería civil de México", dijo el mandatario en su quinto informe.

Del otro lado, la visión catastrofista y pesimista de la situación del país en estos cinco años de la administración lopezobradorista: “El estado que guarda México es deplorable, pero con el esfuerzo de todas y todos, pronto va a estar mucho mejor. Le pese a quien le pese, la ley sí es la ley; nunca más una presidencia en el quinto año de gobierno que le siga echando la culpa a los demás, necesitamos una presidenta que asuma su responsabilidad, necesitamos ya devolverle la paz a la gente y regresarle el miedo a los criminales”, sostuvo la virtual candidata de la oposición a la Presidencia del país.

Al final, este 1 de septiembre, imbuidos ya en la lucha por la sucesión presidencial, los mexicanos escucharon y percibieron dos visiones opuestas del país en el que viven y en el que sobreviven. El informe y el contrainforme al que asistimos ayer son un buen termómetro y un adelanto de lo que nos espera a los ciudadanos de a pie en la contienda presidencial del 2024 que ya está a solo nueve meses de distancia. Acudiremos, a quererlo o no, a un choque y a una confrontación de dos Méxicos, dos propuestas y dos percepciones totalmente distintas y diametralmente opuestas sobre la situación del país y sobre las problemáticas, dinámicas y soluciones que enfrentan y necesitan los mexicanos. La gran pregunta es ¿cuál de las dos visiones y propuestas va a prevalecer después del 3 de junio de 2024? Y ¿qué va a pasar con los mexicanos que no encajen ni coincidan con la visión que triunfe en las elecciones y se imponga en el poder por los próximos 6 años?

NOTAS INDISCRETAS…

Y hablando de sucesiones, en el arranque del proceso para la elección de un nuevo rector de la UNAM ya comenzaron a inscribirse los aspirantes a ocupar ese cargo. Las inscripciones que abrió la Junta de Gobierno concluyen el próximo lunes y se estima, de acuerdo con fuentes universitarias, que al menos 20 aspirantes se registrarán en esta primera etapa de la contienda por la dirección de la casa de estudios. De entre los aspirantes ya inscritos están el director de la Facultad de Derecho, Raúl Contreras Bustamante, y el secretario de Administración de la UNAM, Luis Agustín Álvarez-Icaza, entre otros. Y como una de las tendencias que influirán en el proceso de selección universitario es la del género, por la posibilidad de que por primera vez una mujer ocupe el cargo de rectora de la UNAM, tal como lo declaró esta semana el rector saliente, Enrique Graue, también se registrarán dos aspirantes a las que habrá que seguir de cerca en este proceso: Patricia Dolores Dávila Aranda, secretaria de Desarrollo Institucional de la universidad, y Guadalupe Valencia García, coordinadora de Humanidades de la UNAM. Y es muy posible que si hay dos candidatas a la Presidencia de la República, también en la UNAM busquen impulsar por primera vez a una mujer para la rectoría, pero hay un dato que nos comentan desde la comunidad universitaria y que habrá que ver si pesa o no en el criterio de los 15 integrantes de la Junta de Gobierno que definirán al nuevo rector o rectora: en el caso de las dos aspirantes mujeres a la rectoría, ninguna de ellas es egresada de la UNAM en sus licenciaturas, aunque ambas estudiaron posgrados, maestrías y doctorados en la universidad nacional. Guadalupe es egresada de la licenciatura de sociología de la Universidad Iberoamericana, y Patricia es licenciada en Biología por la UAM Iztapalapa. ¿Eso pesará o no a la hora de que los miembros de la Junta de Gobierno valoren a las aspirantes? Ya lo veremos…Los dados mandan Serpiente Doble. Semana complicada.

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