Nda más elocuente que la foto donde el senador Yunes junior recibe su credencial como miembro de Morena.

A sus lados, sus padrinos, sonrientes y felices: Adán Augusto y Noroña, mostrando también sus credenciales. Y de espaldas, evitando que su cara aparezca en la foto, solo aparece su nutrida cabellera negra, Luisa Alcalde, presidenta de Morena.

Una presidenta avergonzada de la credencial que entrega –y sin embargo, entrega.

Horas después, la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, anunció en X que pedía al partido del que fue fundadora, que le retirara la credencial a Yunes junior y que para el efecto estaba enviando el abultado expediente delictuoso del junior y su familia a la dirección del partido. Un abultado expediente donde constan los saqueos de la familia Yunes precisamente al estado de Veracruz.

En tanto en X una encuesta prosperaba. A la pregunta: ¿Debe Morena incorporar a Yunes como miembro? contestaron 3 mil personas en 4 horas. 87% votaron por que no debía.

Y por la noche todas las voces de la prensa de Izquierda ya habían declarado su repudio a la incorporación de Yunes al partido de la Izquierda.

Es decir, Morena acaba de incorporar a un miembro que avergüenza a su presidenta, indigna a sus fundadores y a su prensa afín, y provoca náusea a sus electores usuales.

Suena como una idiotez redonda.

¿Y qué gana Morena en hacerlo?

Morena no gana nada, pierde mucho.

Ya había canjeado el voto de Yunes Junior, que le dio a Morena la mayoría calificada para aprobar la Reforma Judicial, a cambio de no perseguir los delitos del expediente abultado. Ese fue un canje con sentido. Un mal menor (un voto comprado a una figura corrupta) por un bien mucho mayor (reformar el Poder Judicial), pero incorporarlo además a Morena, y así abrirle las puertas para volverse en unos años su candidato a gobernar Veracruz, fue una torpeza gigante.

Quien gana en ello es solo un pequeño grupo. El bando de los corruptos de Morena.

Se trata de políticos expriistas (más sus pocos aliados) que torpes y limitados, simplemente no creen que Morena es un proyecto de país. Son los mismos que fueron incorporados al partido por Andrés Manuel en la Etapa de la Incorporación Indiscriminada.

Fue así.

Andrés Manuel pensó que para poder aplicar el proyecto de la Izquierda, Morena debía antes adueñarse de la mayoría de las instituciones nacionales. Así que abrió las puertas del partido para que entraran a él todos los que quisiesen, indiscriminadamente. El PRI y el PAN se vaciaron, y en efecto Morena se fue volviendo paulatinamente el partido hegemónico –pero el costo ha sido ese grupúsculo en su interior de corruptos.

Hoy los pulcros al interior del partido –los fundadores, los cuadros jóvenes mejor preparados y una gran mayoría de la militancia– proponen que ya lograda hegemonía de Morena, la Etapa de Incorporación Indiscriminada concluya, y el movimiento pase a una Etapa de Pulcritud, en la que la burocracia se vuelva disciplinada y pulcra, de forma que pueda ejecutar el proyecto de Izquierda en los hechos.

Saben los pulcros, como sabe cualquier economista, que ejecutar un proyecto de nación no admite las deviaciones y extracciones que implica la corrupción. No se puede construir un buen tren con funcionarios que se roban el dinero de los rieles buenos y ponen rieles chuecos: el tren se descarrila.

Así las cosas, en Morena: la minoría de corruptos contra la mayoría de los pulcros se disputan quién decidirá el rumbo de Morena.

Supuestamente en lo inmediato lo decidirá el Consejo de Honor y Justicia del partido: admitirá o rechazará a Yunes como correligionario.

Mentira. Hasta hoy ese Consejo ha sido una mampara para no dejar ver a quién de verdad decide en Morena lo importante.

En el pasado reciente decidió Andrés Manuel. Hoy decidirá la presidenta Claudia Sheinbaum, la actual líder moral de la Izquierda, si ella así quiere.

La biografía de Claudia, en la que no hay una sola sombra de corrupción, y su método técnico y disciplinado de gobernar, hacen pensar que se decantaría por inaugurar la Etapa de la Pulcritud.

Lo que no es seguro es si lo hará ahora, tomando al caso Yunes como símbolo. O tal vez lo haga más tarde.

¿O acaso nunca lo hará? Acaso permita que los corruptos crezcan y se apoderen del alma y la estampa del partido.

Los electores usuales de la Izquierda observamos con inquietud.

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.

Comentarios